Como todos los años la Asociación de editores de poesía (A.E.P.) emite un listado de libros recomendados para su lectura. Son libros que conviene leer porque son una selección de los editores. Es una ocasión única para estar en la actualidad de la poesía.
1º Un año y tres meses, de Luis García Montero, Ed. Tusquets
2º Notas a pie de página, de Julián Borao. Ed. Vitruvio
3º Los espejos nocturnos, de Ángel Antonio Herrera. Ed. Akal
4º Incursiones en territorio hostil, de Carlos Jover. Ed. Rilke
5º Ayer es mañana, de José Elgarresta. Ed. Vitruvio
6º Perfil perdido, de Guillermo Carnero. Ed.Visor
7º Exequias castellanas, de José Carlos Turrado. Ed. Poesía eres tú
8º Escalando el muro, de Javier Olalde. Ed. Vitruvio
9º Animal de invierno, de Ricardo Ruiz. Ed. Ars poética
10º La aguja incandescente, de Amalia Martínez Muñoz. Ed. Visor
11º El sueño cumplido, de Eloy Sánchez Rosillo. Ed, Tusquets
12º Dios en mis poemas, de Javier Peñas Navarro. Ed, Rilke.
Como todos los años la Asociación de editores de poesía (A.E.P.) emite un listado de libros recomendados para su lectura. Son libros que conviene leer porque son una selección de los editores. Es una ocasión única para estar en la actualidad de la poesía. Además, este año ha sido el ganador del premio de la Asociación de editores de poesía el libro “Stop” de la poeta Blanca Sarasua.
1.- La rama verde, de Eloy Sánchez Rosillo
Ed. Tusquets
2.- Ruido de ángeles, de Julio González Alonso
Ed. Vitruvio
3.- El pez rojo que nada en el pecho, de Gioconda Belli
Como todos los años la Asociación de editores de poesía (A.E.P.) emite un listado de libros recomendados para su lectura. Son libros que conviene leer porque son una selección de los editores. Es una ocasión única para estar en la actualidad de la poesía. Además, este año ha sido el ganador del premio de la Asociación de editores de poesía el libro Memoria de silencios del poeta Víctor Urrutia.
Ya la sombra, es un libro excelso, de profunda meditación, palabras que sopesan el tiempo y nuestro fluir, esa realidad que condensa espejismos y que nos facilita una forma más o menos ordenada para vivir.
La sombra es siempre contraria a la luz, enemiga perpetua de nuestras convicciones, como si no tuviéramos nada, como si el pasado fuera una nebulosa sin fin que además extiende sus garras en esa necesidad por vernos y encontrarnos entre “lo que fuimos” y lo que hoy “somos”.
El autor, Felipe Benítez Reyes, es consciente de su viaje y sus afirmaciones no se andan con remilgos ante lo que es una evidencia, quizás pasajera también.
Los sentimientos se modulan con el tiempo, toman otro color, otro sentir, una extrañeza que obliga y agota la existencia.
Hay un tono melancólico pero valiente en estos versos que ansía una verdad perturbadora.
Somos seres que el tiempo lleva a su capricho gobernado por ese misterio que nos lleva en fuga: el azar.
Como gaditano, afín a su tierra, me siento identificado con esas noches que enfrenta el poeta, con la cercanía del mar, el viento, sus antiguas leyendas.
Todo huye y se desvanece, irremediablemente.
Ya la sombra es un libro que incluso desde lo cotidiano y con una absoluta maestría nos devuelve a la vida vivida, a un pasado que fue y deambula en la memoria con tintes de ficción.
Versos llenos de símbolos e imágenes que ahondan en personajes de a pie que tiemblan y sueñan y que recrean falsas expectativas, ilusiones rotas, deseos por cumplir.
Felipe, a través de su poemario, sentencia lo irreparable dejando un sentimiento de vacío, una crudeza que hostiga a la esperanza.
La fugacidad del tiempo, el hastío de vivir y la nostalgia de un tiempo pasado que dota a los sentimientos de una definición más justa y precisa, quizás más imprecisa tras el viaje y ese agotamiento que conlleva la toma de conciencia.
Pasado, presente y futuro, esos tres caballeros, ponen en jaque la fórmula cartesiana; quizás el pensamiento sea solo tiempo, fuga y nuestra realidad sea un angosto cajón donde cabe y se prodiga la memoria.
La memoria como narradora, como eje central que une los tiempos y los ordena y esa extrañeza de no sentirnos reconocibles de lo que fuimos y somos y ese futuro que también asoma y apenas inquieta, diría, al poeta.
Benítez Reyes admite el tránsito pero al mismo tiempo lo interroga, cuestiona su utilidad, reafirma nuestra fuga. Y lo hace con profunda nostalgia, esa infancia, esa juventud que se presume casi irreal, evanescente en la memoria.
Para un adolescente, poco avezado en la vida, probablemente un poemario pesimista. Pero para algunos, como yo, que también hemos triturado parte de ese tiempo, esa irrealidad que conforma lo vivido y que se procura cierto confort en la memoria, Ya la sombra es un ejercicio lírico de lucidez y plena conciencia, madurez exquisita de un poeta al que el tiempo también le niega lo que no se sostiene en su memoria.
Sibilario es un libro que nos transporta en el tiempo.
Un tiempo que toma raíz primera en la infancia y que transcurre, como bien destacó su jurado, (Premio Alegría 2018, Ayuntamiento de Santander), por un paisaje que entronca claramente con la cultura clásica, bíblica y moderna.
La autora, Ana Sofía Pérez-Bustamante, a través de la evocación de las sibilas (mujeres ancianas que en la antigua Roma y Grecia se les atribuía la facultad de predecir el futuro) o la de personajes representativos del cristianismo (Eva, Adán, Noé, David y Goliat, etc.), medita sobre la finitud de nuestro tiempo, el transcurso de la vida como filón de oro y la necesidad de reinventarnos como ejercicio de supervivencia y también vitalista para exprimir ese jugo que es la vida.
Pueden cambiar los escenarios pero la jauría, la humana, sigue siendo jauría.
Quizás las sibilas, tal como se suponía en la antigüedad, vivieran aisladas, en lugares difícilmente accesibles cerca del murmullo de los ríos, o tal como las representó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, con esa prodigiosa fuerza de los cuerpos, casi colosales y plegadas siempre al don de la sabiduría.
Lo cierto es que Sibilario no es un poemario que se esconda, no está alejado de un ejercicio de madurez y transparencia poética, es más, Pérez-Bustamante viaja desde su niñez haciendo acopio de todas sus fuerzas, resignada al vivir que la agota pero también la vive, a la cadencia hermosa de sus días como profesora de literatura y ligada a esa especial tarea de forjar el carácter de aquellos que educa.
No deja este libro de reprochar en alto esa realidad de los cuerpos que se emborronan, la piel más flácida, menos tersa, y ese amor deseado, la mujer que besa e inspira, en este caso, tan dulcemente, su nota de erotismo.
La vida que prosigue entre rutinas y meditaciones y esa aceptación existencial que nos lleva a una cierta resiliencia.
La madre, eje primario de la vida, espejo de su fe y de tanta hermosura (no en vano, expresado en su dedicatoria), el mar que somos en nuestros silencios, esa tempestad, esa furia, mitigar el dolor desde el dolor y con amor alumbrar nuestras ausencias.
Ana sabe perfectamente lo que duele, lo que arrasa. Y la contemplación en los espejos nos devuelve una imagen que no reconocemos. Morir y renacer es una constante lucha.
Por eso, la niña vuelve a reencontrarse con ella, y con ella lo mejor de sí, el mar, la memoria viva, los impulsos del corazón y esa huida del olvido.
En ese sentido, Sibilario cierra el círculo dando al amor el juicio de sus días, el arrebato al tiempo y una conciencia plena y esperanzadora.
Largo silencio editorial el que ha venido a romper Actores vestidos de calle en la trayectoria de la escritora gallega Luisa Castro (Foz, Lugo, 1966), y no sólo en el ámbito de la poesía: a 2006 se remonta la publicación de su última novela, La segunda mujer (Premio “Biblioteca Breve”), y de 2005 data Amor mi señor, el que hasta ahora era su más reciente poemario. Narradora destacada, con el Premio “Azorín” de 2001 y el “Torrente Ballester” de 2004 también en su haber –y, previamente, finalista del Premio “Herralde” en 1990-, Luisa Castro se había dado a conocer en la poesía muy tempranamente, en 1984 –con Odisea definitiva. Libro póstumo-, para obtener poco más tarde el Premio “Hiperión” –en la primera de sus ediciones- con Los versos del eunuco, de 1986, y el “Rey Juan Carlos” con Los hábitos del artillero, de 1989. En el volumen titulado Señales con una sola bandera quedó reunida toda su poesía que había visto la luz entre 1984 y 1997.
Visor Libros ahora publica este regreso de la autora a la página impresa, y lo primero que llama la atención de Actores vestidos de calle es el radical carácter fragmentario de una obra dividida en cinco segmentos, y a lo largo de la cual van deslizándose, casi de manera imperceptible, algunos motivos conductores fundamentalmente ligados a la mutabilidad de la memoria y a la función del lenguaje. “No te espantes porque los recuerdos vuelvan / a mostrarte su rostro / con otra faz (…) / son ellos que no han perdido / la esperanza de revivir”, leemos en los primeros compases de un libro marcado desde su inicio por el poema en el que se evoca la matanza terrorista de 2004 en Beslán, Osetia del Norte, de modo que la mirada lírica se impregna de un extrañamiento ante la cruel realidad de nuestro mundo, sumido en una peligrosa transformación. Los “actores / vestidos de calle // sin papel” han tomado conciencia de que “lo que no termina, / lo que te persigue / reclamando de ti / lo que no pudiste darle, / lo que no te perdonaste, / eso es lo que sostiene al mundo (…) / ¿Habría en tu equipaje sitio para los recuerdos / con una vida sin tacha?”. De esa íntima asunción de la derrota parte la necesaria revalorización del lenguaje –“No te cuides de las palabras, / sería como morir en vida que no las atendieras”-, y las repetidas evocaciones de la figura materna, generadoras de los momentos de mayor altura y vibración del libro, junto con la muy hermosa página que se inicia con el verso “Para llegar a ser un ángel…”.
El paso del siglo XX al XXI ha traído la consagración definitiva de Juan Carlos Mestre (Villafranca del Bierzo, León, 1957) en el ámbito de las letras hispánicas, con la obtención del Premio Nacional de Poesía en 2009 por La casa roja, y del Premio Nacional de la Crítica en 2012 por La bicicleta del panadero. Reconocido poeta, ensayista y también artista plástico, Mestre se había dado a conocer en 1982 –con Siete poemas escritos junto a la lluvia-, y más aún en 1986 con su muy hermoso trabajo titulado Antífona del otoño en el valle del Bierzo, ganador del Premio Adonáis. Luego, obras como La poesía ha caído en desgracia (Premio “Jaime Gil de Biedma” en 1992) o La tumba de Keats (Premio “Jaén” en 1999) contribuyeron a asentar la reputación del autor como soberano representante de la imaginación poética, capaz de tender un “puente entre la realidad y lo maravilloso, intuición y revelación de otra realidad desde la experiencia del lenguaje”, en palabras de José Enrique Martínez. El sello Calambur, que ha reeditado las tres obras citadas en última instancia, y que publicó las también aludidas La casa roja y La bicicleta del panadero, presenta ahora Museo de la clase obrera, sin duda una de las propuestas más radicales –si no la más radical- de cuantas Mestre haya dado a la imprenta desde el inicio de su trayectoria.
En el texto de introducción al libro, firmado por el director literario de Calambur Poesía, Emilio Torné –y que figura repartido en las solapas de la edición-, leemos lo siguiente: “Lógica subvertida, más no ausencia de lógica (…) Retazos de realidad redibujados en la geometría movediza de la imaginación (…) Prueba de ello es el rechazo de la jerarquía y la estructura tradicionales del poema, lo que deviene en un texto sin centro, sin figuras ni fondos definidos. Los paralelismos llevan así”, añade Emilio Torné, “a la pintura y a la música contemporáneas”. Tan es así que, por momentos, los lectores pueden experimentar la sensación de hallarse ante las páginas más vanguardistas, dislocadas o furiosamente abstractas de El juramento de la pista de frontón, de John Ashbery. Poesía no sólo consciente sino orgullosa de su complejidad –“llevo entre las palabras un reloj desarmado”; “la poesía es una lengua extranjera como el olor del mar en los cuadros podridos de un museo”-, la elección por parte de Juan Carlos Mestre del versículo y del poema en prosa como estructuras formales impulsan la configuración de una galería imaginativa de saturación extrema, donde abundan los hallazgos característicos de la poética del autor –“los matasuegras de nochevieja pasan el invierno con los pies vendados”; “todo cuerpo es la imitación pornográfica de una escultura griega”-. Homero, Elena de Troya, Rimbaud, Stockhausen y Gertrude Stein pueden tener cabida en un mismo texto, sin que ello suponga menoscabo de la preocupación socio-económica y socio-política que da razón de ser al título de la obra. De tal manera, a “la explotación de los subsaharianos en la cabaña de klee” le resulta factible revisar algunos fragmentos de la actualidad con una furiosa mirada y carga críticas: “por la carrera de san jerónimo que conduce al desolladero de osos del kilómetro cero / la destrucción del significante la democracia sin libertad”.
José María Guelbenzu y Luis Antonio de Villena ganadores de los Premios de la Crítica de Madrid de novela y poesía respectivamente
Premios de la Crítica de Madrid 2016: José María Guelbenzu y Luis Antonio de Villena Click To Tweet
Los escritores madrileños José María Guelbenzu y Luis Antonio de Villena han resultado ganadores del Premio de la Crítica de Madrid que otorga la Asociación de escritores y críticos madrileños.
Los poderosos lo quieren todo de José María Guelbenzu es una sátira sobre el poder en nuestra sociedad y las distintas maneras con las que un hombre puede caer en la corrupción y el tráfico de influencias, escrita con ironía, de forma intrépida y sugerente, Los poderosos lo quieren todo es una obra imprescindible para conocer las dos caras de nuestra sociedad. En palabras de Alberto Infante, presidente de la Asociación Madrileña de Escritores y Críticos literarios nos encontramos ante uno de esos libros que nos divierten y al mismo tiempo nos hacen reflexionar sobre nuestro tiempo.
Nacido en Madrid en 1944, Guelbenzu es uno de los escritores actuales con una carrera más solida, extensa y prestigiosa que tenemos. Iniciada en 1967 con Hogar eventual, en su haber tiene títulos fundamentales como La tierra prometida, Un peso en el mundo, La mirada, El esperado, El río de la luna, Esta pared de hielo y algunos de los premios de mayor prestigio como el Premio Biblioteca Breve, el de la Critica, el Plaza y Janés o el Torrente Ballester en 2010. Periodista también de prestigio, ha colaborado en medios como Cuadernos para el diálogo o El País. Es también un destacado autor de novelas policíacas y creador de un personaje ya mítico, la juez Mariana de Marco
Imágenes en fuga de esplendor y tristeza de Luis Antonio de Villena es el mejor libro de un poeta que ha sabido construir una obra original y capaz de buscar siempre nuevas formas de expresión. Libro lleno de nombres, se trata de una magnifica biografía personal, acompañada de fotografías, donde van dejando huella en el lector los símbolos y los personajes que componen la vida de un gran poeta, en palabras de Pablo Méndez, poeta y miembro del jurado, Villena es uno de los autores de los setenta que mejor ha sabido renovarse y encontrar una forma moderna de escribir sobre sus obsesiones y temas de siempre.
Nacido en Madrid en 1951, Luis Antonio de Villena es poeta, novelista y un articulista con muchísimos lectores. Desde su primer libro, publicado en 1971, Villena no ha faltado a la cita con sus seguidores ofreciendo novelas, libros de poesía y ensayos siempre con originalidad, certeza y una forma que ha influido mucho en nuevas generaciones de cantar y evocar a grandes genios de siempre, como Oscar Wilde, Luis Cernuda, Byron, Andre Gide…
Entrevista al escritor Fernando de la Rosa tras publicar un libro Cuentas pendientes con la Editorial Poesía eres tú
Después de Anversos, amor, reversos, el escritor Fernando de la Rosa ha publicado el libro Cuentas pendientes con la Editorial Poesía eres tú.
La Poesía es el arte de convertir un sentimiento propio en una emoción ajena. Click To Tweet
P.- ¿Por qué el título de Cuentas Pendientes?
R.- Desde que asomó la llamada “Crisis Económica Mundial”, que en mi opinión no ha sido más que una burda estafa financiera y un muy elaborado timo del toco-mocho, allá por 2007, no he dejado de vivir, sentir y sufrir toda clase de vejaciones, humillaciones y ofensas, tanto como ciudadano como trabajador, por parte de una clase bancaria avariciosa e insaciable, de un sector empresarial pusilánime y despótico, y sobre todo de una casta política corrupta y cómplice, que se adueñaron del cotarro aprisionando a su propio pueblo con un chantaje demoledor que se limitaba a advertir de que quien no le bailara el agua iría a un limbo concienzudamente descorazonador limitado por las premisas “paro, subsidio y deriva”, por un lado, y “abuso, precariedad y bazofia”, por el otro. Y así nos ha ido y nos va. Sé muy bien de lo que hablo, porque lo sobrevivo cada día, aunque aún no lo he (hemos) superado. Tuve (tuvimos) que tragar, eso está claro. No niego que ha habido mucha resignación, muchísima auto-compasión y demasiada cobardía. Pero en mi caso, ya que no podía esperar ninguna ayuda, me quedaba el consuelo de la Poesía. Me vi en la obligación social, moral y ética de cantar, de escribir, de versificar el denodado esfuerzo, el impertérrito sacrificio y el inmenso coraje de Nosotros, los supervivientes, y al menos dejar constancia, para que jamás caiga en el olvido, de que muchos nos aguantamos pero no nos rendimos ante el totalitarismo, la Ley del Embudo, que nos impusieron dichos codiciosos, miserables y cobardes estamentos, y devolverles la pelota en forma de humildes, severos y decididos versos, para así ajustar cuentas con ellos para la posteridad, con la única, eterna y sagrada arma de la Lírica.
P.- ¿Puede ser la poesía, aparte de un arte, un medio de protesta que sirva para denunciar una situación social?
R.- Tras mi primera respuesta, tengo muy claro que sí. Incluso afirmo modestamente que el Arte (en cualquier manifestación, pero me ciño a la Poesía, que es lo que nos ocupa), es la más sincera y noble venganza contra el desamparo, contra la tiranía. Está muy bien que los poetas nos miremos el ombligo y cantemos lo que subjetivamente nos preocupe o duela. Pero también debemos mirar alrededor: ver, comprender y asimilar lo que le sucede a otros, a la sociedad, al pueblo, al mundo. Porque nosotros formamos parte inherente e indisoluble de ellos. También es nuestra labor dar voz a quien no la tiene, a quien no puede expresar sus necesidades y lamentos. Quizás, es nuestra primordial labor. Tenemos que sentir la vibración de la calle, el palpitar de la gente, su respiración y su desaliento, su grandeza y su miseria, su esperanza y su desesperanza. Nuestra mejor poesía no debe ser la que emana nuestro egoísta corazón, sino la que brota solidariamente de la sangre de los demás. Un poeta que no esté comprometido con la realidad que lo rodea, ni es poeta, ni es artista, ni es nada.
P.- Hay una tendencia en la poesía contemporánea que defiende que se puede hacer poesía actual pero guardando las formas métricas clásicas, ¿eres partidario de esa tendencia?
R.- Muchos poetas anteriores pero muy vigentes emplearon dicha fórmula, ¿por qué no yo?… Estoy convencido de que el lector de poesía, en lo que menos repara, es en la estructura que empleo para soportar mi mensaje. No me cansaré de decirlo: no importa la forma, sino el fondo. Formas tan clásicas como un soneto, un romance o unas cuartetas pueden ser más radicales, rebeldes y contestatarias que un verso libérrimo y vanguardista con un contenido hermético, yermo o huero. Es el filo lo que punza y corta, ya sea cuchillo, espada, lanza o flecha. Si la herramienta está roma…
P.- Entre los poemas que denuncian la situación social encontramos poemas alegóricos y poemas a la tierra. Esto es muy común en los poetas andaluces. ¿Te consideras un poeta andaluz no sólo por nacimiento sino porque te identificas con esta poesía?
R.- En este país gustan mucho las etiquetas. Veamos, mis referentes esenciales son Quevedo, castellano viejo; Miguel Hernández, levantino de corazón universal; Antonio Machado, andaluz peregrino con múltiples raíces; e incluso Edgard Allan Poe, norteamericano de musicalidad eterna… Mi poesía bebe de muchos veneros, y me siento muy orgulloso de todos y cada uno de ellos. Ni puedo ni quiero negar mis orígenes, ni puedo ni quiero renegar de sus virtudes y sus defectos. ¡Naturalmente que soy andaluz! Es mi tierra, mi luz, mi carácter, mi sentimiento. Pero, y lo digo con toda la humildad, me encantaría pasar como un poeta con las únicas fronteras de su obra, simplemente. Los adjetivos, que me los cuelguen tras leer mis versos.
P.- ¿Qué te hubiese gustado contar en un poema pero que todavía no has conseguido expresar, porque aún no has encontrado las palabras adecuadas?
R.- Uffffff… La verdad, para lo que no tengo palabras es para contestar a esta pregunta. Personalmente, me limito a aprender y avanzar con cada verso que compongo. Hoy día escribo poemas que me hubieran resultado inimaginables de concebir y plasmar cuando comencé a tomarme en serio la lírica. Y creo que esto mismo le ha ocurrido, le ocurre y le ocurrirá a cualquiera que se enfrente a un papel en blanco sólo con su imaginación, su capacidad y su estilo. Supongo que sólo el tiempo tiene la respuesta.
P.- ¿Cómo ves el presente y el futuro de la poesía?
R.- La Poesía existirá siempre, como existirá la condición humana. Mientras las personas vivan, sientan, sueñen o piensen, la Poesía estará presente. Los medios para expresarla y divulgarla pueden cambiar y evolucionar, pero eso no importa, y a quien se sienta algo poeta, no debe importarle nunca. La Poesía es el arte de convertir un sentimiento propio en una emoción ajena. No hay ni más, ni menos. O eso es lo que prefiero creer.
P.- ¿Estás escribiendo más poemas después de Cuentas pendientes?
R.- Desde luego. La actualidad y mis emociones continúan dándome mucho juego. Sólo pido poder terminarlos con toda y verdadera convicción, con absoluta dedicación y con la mayor belleza que me sea posible. Amén.
Esto ha sido la entrevista al escritor Fernando de la Rosa tras publicar un libro Cuentas pendientes con la Editorial Poesía eres tú
Entrevista al escritor, poeta Alberto Cuenca Serrano tras publicar un libro de poesía “Mujer tenías que ser” con la Editorial Poesía eres tú. Todos los derechos de autor del libro de poesía “Mujer tenías que ser” pertenecen al escritor, poeta, Alberto Cuenca Serrano que acaba de publicar un libro con la Editorial Poesía eres tú.
Alberto Cuenca Serrano es uno de los poetas más constantes de la literatura, su dilatada trayectoria en muy corto espacio de tiempo nos ha llenado de libros de poesía con un lenguaje muy directo, lleno de metáforas y figuras que nos sumergen en una poesía contemporánea excelsa y llena de virtudes. Momentos del alma, Tal cual me lo susurra mi piel, El amor es lo demás y su último trabajo Mujer tenías que ser.
P.- ¿Por qué el título Mujer tenías que ser?
R.-Quien me conoce sabe que odio los estereotipos, las etiquetas, y todo aquello que bajo el amparo de una frase estigmatiza a lo que le rodea. Yo particularmente creo que lo que se etiqueta es su propia inconsistencia. Por lo tanto en este caso yo sí que muestro el verdadero valor y sentido de la frase, su verdadero significado.
Odio los estereotipos, las etiquetas, y todo aquello que bajo el amparo de una frase estigmatiza a… Click To Tweet
P.-Mujer tenías que ser, es un poemario ilustrado, en el que has colaborado con el fotógrafo Antonio Corral, que además se ha encargado de la maquetación y supervisión de la obra. ¿Cómo ha sido esa colaboración? ¿Qué fueron primero las fotografías o los textos?
R.-La colaboración resultó ser un compendio de buenos ratos, entre dos personas que aman, respetan, y valoran a la mujer en sí. Es fácil ponerse de acuerdo con personas inteligentes, creativas, y comprometidas, como es el caso de Antonio.
Curiosamente tengo que decir que el primer planteamiento fue el de tener primero todas las fotografías y luego hacer los poemas, pero luego resultó ser otro reto apasionante imaginarme como iba a ser la propia foto en sí (que yo ya tenía en mi mente), y empezar primero por los textos. Ya se sabe que a veces los tiempos cuando se trabaja en común no coinciden, pero se adaptan si hay voluntad por ambas partes.
La colaboración resultó ser un compendio de buenos ratos, entre dos personas que aman, respetan, y… Click To Tweet
P.- ¿Por qué este homenaje a la mujer? ¿Qué tiene la mujer que la hace tan especial?
R.-Hace poco en una entrevista de radio lo resumía en una frase muy explícita; quería hacer un “homenaje al ser humano que me trajo al mundo, y al ser humano que ha transformado mi vida” yo creo que no hace falta añadir mucho más.
homenaje al ser humano que me trajo al mundo, y al ser humano que ha transformado mi vida Click To Tweet
P.-¿Quiénes han sido los modelos de las fotografías y de los poemas? ¿Os ha costado que colaborasen para el libro?
R.-Las modelos han sido todas mujeres encantadoras, de nuestro entorno más cercano, y dispuestas a colaborar desde el primer momento en que se lo ofrecimos. Mujeres muy reales, que nos han ofrecido su aspecto más natural, cotidiano, y que reflejan una faceta que resalta en ellas, y que para mí las hace únicas. La verdad es que nos costó muy poco que colaborasen, y yo se lo agradezco infinitamente de la mejor manera que sé: con mis palabras y mis poemas.
Mujeres muy reales, que nos han ofrecido su aspecto más natural, cotidiano, y que reflejan una… Click To Tweet
P.-¿Cómo está reaccionando el público ante este trabajo?
R.-Muy bien, respetando, comprendiendo y valorando el proyecto. Yo como siempre digo aporto otro pequeño legado que en este caso es un homenaje desde mi corazón al propio papel donde lo expongo con mis letras.
Homenaje desde mi corazón al propio papel donde lo expongo con mis letras Click To Tweet
P.-La poesía es un género difícil, al que parece que tímidamente cada vez se está acercando más gente. ¿Cómo ves estos nuevos movimientos que parecen virales? ¿Crees que es necesario innovar en la poesía para atraer a más público?
R.-Creo que poco a poco la poesía se está acercando un poco más a la gente porque refleja y muestra un mundo que el lector interpreta como suyo, y en el que se ve partícipe en muchas de sus expresiones. Esa es la manera de llegar a la gente, escribir no sólo para uno mismo, sino para ser comprendido y reivindicar a su vez el protagonismo de aquellos que no lo encuentran en otros géneros.
Pienso que innovar siempre es positivo, y nos acerca más a los propios tiempos en los que nos movemos, sin olvidar por supuesto de dónde venimos y lanzar algún guiño de vez en cuando.
la poesía refleja y muestra un mundo que el lector interpreta como suyo Click To Tweet
P.-¿Qué te motiva a escribir?
R.-Mientras me motive vivir, me motivará escribir, mi piel se expresa con palabras, y mis poemas son la patria de todas ellas.
Mi piel se expresa con palabras, y mis poemas son la patria de todas ellas Click To Tweet
P.- ¿Has seguido escribiendo después de Mujer tenías que ser?
R.-Siempre, y espero que la vida me regale nuevas sorpresas, y que las pueda compartir en un futuro con la gente que se sienta identificada con mi poesía.
Esto ha sido la entrevista al escritor, poeta Alberto Cuenca Serrano tras publicar un libro de poesía “Mujer tenías que ser” con la Editorial Poesía eres tú. Todos los derechos de autor del libro de poesía “Mujer tenías que ser” pertenecen al escritor, poeta, Alberto Cuenca Serrano que acaba de publicar un libro con la Editorial Poesía eres tú.