Reseñas
Los 12 mejores libros del año 2020
Los 12 mejores libros del año 2020
Como todos los años la Asociación de editores de poesía (A.E.P.) emite un listado de libros recomendados para su lectura. Son libros que conviene leer porque son una selección de los editores. Es una ocasión única para estar en la actualidad de la poesía. Además, este año ha sido el ganador del premio de la Asociación de editores de poesía el libro “Stop” de la poeta Blanca Sarasua.
1.- La rama verde, de Eloy Sánchez Rosillo
Ed. Tusquets
2.- Ruido de ángeles, de Julio González Alonso
Ed. Vitruvio
3.- El pez rojo que nada en el pecho, de Gioconda Belli
Ed. Visor
4.- Los días eternos, de María Elena Higueruelo
Ed. Rialp
5.- Error 404, de Begoña M. Rueda
Ed. Visor
6.- Palabra tuya, de Manuel Emilio Castillo
Ed. Vitruvio
7.- Gavieras, de Aurora Luque
Ed. Visor
8.- La curación del mundo, de Fernando Beltrán
Ed. Hiperión
9.- La Belleza del fracaso, de Daniel Viñambres
Ed. Rilke.
10.- Retratos de un suspiro, de Alberto Lendínez
Ed. Poesía eres tú
11. Lo que no se ve, de Jesús Montiel
Ed. Pre-textos
12.- Quemadura, de Jorge Camacho
Ed. Vitruvio
Los 12 mejores libros de poesía del año 2019
Como todos los años la Asociación de editores de poesía (A.E.P.) emite un listado de libros recomendados para su lectura. Son libros que conviene leer porque son una selección de los editores. Es una ocasión única para estar en la actualidad de la poesía. Además, este año ha sido el ganador del premio de la Asociación de editores de poesía el libro Memoria de silencios del poeta Víctor Urrutia.
1.- STOP. Blanca Sarasua. Ediciones Vitruvio
EAN: 9788412073706
COLECCIÓN: BAÑOS DEL CARMEN
IDIOMA: CASTELLANO
PVP 11,44
Pag.92
2.- HE HEREDADO UN NOGAL SOBRE LA TUMBA DE LOS REYES, de Basilio Sánchez. Ed. Visor
EAN: 9788498953619
COLECCIÓN: NARRATIVA VISOR
IDIOMA: CASTELLANO
Pags. 80
PVP 12
3.- INTERMITENCIAS, de Miguel Ángel Baamonde. Ed. Rilke
EAN: 9788494933912
COLECCIÓN: POESIA
IDIOMA: CASTELLANO
PVP 12
Pags.134
4.- LIBRO DE LA CONFUSIÓN, de Francisco Ferrer Lerín. Ed. Tusquets
EAN: 9788490667309
COLECCIÓN: MARGINALES
IDIOMA: CASTELLANO
P.V.P. 13 Euros
Pags.96
5.- LA CÁMARA TE QUIERE, de Pablo García Casado. Ed. Visor
EAN: 9788498953794
COLECCIÓN: COLECCION VISOR DE POESIA
IDIOMA: CASTELLANO
PVP: 12 EUR
Pags.-80
6.- NO RIMAS. David Martínez López de Silanes. Ed. PET
EAN: 9788417754051
COLECCIÓN: POESIA ERES TU
IDIOMA: CASTELLANO
Pag.- 92
PVP.- 12
7.- BELLO ES EL RIESGO, de Marcela Duque. Ed. Rialp
EAN: 9788432150722
COLECCIÓN: ADONAIS
IDIOMA: CASTELLANO
PVP 12
Pags. 68
8.- EL MONOPOLIO DE LOS ÁRBOLES, de Rosa Estremera. Ed. Vitruvio
EAN: 9788412025569
COLECCIÓN: BAÑOS DEL CARMEN
IDIOMA: CASTELLANO
PVP.- 10,98
Pag.92
9.- JARDÍN GULBENKIAN, de Juan Antonio González Iglesias. Ed. Visor
EAN: 9788498953862
COLECCIÓN: VISOR POESIA
IDIOMA: CASTELLANO
PVP 12 EUR
Pag. 74
10.- MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS, de Jesús García Moreno. Ed. Rilke.
EAN: 9788494656095
COLECCIÓN: POESIA
IDIOMA: CASTELLANO
PVP 12 EUR
Pag. 114
11.- POP, de Zuri Negrín. Ed. Pretextos
EAN: 9788417830786
COLECCIÓN: POESIA
IDIOMA: CASTELLANO
PVP 18
Pag.140
12.- ¿QUIÉN LEERÁ ESTO? de José Félix Olla. Ed. Vitruvio
EAN: 9788412063066
COLECCIÓN: POESIA
IDIOMA: CASTELLANO
PVP
Pag.78

YA LA SOMBRA
YA LA SOMBRA
RESEÑA DE JUAN ANTONIO MOTA NAVARRO
Ya la sombra, es un libro excelso, de profunda meditación, palabras que sopesan el tiempo y nuestro fluir, esa realidad que condensa espejismos y que nos facilita una forma más o menos ordenada para vivir.
La sombra es siempre contraria a la luz, enemiga perpetua de nuestras convicciones, como si no tuviéramos nada, como si el pasado fuera una nebulosa sin fin que además extiende sus garras en esa necesidad por vernos y encontrarnos entre “lo que fuimos” y lo que hoy “somos”.
El autor, Felipe Benítez Reyes, es consciente de su viaje y sus afirmaciones no se andan con remilgos ante lo que es una evidencia, quizás pasajera también.
Los sentimientos se modulan con el tiempo, toman otro color, otro sentir, una extrañeza que obliga y agota la existencia.
Hay un tono melancólico pero valiente en estos versos que ansía una verdad perturbadora.
Somos seres que el tiempo lleva a su capricho gobernado por ese misterio que nos lleva en fuga: el azar.
Como gaditano, afín a su tierra, me siento identificado con esas noches que enfrenta el poeta, con la cercanía del mar, el viento, sus antiguas leyendas.
Todo huye y se desvanece, irremediablemente.
Ya la sombra es un libro que incluso desde lo cotidiano y con una absoluta maestría nos devuelve a la vida vivida, a un pasado que fue y deambula en la memoria con tintes de ficción.
Versos llenos de símbolos e imágenes que ahondan en personajes de a pie que tiemblan y sueñan y que recrean falsas expectativas, ilusiones rotas, deseos por cumplir.
Felipe, a través de su poemario, sentencia lo irreparable dejando un sentimiento de vacío, una crudeza que hostiga a la esperanza.
La fugacidad del tiempo, el hastío de vivir y la nostalgia de un tiempo pasado que dota a los sentimientos de una definición más justa y precisa, quizás más imprecisa tras el viaje y ese agotamiento que conlleva la toma de conciencia.
Pasado, presente y futuro, esos tres caballeros, ponen en jaque la fórmula cartesiana; quizás el pensamiento sea solo tiempo, fuga y nuestra realidad sea un angosto cajón donde cabe y se prodiga la memoria.
La memoria como narradora, como eje central que une los tiempos y los ordena y esa extrañeza de no sentirnos reconocibles de lo que fuimos y somos y ese futuro que también asoma y apenas inquieta, diría, al poeta.
Benítez Reyes admite el tránsito pero al mismo tiempo lo interroga, cuestiona su utilidad, reafirma nuestra fuga. Y lo hace con profunda nostalgia, esa infancia, esa juventud que se presume casi irreal, evanescente en la memoria.
Para un adolescente, poco avezado en la vida, probablemente un poemario pesimista. Pero para algunos, como yo, que también hemos triturado parte de ese tiempo, esa irrealidad que conforma lo vivido y que se procura cierto confort en la memoria, Ya la sombra es un ejercicio lírico de lucidez y plena conciencia, madurez exquisita de un poeta al que el tiempo también le niega lo que no se sostiene en su memoria.

SIBILARIO
SIBILARIO
RESEÑA DE JUAN ANTONIO MOTA NAVARRO
Un tiempo que toma raíz primera en la infancia y que transcurre, como bien destacó su jurado, (Premio Alegría 2018, Ayuntamiento de Santander), por un paisaje que entronca claramente con la cultura clásica, bíblica y moderna.
La autora, Ana Sofía Pérez-Bustamante, a través de la evocación de las sibilas (mujeres ancianas que en la antigua Roma y Grecia se les atribuía la facultad de predecir el futuro) o la de personajes representativos del cristianismo (Eva, Adán, Noé, David y Goliat, etc.), medita sobre la finitud de nuestro tiempo, el transcurso de la vida como filón de oro y la necesidad de reinventarnos como ejercicio de supervivencia y también vitalista para exprimir ese jugo que es la vida.
Pueden cambiar los escenarios pero la jauría, la humana, sigue siendo jauría.
Quizás las sibilas, tal como se suponía en la antigüedad, vivieran aisladas, en lugares difícilmente accesibles cerca del murmullo de los ríos, o tal como las representó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, con esa prodigiosa fuerza de los cuerpos, casi colosales y plegadas siempre al don de la sabiduría.
Lo cierto es que Sibilario no es un poemario que se esconda, no está alejado de un ejercicio de madurez y transparencia poética, es más, Pérez-Bustamante viaja desde su niñez haciendo acopio de todas sus fuerzas, resignada al vivir que la agota pero también la vive, a la cadencia hermosa de sus días como profesora de literatura y ligada a esa especial tarea de forjar el carácter de aquellos que educa.
No deja este libro de reprochar en alto esa realidad de los cuerpos que se emborronan, la piel más flácida, menos tersa, y ese amor deseado, la mujer que besa e inspira, en este caso, tan dulcemente, su nota de erotismo.
La vida que prosigue entre rutinas y meditaciones y esa aceptación existencial que nos lleva a una cierta resiliencia.
La madre, eje primario de la vida, espejo de su fe y de tanta hermosura (no en vano, expresado en su dedicatoria), el mar que somos en nuestros silencios, esa tempestad, esa furia, mitigar el dolor desde el dolor y con amor alumbrar nuestras ausencias.
Ana sabe perfectamente lo que duele, lo que arrasa. Y la contemplación en los espejos nos devuelve una imagen que no reconocemos. Morir y renacer es una constante lucha.
Por eso, la niña vuelve a reencontrarse con ella, y con ella lo mejor de sí, el mar, la memoria viva, los impulsos del corazón y esa huida del olvido.
En ese sentido, Sibilario cierra el círculo dando al amor el juicio de sus días, el arrebato al tiempo y una conciencia plena y esperanzadora.

RETIRADA
de Pureza Canelo.
Editorial Pre-Textos, Colección Poesía, nº 1.521.
64 páginas.
“Retirada nació sin brújula. Iban a ser unas líneas que no vería publicadas, lo que no se ha cumplido.” Y abundando aún más en la naturaleza de la obra, en su esclarecedor texto de arranque podemos leer igualmente: “Qué será Retirada. Un volver sobre lo vivido y lo escrito hincada en el adiós, sin pena ni gloria. Contarlo: he estado aquí, compartí sufrimiento, no superé lo desabrido de la especie humana mordiéndose y ajustando sus horribles cuentas, ni mi pertenencia a ella contribuyó a mejorarla”. Así, con tal amargura, lo escribe la poeta extremeña Pureza Canelo (Moraleja, Cáceres, 1946) en su nuevo libro publicado por el sello Pre-Textos, efectivamente titulado Retirada. Premio Adonáis en 1970 por Lugar común, Pureza Canelo ha trazado un sólido itinerario en el universo de la literatura: académica de número de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, su obra poética ha merecido la Medalla de Extremadura y reconocimientos tales como el Premio “Juan Ramón Jiménez” de 1980, el “Ciudad de Salamanca” de 1998, el “Francisco de Quevedo” de la Villa de Madrid en 2009 o el “Ciudad de Torrevieja” en 2010. Entre sus libros destacan Celda verde (1971), Habitable (Primera poética) (1979), Tendido verso (Segunda poética) (1986), Pasión inédita (1990), Moraleja (1995), No escribir (1999), Dulce nadie (2008) o A todo lo no amado (2011). Como gestora cultural, desde 1999 es directora gerente de la Fundación Gerardo Diego.
Un sentimiento tangible de frustración e impotencia recorre las cuarenta y seis reflexiones líricas, los cuarenta y seis poemas en prosa que conforman Retirada. Pese a la “esencialidad”, la “claridad” y la “profundidad”, declaradas premisas de la escritura, y de una luminosa “consigna” –“de la vida a la palabra, de la palabra a la vida”-, la relación entre existencia y lenguaje ha de ofrecer un saldo forzosamente negativo, dada la incapacidad del hecho textual para acotar un territorio de verdadera salvación –“El poema, abismo de sí, no termina ni comienza”-. Escribe Pureza Canelo que la poesía “pierde batallas”, para añadir casi de inmediato: “…la mía no puede más”. Por el camino, cierta revelación compartida con Clara Janés o un genuino homenaje a las indagaciones líricas de Juan Ramón Jiménez –“Brocales de luz hacia el centro de la tierra. Como para atrevernos el resto”- figuran en el haber de un libro austero en su expresión, cerebral más que meditativo, que alguna vez vislumbra la esperanza –“En retirada creceré, lejos de los años perdedores”- pero abocado al vértigo irremediablemente –“Retirada, ¿a dónde?”-.

LOS DÍAS QUE NO QUEREMOS
de Miguel Rollón.
Valparaíso Ediciones, Colección de Poesía, nº 138.
84 páginas.
Los días que no queremos es la esperada ópera prima de Miguel Rollón (Navatalgordo, Ávila, 1963), abogado y funcionario de la administración local, pero sobre todo una presencia conocida y reconocida en el ámbito de la gestión y dinamización cultural madrileña. También actor y autor de canciones de género “pop-rock” para grupos españoles y alemanes, la aparición de su primer libro –en la colección de poesía del granadino sello Valparaíso- supone la feliz decantación de una serie de intuiciones artísticas; logrado fruto que, haciendo gala de un fuerte sentido generacional, no vacila en repasar algunos temas universales como la conciencia del paso del tiempo, la pérdida, la muerte o el amor.
“Quizás soy una puerta / que no se debe abrir”, confiesa el sujeto poético de Los días que no queremos. Pero ni la ansiedad –“dolor que nada sabe de palabras”- ni la melancolía –a la que, “de noche”, “da miedo llamar (…)”- disuade a esta voz lírica de cumplirse en su sino: “No entiendo la vida / sin pararme, detenerme”. Detenerse, por supuesto y a fin de cuentas, en la clarividencia posible de lo verbal, sabiendo que “escribir es aprender a perder”, y más todavía que “cada palabra significa / un pacto de verdad, / una apuesta sagrada / por no mentirle al mundo”. Para no mentir, pues, Miguel Rollón construye un poemario profundamente emocional, lo que no excluye la gran precisión, en su brevedad, de textos como “Bando municipal” o “Imaginé”. “Madre” o “Mujeres” aportan una conmovedora exploración del universo femenino, mientras que el sentimiento amoroso aflora aquí o allá deparando momentos tan inspirados como “¿Qué estamos haciendo aquí?”, donde se canta su posibilidad dolorosa al no ser correspondido. Y cabe subrayar nuevamente la explícita conciencia generacional de la que el sujeto poético nos hace partícipes, no sólo en lo que se refiere a “la década de la transgresión”, al fresco de los años 80 propuesto sin ambages –“Mi generación fue la de una pandilla / de chicos de asfalto”-, sino también al éxodo, el desarraigo y la derrota, con un homenaje final a los emigrantes españoles de posguerra desde la perspectiva de sus hijos, de los niños de entonces.

…Y AHORA SOMOS TRES
de Luis Miguel Sanmartín.
Editorial Poesía eres tú. Colección “Poesía eres tú”.
126 páginas.
Con una reflexión poética sobre la necesidad de amar y el temor a la soledad, sobre la imposibilidad del amor y, sin embargo, su incesante persecución por parte del corazón humano a lo largo de la vida, ha debutado en el universo de las letras el escritor oriundo de la Comunidad Valenciana, y con estudios de Psicología en la capital del Turia, Luis Miguel Sanmartín (Alicante, 1967). Su primer poemario, …Y ahora somos tres, ha sido descrito por la profesora Cristina Sarrió como “un tesoro fresco, vivo y desinhibido”, donde puede encontrarse “vida expresada de una manera precisa, rítmica y musical”. “Con palabras muy pensadas y dispuestas a resonar”, añade, “el autor convierte en versos múltiples sentimientos, mostrándonos aparentes contradicciones preciosas que sacuden por dentro”.
…Y ahora somos tres destaca por su acertado manejo del lenguaje, que logra ser rico y exacto al mismo tiempo: “…cada vez que mi boca / deja de ser galápago / rememoro el silencio de la brisa / el nudo y el patíbulo / son contigo la aurora (…) / hoy escribo un poema / ahora que no existo / ahora que soy un sueño que sueña tu nombre / ahora que la extinta llama / es una pecera”. El autor pone la imaginación al servicio de la emoción lírica, y así cuaja poemas tan dignos de mención como “La noche” –“…la noche es una máscara sin labios / una mueca del tiempo”-, alcanzando momentos de un diáfano temblor que deja huella –“la sencillez de lluvia de tus manos / silenciando crepúsculos y aceras”-. La declaración por parte del sujeto poético de que el amor “es imposible” no aborta una apelación consciente a quien se ama –“asoma mi dolor ve decidiéndote”- ni, por supuesto, le ciega el camino a las seguras recurrencias, a los futuros hechizos que irán decantando al amor como la sana ambición incólume que es: “sea tiempo de poetas / de versos soñadores // venzan éstos la muerte / y reanude el amor / su ciclo prodigioso”.

CONCIERTO PARA VIOLÍN Y CUERPO ROTO
CONCIERTO PARA VIOLÍN Y CUERPO ROTO,
de Ana Isabel Conejo.
Ediciones Hiperión, Colección Poesía, nº 735.
72 páginas.
Concierto para violín y cuerpo roto no es tanto una reflexión lírica sobre la enfermedad como un lamento, que vira paulatinamente hacia la senda del canto imbuido de esperanza, en torno al drástico fin de una ilusoria conciencia de invulnerabilidad, y todo ello a través de la experiencia de un cáncer de mama vivido en primera persona. El libro supone el regreso a la poesía de Ana Isabel Conejo (Tarrasa, Barcelona, 1970), tras la publicación de obras como Vidrios, vasos, luz, tardes (2004), Grises (2004), Atlas (2005), Rostros (2007) o Zapatos de cristal (2008), y la obtención de destacados galardones como el Premio “Ojo Crítico”, el Premio “Hiperión” o un accésit del Premio Adonáis. Conejo –traductora también- ha venido desarrollando, paralelamente, y bajo el nombre de Ana Alonso, una amplia faceta de narradora para público juvenil, en colaboración con Javier Pelegrín en numerosas ocasiones; labor que igualmente se ha visto reconocida gracias a premios como el “Barco de Vapor”, el “Anaya” o una distinción “White Raven”.
A la manera de la forma musical del concierto, el nuevo poemario de la autora se halla dividido en tres tramos –de hecho, los tres respectivamente se denominan “Primer movimiento”, “Segundo movimiento” y “Tercer movimiento”, sin ambages ni circunloquios-; secciones a las que se añade un epílogo denominado “Coda”, para proseguir el juego –restringido, en cualquier caso- con la terminología musical. Incluso dicha “Coda” toma la forma de canto, si bien más breve que los movimientos anteriores, de una considerable longitud y de un notable acierto a la hora de ver sostenida la doble tensión entrelazada de lirismo y discurso –las secciones segunda y tercera destacan por su lograda estructuración, frente a la más torrencial primera-. La espeluznante valentía de tantos y tantos pasajes de Concierto para violín y cuerpo roto justifican la apelación directa de su impactante inicio (“Eh, tú, no apartes la mirada. / Tengo la noche pintada en el reverso de mi cuerpo”) y conducen, en primera instancia, a la asunción de “un presente de miedo y de sabiduría” donde el cuerpo “ya siempre será grito”. Pero esa sabiduría va decantando en el sujeto poético una nueva identidad, como persona y como mujer, en la que llegan a latir ecos de la obra de Miguel Hernández: “Porque se puede ser de otra manera, / ser carne rota, / sellar lo abierto que supura / savia o sangre, / y continuar creciendo como el árbol / cuando le quitan sus mejores ramas, / con más fuerza, / paciente, / hundiendo más profundas las raíces”. Vida pese al dolor, presente depurado de miedo, amor que reinventa idiomas y territorios, y una esperanza cifrada en el poder del canto se alían en el devenir de una fecunda catarsis; también en sus momentos de alta pausa (“Me quedo quieta a veces, / escucho muy atenta / el murmullo del agua. / Sé adónde va. / Sé adónde voy. / Pero no todavía.”).

LA VOZ DE LOS CALLADOS
de Martín Paredes Aparicio.
Editorial Poesía eres tú. Colección “Poesía eres tú”.
80 páginas.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Jaén, Martín Paredes Aparicio (Jaén, 1975) es una voz emergente en el actual panorama de las letras andaluzas. Textos suyos han aparecido tanto en antologías como en revistas digitales, y 2016 fue el año en que, además de alzarse con el Premio “Cofrade”, organizado por Diario Jaén, pudo ver editado un primer poemario de su autoría, Versos de Vida y Alma. Ahora sale al encuentro de los lectores un segundo libro, La voz de los callados, que ha confirmado plenamente las impresiones generadas en torno a su primera publicación. Según ha dejado escrito Luis Antonio González Torres, “el lector de la poesía de Martín Paredes se ve inmerso en un camino donde divisa claramente unos paisajes perfilados y reconocibles. Con un lenguaje directo y sencillo, sin ser contrario a la elegancia (…) El poeta realiza auténticos malabares con el tiempo, apremiándonos a veces, deteniéndonos otras en seco”.
El trabajo literario de Martín Paredes Aparicio, más aún en una obra como La voz de los callados, pone el acento en la inquietud cívica que viene a recordarnos una premisa ética fundamental, amén de ciertamente fecunda: que el ser humano es un ser social. Y de ahí la mirada al desvalido o al indigente –“Agazapado en tu banco. Solo con un litro que calma la sed de tu alma (…) / Ser invisible es tu destino. / La plaza en la que descansas es un cuadro que nadie mira”-, y también a realidades más excepcionales, aparentemente menos cercanas y cotidianas pero de terrible frecuencia y gravedad, como el drama de los refugiados –en este caso, la situación que afecta a los desplazados de Siria-. De cualquier modo, la poesía de Martín Paredes no se caracteriza por la oscuridad y el pesimismo. La visión de la Naturaleza resulta confortadora –“Siempre amanece una luz en la cima de una montaña”-, y en el poema titulado “Puesta de sol” podemos leer estos versos altamente significativos, casi de redención a través del hecho literario: “Aún existe la esperanza: el hombre ciego quizá pueda ver. / No hay luz más fuerte que la de este poema”.