Descubre “Lenguaraz”, la nueva colección de poemas de Carlos Bruna Hernández, un viaje literario que desafía las convenciones de la poesía contemporánea.
Descubre “Lenguaraz”, la nueva colección de poemas de Carlos Bruna Hernández, un viaje literario que desafía las convenciones de la poesía contemporánea.
En esta obra, Bruna Hernández nos invita a explorar la complejidad de la vida a través de versos que oscilan entre la risa y la reflexión profunda. Con una voz única y un estilo versátil, el autor combina formas clásicas como el soneto con el verso libre, creando una experiencia poética rica y accesible.
Desde el humor agudo en “Telecoliseo” hasta la introspección en “Soledad”, cada poema es un destello de humanidad que aborda temas universales como la amistad, la soledad, el amor y la crítica social. Las referencias culturales e históricas se entrelazan con observaciones cotidianas, ofreciendo al lector una perspectiva fresca y provocadora.
“Lenguaraz” es más que un simple libro de poesía; es una invitación a cuestionar, a reír y a sentir. Perfecto para aquellos que buscan una conexión auténtica con la palabra escrita, esta colección promete resonar en el corazón de todos los amantes de la poesía.
Déjate llevar por las palabras de Carlos Bruna Hernández y descubre cómo cada verso puede iluminar los rincones más oscuros de la existencia humana. ¡Una lectura imprescindible para quienes valoran la poesía en su forma más pura!
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¿Qué le inspiró a escribir “Lenguaraz” y cómo surgió el título de la obra?
No hubo una inspiración como tal. Al fin y al cabo es una recopilación de los poemas de los tres últimos años. En cuanto al título, surgió de la manera más cotidiana, de hecho hubo otros antes del definitivo. “Lenguaraz” está impreso en la portada porque no se me ocurrió otro título mejor, ciertamente.
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En su libro, usted aborda una amplia variedad de temas. ¿Cuál fue el proceso de selección y organización de los poemas?
Cuando el montón de papeles tiene el grosor suficiente comienzas a leer, corregir aquí o allá y a desechar. Te quedas con los que más te gustan y los vas ordenando según crees que aportarán más a la lectura, si es que se empieza por el principio.
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Algunos de sus poemas, como “Poesía contemporánea”, parecen criticar ciertas tendencias actuales. ¿Cuál es su visión sobre el estado de la poesía en la actualidad?
Bueno, debe de haber por ahí quien tenga mucho que decir. De vez en cuando te sorprendes gratamente, aunque no con la frecuencia que me gustaría. Veo mucha forma y poco contenido. Temas que se repiten hasta la saciedad. Mucha estética y poca enjundia. Demasiado adjetivo.
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En “Soneto al lector”, usted comienza con una forma clásica. ¿Qué papel juega la tradición poética en su obra?
Nunca deja de ser enriquecedor conocer lo que se hizo antes, conocer los modos de otros tiempos. Gusta de vez en cuando intentar esas formas clásicas y ver qué puede salir de ahí.
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Varios de sus poemas, como “Ciro II, el Grande” o “Eróstrato”, hacen referencias históricas. ¿Qué importancia tiene la Historia en su proceso creativo?
Soy un gran amante de la Historia. Todos empleamos nuestro tiempo con humanos y sus humanidades, sus creaciones. De hecho, uno de los títulos provisionales fue precisamente ese, “Humanidades”. Siempre me ha parecido curiosísimo saber de dónde procede y cómo evolucionó todo aquello con lo que tratamos cotidianamente o nos influencia y conforma.
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En poemas como “Las partículas que flotan en la luz”, usted muestra una gran atención a los detalles cotidianos. ¿Cómo influye la observación del día a día en su poesía?
Si uno se para a pensarlo, no hay gesta, ni poema, ni novela ni obra que no se haya escrito antes, de una u otra manera, en la realidad más cotidiana. Los libros habitan en el mundo, no en la biblioteca.
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¿Qué autores o movimientos literarios han influido más en su estilo poético?
Todo aquel al que lees deja un pequeño poso en ti. Me es muy complicado aventurar quiénes han podido influenciar más. Se me pasa por la cabeza ese amor universal de Whitman, que es una verdadera delicia, y al que es conveniente recurrir siempre que flaquea la fe en el prójimo. Sócrates también está ahí, que aunque ágrafo por voluntad propia, con su ejemplo nos enseña grandes lecciones. Por nombrar otros menos optimistas, por así decir, se me viene a la mente Rimbaud o Baudelaire. La poesía de Goethe también me gusta mucho.
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En “El consejo de Hemingway”, usted menciona la papelera. ¿Cuál es su proceso de edición y revisión de poemas?
Cuando escuché de un buen amigo eso que dijo Hemingway de que “la papelera es el primer mueble del estudio del escritor” no pude evitar soltar una carcajada, porque es completamente cierto. Normalmente los voy guardando todos juntos en un montón. Algunos los corriges o los desechas al rato, otros años después. La criba es previa a la publicación, es ahí donde muchos quedan fuera porque no te acaban de convencer. Normalmente cuando terminas un poema bien entrada la madrugada, con los mofletes enrojecidos y piensas que no está nada mal, acaba por ser un hijo de Saturno. Aunque hay honrosas excepciones, cómo no.
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Algunos de sus poemas, como “A tomar por culo”, muestran un tono más directo y coloquial. ¿Cómo decide el registro lingüístico para cada poema?
Al final el poema es la expresión escrita de un instante. Eso normalmente viene dado.
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¿Qué espera que el lector encuentre o experimente al leer “Lenguaraz”?
Algo bueno que tiene la poesía es que habitualmente cada uno encuentra en ella algo distinto. Lo que sí me gustaría es que sirviese para que el lector aporte lo mejor de sí, sea lo que sea, a los que tiene alrededor. ¿Para eso se escribe o se componen canciones, no?
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En “La verdadera verdad”, usted habla sobre la importancia de las personas. ¿Cómo influyen sus relaciones personales en su poesía?
A veces influyen, y mucho, otras no quieres que influyan. Todo depende. Pero es inevitable, al final del día. Tengo mucha suerte teniendo a quien tengo alrededor, aprendo mucho de ellos.
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¿Cómo ve el futuro de la poesía en la era digital y qué papel cree que juegan las redes sociales en la difusión de la poesía?
No se puede negar que el ágora de la ciudad se ha elevado a la enésima potencia y que esto ofrece unas posibilidades nunca antes vistas. Puede ser una herramienta muy útil, todo depende de cómo se use y sobre todo para qué fines; el caso de la poesía no es una excepción. Puedes llegar a todo el mundo o puede que la tiranía de la masa te aplaste, aun en el triunfo. Todo depende. No sé cómo será el futuro. Veremos qué sucede.
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Finalmente, ¿en qué está trabajando actualmente? ¿Podemos esperar más obras suyas en el futuro cercano?
La poesía es algo que por suerte siempre me acompaña. También hay esbozos de algunas novelas que están ahí pero que necesitan mucho más tiempo y dedicación que la poesía para materializarse. Espero que en pocos años, cuando disponga de ese tiempo, me decida por alguna idea y vaya tomando forma. Alguna pincelada para algún ensayo curioso también me ronda. Quiero hacer muchas cosas. Tiendo a amontonarme. Tiempo al tiempo.