Aixa Ballesteros “Mi entorno y vivencias son gran parte de lo que me inspira para escribir de manera poética y bastante explícita”
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Aixa, enhorabuena por la publicación de tu primer poemario. ¿Cómo surge “Mi cocina es de butano”? ¿Qué te empujó a compartir estos poemas que, según cuentas, habías mantenido en la intimidad durante tanto tiempo?
Surge después de leer todo lo que tenía escrito desde hace tiempo y darme cuenta de que compartía un hilo conductor bastante autobiográfico. Siempre he escrito por necesidad de canalizar emociones fuertes en un espacio sin juicio. Por eso, se creó como algo íntimo. Pero, este último año he roto con tantas cosas de mi vida que he decidido exponer todo esto para reafirmarme a mí misma de dónde vengo y dejarlo registrado de una manera bonita y compartirlo para trabajar el miedo al juicio.
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En el libro hablas de tus raíces entre el País Vasco y Galicia, y ahora vives en Madrid. ¿Cómo ha influido este cambio geográfico y vital en tu escritura? ¿Sientes que la distancia te ha permitido mirar tus orígenes de otra manera?
Este cambio de región me ha servido para darme cuenta de que utilizo constantemente mi entorno para escribir y crear conceptos poéticos para expresar lo que siento. Con lo que el cambiar de lugares y combinar esa sensación de pertenencia me permite generar nuevos conceptos de manera orgánica.
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Hay una presencia muy fuerte de la figura de la abuela y la madre en tus poemas. ¿Qué papel juegan estas mujeres en tu construcción como persona y como poeta?
Mi entorno y vivencias son gran parte de lo que me inspira para escribir de manera poética y bastante explícita. Toda mi vida he estado muy cerca del sufrimiento y de las alegrías tanto de mi madre como de mi abuela que en cierta manera se vuelven también mías propias. Por ello, creo que ha influido mucho en mi persona y por ende en mi poesía, pero no sé decirte exactamente de qué manera. Creo que me ha enseñado a observar el dolor mío y ajeno y a reflejarlo en la poesía de una manera menos hostil que la realidad.
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Tu poesía tiene un lenguaje muy directo, a veces crudo, que recuerda al rap y a la cultura hip hop. ¿Cómo ves la relación entre la poesía tradicional y estas nuevas formas de expresión urbana? ¿Crees que hay fronteras entre ellas?
Sí, eso es. Mis referencias poéticas principales siempre han sido desde el rap y luego a posteriori llegaron poetas como Piedad Bonnett o Rosalía de Castro. Desde mi punto de vista y como yo vivo la poesía la única frontera entre escribir de una manera u otra es el contexto. Por ejemplo, Rosalía de Castro estaba influenciada por una problemática político social donde ella ejercía un activismo claro a través de una poesía menos explícita que una canción de Gata Cattana. En cambio, a Gata Cattana a todo eso se le sumaba la influencia de la llegada del hip hop a la península que empezó a ofrecer escrituras más directas y explícitas sin necesidad de saber lo que es poesía.
Todo esto, lo menciono como una visión general ya que finalmente hay poesía tradicional muy explícita y canciones de rap muy poéticas, pero creo que lo mencionado anteriormente es lo más que caracteriza a cada uno de ellos.
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El gas butano aparece como una metáfora recurrente en tu obra. ¿Qué simboliza para ti? ¿Por qué elegiste este elemento tan cotidiano como hilo conductor de tu poemario?
Para mí significaba desde muy pequeña una diferencia notoria con las personas que tenían aparentemente menos dificultades que mi familia. Todo el mundo tenía vitrocerámica, calentador eléctrico y calefacción menos nosotros. En casa siempre olía al gas porque en el norte hace mucho frío y nuestra manera de sobrellevarlo era llenando todo de estufas de butano. Recuerdo que a veces te picaban los ojos y siempre me daba mucho miedo de que explotara entonces es algo que yo no sentía en ninguna otra casa a la que iba.
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En varios poemas mencionas tu trabajo como enfermera y tu actual formación como bailarina. ¿Cómo conviven estas facetas con la de escritora? ¿Se nutren entre sí o son mundos separados?
Digamos que son mundos separados pero que realmente todos son muy necesarios en mi persona. La enfermería la utilizo para sustentarme económicamente y desarrollar ese rol de cuidadora que tengo desde una manera más sana hacia mí misma. La escritura la utilizo para sacar y ordenar procesos emocionales como “con urgencia” y sin paciencia y la danza la utilizo para expresar cosas desde la constancia y paciencia conmigo misma. Pero es cierto que mayormente la escritura es como el saco roto donde a veces me quejo de la danza o de la enfermería o de lo que sea. Es lo más parecido algo impulsivo como sería gritar, llorar o reírme a carcajadas.
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Hay un poema titulado “Y no miro” donde hablas de Palestina y del dolor de ser testigo de injusticias. ¿Crees que la poesía debe tener un compromiso social o político? ¿Cuál es para ti la responsabilidad del poeta en estos tiempos?
Escribo sobre cosas emocionales y entre ellas aparecen problemáticas sociales que emocionalmente me afectan aunque sea desde un estado de privilegio. Por ello, básicamente lo menciono y lo expreso, no lo hago desde un objetivo de hacer poesía política. De todos modos, considero que sería ideal que todas las personas tuviéramos el mayor compromiso social y político posible dentro de lo que te permita tu contexto seas artista o no. Obviamente, teniendo en cuenta que la solución a las injusticias no es solo responsabilidad del individuo.
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Tu poesía habla mucho de la precariedad, de la clase social, de las dificultades económicas. ¿Consideras que la poesía actual refleja suficientemente estas realidades o sigue siendo un género demasiado elitista?
Es cierto que tengo más referencias del rap que de poesía actual, pero creo que se está consiguiendo entender que la cultura clásica ya no es lo único válido y se están consiguiendo espacios para la cultura urbana. En consecuencia, supongo que en la poesía está ocurriendo lo mismo. Concluyo que eso está haciendo que se reflejen nuevas realidades y contextos igual de válidos que los que se han reflejado hasta ahora en espacios que no era tan común que ocurrieran estas cosas.
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¿Cómo ha sido el proceso de publicación? ¿Te has encontrado con dificultades para que tu voz, que es tan personal y alejada de ciertos cánones, llegue al público?
Pues realmente era un proceso tan desconocido para mí que no sé muy bien cómo definirlo porque no tengo con qué comprarlo. Pero sí que es cierto que de todas las editoriales con las que me puse en contacto sólo dos me dieron una respuesta afirmativa. No sé si eso es lo habitual o no, pero es lo que pasó.
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En “Ama quiero ser artista” escribes sobre dejar la enfermería para dedicarte al arte. ¿Qué te gustaría conseguir con tu poesía? ¿Qué autores o autoras te han inspirado en este camino?
Me gustaría conseguir el conectar con personas que hayan sentido lo mismo que yo en algún momento de su vida. Creo que es algo terapéutico y recíproco. Es algo que he sentido mucho en las presentaciones que he hecho y sobre todo con las señoras del pueblo que me conocen de toda la vida. Ha sido precioso, así que en cierta manera diría que ya he conseguido un poco lo que quería. Así que, mi objetivo más racional es mantener este lazo.
Para esto, me han inspirado Elvira G Luque con “Café sola” que es una rapera y poeta madrileña y mi amiga Sashel Calderón con “Donde las mariposas van a morir” que es la primera persona cercana que ha publicado un poemario.
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Tus poemas tienen una estructura libre, con versos que fluyen casi como un monólogo interior. ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Escribes de un tirón o revisas mucho?
Escribo cuando todo lo que siento lo percibo caótico y mezclado. Lo hago de manera impulsiva y directa sin pensar. Una vez que he sacado todo lo leo mil veces para entender qué me está ocurriendo y ya le doy un sentido más estético y poético.
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La poesía contemporánea a veces tiene fama de ser hermética o difícil de entender para el lector común. Tu obra, sin embargo, es muy directa y accesible. ¿Es una decisión consciente? ¿Crees que la poesía debería acercarse más al lector?
Para mí debería acercarse al lector si es lo que deseas, puedes escribir perfectamente para ti y ya está. Así que esa decisión creo que es personal y basada en lo que necesites hacer. En mi caso, me gusta buscar una manera explícita y poética de escribir para que haya muchas posibilidades de que se entienda el mensaje general. Pero es cierto, que casi cada palabra está elegida por algo y eso digamos que me lo quedo yo para mí.
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En “Mi casa” hablas de escuchar rap en directo y de cómo te identificas con esas voces que cuentan de dónde vienen. ¿Qué artistas del rap o del hip hop han influido en tu escritura?
Pues es cierto que todas son de habla hispana por tema de compresión de idioma. Entre ellas están Gata Cattana, Elvirus, Sofía Gabanna, Flor de Rap…
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Hay mucha rabia en tus versos, pero también momentos de ternura y esperanza. ¿Cómo gestionas emocionalmente el proceso de escribir sobre experiencias tan personales y a veces dolorosas?
Es algo que estoy aprendiendo mucho ahora y de lo que siempre estaré en constante aprendizaje. Me sirve mucho darles la misma validación a todas las emociones y tener paciencia aunque unas emociones sean más incómodas que otras. Lo combino con psicoterapia y consumir mucho arte que exprese realidades parecidas a las mías y otras muy diferentes. También, me esfuerzo mucho en mantener una red de cuidados honesta y recíproca. Creo que esto está siendo la clave para relativizar lo incómodo.
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El último poema del libro se titula “Butano”, cerrando el círculo que abriste con “Gas suelto”. ¿Qué significa para ti este cierre? ¿Sientes que has completado un ciclo con este libro?
Sí, es el cierre de todo el proceso emocional que me ha acompañado estos años. Siento claramente que he cerrado un ciclo con el libro.
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¿Qué planes tienes para el futuro? ¿Seguirás explorando la poesía o te gustaría probar otros géneros literarios?
Intento no proyectar a un futuro muy lejano, pero a corto plazo sí que veo mantener la escritura y veo viable el seguir creando proyectos con la misma intención que este último. De momento, no estoy interesada en otros géneros literarios como tal, pero sí que estoy planteándome en formarme en guion de cine, es algo que me gustaría mucho hacer al igual que escribir canciones para artistas.
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Por último, ¿qué le dirías a alguien que nunca ha leído poesía y tiene en sus manos “Mi cocina es de butano”? ¿Cómo invitarías a los lectores no habituales de poesía a acercarse a tu obra?
Le diría que es una oportunidad de estar en contacto con una historia real con la que en algún punto probablemente empatizará contada de una manera muy diferente y ligera.
Les diría eso mismo, haciendo hincapié de que no se necesita demasiado esfuerzo de concentración ni de tener demasiado tiempo libre. En media hora puedes estar conectado de manera presente y no digital con una historia real y explícita que posiblemente te aportará alguna reflexión.
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