Todas las vidas transcurren en mí

En al mente detenida no existe un lugar del que no firme parte y sea: las cumbres, las piedras, la arena. También soy las orillas. Soy todas esas cosas y todas ellas son yo. La observación, lo observado y quien observa. Lo percibido y el percibir. Sentir el olor del mar y ser el propio olor; escuchar el sonido de las hojas y ser el sonido. No hay tiempo detrás o delante en el que no me halle de alguna forma. En cada espacio he podido nacer y morir. Soy un pequeñísimo trozo del universo sin el que no podría existir el Todo. […] No hay distancia entre el yo y lo otro. Todas las vidas transcurren en mí.

El niño que bebió agua de brújula
Julio Alcaraz Mas
Ed. Calambur

Todas las vidas transcurren en mí

En al mente detenida no existe un lugar del que no firme parte y sea: las cumbres, las piedras, la arena. También soy las orillas. Soy todas esas cosas y todas ellas son yo. La observación, lo observado y quien observa. Lo percibido y el percibir. Sentir el olor del mar y ser el propio olor; escuchar el sonido de las hojas y ser el sonido. No hay tiempo detrás o delante en el que no me halle de alguna forma. En cada espacio he podido nacer y morir. Soy un pequeñísimo trozo del universo sin el que no podría existir el Todo. […] No hay distancia entre el yo y lo otro. Todas las vidas transcurren en mí.

El niño que bebió agua de brújula
Julio Alcaraz Mas
Ed. Calambur