El pájaro de las alas de cartón, ya puede comprarse en internet
Fuente. El eco de Jumilla 27/08/2011
“El pájaro de las alas de cartónâ€, la novela que recientemente ha publicado el escritor Juan Castellanos Gómez-colaborador de El ECO DE JUMILLA ya puede comprarse por Internet, solo hay que teclear el nombre y apellidos del autor y aparece un enlace donde puede adquirirse el libro al módico precio de 12 euros, ya se han vendido muchos a pesar de no haberse presentado todavÃa. La presentación en Madrid será el próximo dÃa 10 de septiembre en Castellana 201, a la que naturalmente estáis invitados todos.
Naturalmente se presentará en Jumilla también, ya os informaremos de la fecha y el lugar.
Mientras tanto y para que vayáis conociendo la novela, incluimos un pequeño fragmento de la misma:
¿Y esto qué es? Pues, no lo sé, amigo que me lees, ¿lo mejor de mi mismo aquà plasmado? No sé si es lo mejor o si será una majaderÃa pensar que por ser mÃo es interesante, pero aquà se va a quedar y si me duermo o me muero o lo que sea, pueda servir para paliar una noche de insomnio como la que yo estoy padeciendo. Tengo frÃo y se me ha quedado helado el café, pero a través del cristal de la ventana, una claridad rosada está invadiendo el horizonte y a lo mejor me voy a la churrerÃa a premiarme por lo que he escrito con una taza de chocolate caliente, y si engorda, pues que engorde, a ver si reviento de una puta vez. El último amanecer que fui allà habÃa un tÃo borracho que habrÃa estado de juerga toda la noche “dándome la vara†–un ser más desgraciado que yo- ¿o tal vez menos, al no ser consciente de su propia desgracia? Intenté quitármelo de encima pagándole un coñac y lo que conseguà fue que se me pegara más y que ahora me pida tabaco por donde quiera que me lo encuentre…
Pero bueno ¿No dicen que los borrachos no se acuerdan de nada? ¿En qué quedamos? Porque… ¿cómo diablos se quedó este tÃo con mi cara? ¿O es que me reconoce por los andares, al verme cojear?
Ahora que digo lo del tabaco, no me queda ni un solo cigarrillo, y el cenicero y la mesa están hechos un asco, llenos de colillas. Tengo que acostarme o desaparecer de aquà antes de que se levante mi anciana y “regruñona†madre y vea esto. La pobrecilla tiene el vicio de madrugar y le ocurre lo mismo que a mi, que no puede comprender porque los cigarrillos son tan cortos y la noche tan desesperadamente larga.