El malecón espera
a que la mar le vea,
a que el viento le toque,
mientras las olas llegan.
El malecón vive esperando
espumas blancas
de arena y sal,
desde la eternidad.
Mi corazón se asoma
al cansado malecón,
cuando te quiere esperar,
aun sabiendo que llegas
de calles oscuras, con humedad,
en la otra parte de la ciudad,
y que hemos quedado en otro lugar.
Mi corazón se asoma,
para que la mar y el viento
le presten cierto
espumas blancas de arena y sal,
para poder perfumar
la otra parte de la ciudad.
Mi malecón espera
a que la mar le vea,
a que el viento le toque,
mientras las olas llegan.