Club de Poesía
agosto 24 2012

Jeronimo Fernandez Duarte: “La lectura de otros poemas y poetas es fundamental. Aquel que no hace sino mirarse el ombligo está condenado a aburrir y repetirse.”

admin

De la invención del Gin tonic es el tercer trabajo individual de Jeronimo Fernandez Duarte. Callan las sirenas (Entre líneas editores, 2004) y La melancolía de las grúas (Editorial Poesía eres tú, 2009)

P: En De la invención del Gin Tonic, encontramos una honda mirada del poeta hacia fuera, junto con poemas que hacen referencia a la propia poesía “Un interesante poeta menor”, “A mi entidad bancaria” “Prohibido sentarse en los bancos”. ¿Son los tiempos actuales motivo de preocupación para los poetas? ¿Puede la poesía cambiar algo o ser reflejo de la sociedad?

 

R: Me parece muy interesante lo de la mirada hacia fuera y hacia dentro, la reflexión. Sonny Rollins dijo una vez que no pensaba mucho en su música porque una vez la había tocado ya era el pasado; pero resulta que estuvo una temporada ensayando bajo uno de los puentes de Manhattan, con todo el ruido del tráfico y los transbordadores de fondo, lo que le obligaba a tocar muy alto. Fue así como logró su sonido potente y pleno. O sea, que sí reflexionaba sobre su música y cómo quería cambiarla. Si yo reflexiono sobre la poesía es porque no estoy seguro de escribirla, porque a veces, e incluso a menudo, me pregunto si eso que estoy yo escribiendo es poesía.

Los tiempos actuales son motivo de preocupación para los poetas y para los fontaneros. Incluso esos que arruinan familias y países especulando, y ganan millones, deberían estar preocupados. Los efectos son imprevisibles y les alcanzarán como un bumerang. Es imposible que la sucesión de desastres y el descalabro colectivo no se filtraran en el poemario; era imposible no escribir sobre todo eso. Y lo que viene.

¿ La poesía puede cambiar algo, ser reflejo…? La paradoja es que en las sociedades democráticas y mercantiles como la nuestra, la poesía se banaliza, no es más que un producto, como el champú o los yogures, y ni siquiera tiene bífidus para ir mejor al baño o un activo que evite la caspa. Ojo, no digo que la poesía que se escribe sea banal, digo que se percibe desde la banalidad y se asimila a los condones o las maquinillas de afeitar. Todo lo contrario a lo que sucede en los regímenes totalitarios. Los dictadores son los que más en serio se toman la poesía. Un crítico literario muy severo, Iosef Vasilevich Stalin, enviaba a Siberia a todo aquel que no se ajustara a las leyes de su poética. Pablo Neruda le dedicó una oda.

 

P: De “La melancolía de las grúas” a “De la invención del Gin Tonic” encontramos cambios importantes que parecen llevar a una poesía más madura más elaborada. En el poema “Vía muerta” pareces desvelar un poco el porqué del cambio. ¿Qué te ha llevado a ese proceso de transformación en tu poesía? ¿Qué importancia tiene la lectura de otros poemas?

 

R: Pienso que “De la invención del gin tonic” es una evolución natural de “La melancolía de las grúas”. Es más, creo que hay una unidad a partir de “Paraíso perdido…”, de “La melancolía…”, hasta el último poema de “De la invención del gin tonic”. Lo que pasa es que he tratado de hacer cosas nuevas, al menos para mí. Rimar, practicar estrofas, como la de la copla, buscar cosas nuevas… A veces ha salido bien, otras no. “De la invención…” es también un poemario porque se trata de un conjunto de poemas girando en la misma órbita, aunque su ordenamiento en estaciones acabó surgiendo por casualidad. “Vía muerta” es la sincera expresión del agotamiento de, valga la redundancia, esa vía poética; la del humor, las referencias y la complicidad. Cito en él poetas que me gustan y que leo, deliberadamente catalanes o relacionados con Catalunya, tanto en lengua castellana como catalana y el poema de Barral que se cita de forma explícita es “Estancias sobre la conveniencia de pintar las vigas de azul”, que repasé al escribir “Ventanas”, pues también era un poema en secciones que acaba ordenándose en un todo, un mosaico. Pero “Vía muerta” es sobre todo la confesión de un fracaso, real o sentido. La intención de abandonar ese camino y adentrarme en la noche, sin luz, sin guía, sin nada.

La lectura de otros poemas y poetas es fundamental. Aquel que no hace sino mirarse el ombligo está condenado a aburrir y repetirse.

 

P: Encontramos metáforas mucho mas elaboradas que en anteriores trabajos. Incluso se podría decir que cada poema forma en su conjunto una metáfora. ¿Te ha dificultado el proceso creativo llegar a esas metáforas?

 

R: No creo que haya sido más difícil escribir estos poemas que los anteriores. Tal vez son más complejos o tienen más matices – cosa que, honestamente, me cuesta percibir, como no adviertes los cambios que los demás ven en tus hijos- o las metáforas son más originales. No lo sé. Algunos surgieron solos, otros fueron un juego, otros un hallazgo y otros una lucha hasta la extenuación. “Colliure” era un poema que quería escribir desde 2007 y había hecho versiones que había abandonado, hasta que, de repente, se desenredó, al menos su parte principal y a partir de ahí se trató de terminarlo. “Miles” irrumpió en mitad de “Ventanas”, que fue el último poema que escribí, pero su origen se remonta a meses antes, cuando observé atónito una actuación de Miles Davis al aire libre, sería a mediados de los setenta, acompañado por una banda de acid jazz o lo que fuera, con instrumentos eléctricos que provocaban una tormenta de sonido por la que se paseaba con una serenidad sobrecogedora la trompeta de Miles, como un equilibrista que siempre supiera qué paso dar al borde del abismo. “Ventanas” sale de la ilustración de portada de la edición de Cátedra de “Ciudades a la deriva”, de Stratís Tsircas.

Tengo dos metáforas de las que estoy orgulloso –uno tiene su vanidad y su corazoncito-, una es la de “después de haber viajado el uno al fondo del otro”, a propósito del coito y la otra decir que el gin tonic es “una trasparencia herida por el hielo”. Vale, seguro que hay otras, pero estas me gustan. ( risas)

 

 

P: La naturaleza forma parte también de tu poesía, muchas veces parece que se mezcla con la vida del poeta. ¿Es quizás esa mirada diferente la que hace diferente al poeta?

R: No me hubiera considerado nunca un poeta bucólico ( risas) pero releyendo, sí que se hace mucha referencia al tiempo atmosférico, al cambio de las estaciones, a la naturaleza que invade el aeropuerto abandonado. Es lo que tiene vivir en un pueblo. Aquí la vida es perfectamente cíclica.

Sobre la mirada: hay que enseñarse a mirar como poeta. Como médico, yo veo cosas por la calle que otros no ven: una marcha peculiar, unas uñas en vidrio de reloj… estoy adiestrado para ello. En la facultad siempre nos decían, muy ufanos, que el padre de Sherlock Holmes era médico. Por eso me encanta esa nueva serie sobre Sherlock ( risas). Si uno puede adiestrarse para mirar como médico – y seguro que como arquitecto, o como zapatero-, también puede adiestrarse para mirar como poeta. ¿ Qué cómo se hace? Pues se va a preguntarle a los poetas, es decir, a leerlos.

Otra cosa es la peculiaridad cognitiva. Ahí creo que sí que interviene el genio. El caso más curioso que conozco es el de una escritora que, hasta donde yo sé, no era poeta: Jean Rhys; su manera de percibir y describir la realidad es rara y fascinante. Genial.

 

P: “De la invención del Gin tonic” parece ir dirigido a un publico mas entregado a la lectura de poemas. ¿Qué podemos esperar de tus futuros trabajos? ¿Vas a seguir trabajando en esta línea o acercarás la poesía a esa amplia minoría?

 

R: Nunca, nunca pienso en nadie al escribir un poema. No imagino un lector o destinatario. No es por soberbia o mala educación. Tal vez es por timidez. Publiqué algunos de los poemas de “De la invención…” en un blog y obtuve algunas respuestas. A veces, incluso lecturas insospechadas que fueron muy ricas para mí, al arrojar nuevas miradas al poema: creo que el autor necesita al lector para saber por dónde está avanzando y hacia dónde va ese avance. Por eso me angustia cuando publicas un libro y no obtienes ninguna respuesta lectora; es como arrojar una piedra a un lago y que no haga ondas. Sé que parece una contradicción, pero no lo es: yo no puedo pensar en el lector antes de que me lea porque sería una falta de respeto, al dar por supuesta cuál sería su lectura, pienso en él, en lo que me dice, después. Ahora deseo ser más concreto, más literal y hondo, cambiar mi escritura y, antes de ponerme en marcha, no me preocupa si me seguirán o no. Tal vez al llegar y no ver a nadie me de otra vez por lo del lago y las ondas ( risas), pero no pediré permiso para equivocarme, tendré que aceptar lo que venga después.

Lo de acercar la poesía… Voy a describir dos reacciones que se producen cuando un conocido descubre que has publicado un libro de poemas. Primera “ah, qué bien ¿ Y para cuándo una novela?” O sea, que no tan bien ( risas). Segunda: “es que yo no leo poesía porque no la entiendo” Entonces, yo hago una pregunta “¿ Te gusta la paella?” Si la respuesta es afirmativa, “¿ Y la entiendes?” No es una tomadura de pelo. A no ser que uno sea Ferran Adrià o un crítico gastronómico nadie se pone a analizar una paella, a descomponerla en sus elementos; se la come y punto, y automáticamente sabe si está buena o no, si le gusta o no, y por qué.

¿ Y por qué? Muy sencillo: porque ha comido paella desde antes, desde pequeñito, la de mamá, la de la tía Engracia, la del abuelo Genaro, la del restaurante y la del chiringuito: ha educado su gusto y sabe lo que cabe esperar y lo que no; y es más, le importa una mierda – con perdón- si su valoración coincide con la de la Guía Michelín o no.

Eso no pasa con la poesía; con la poesía pasa un poco como con el vino: de ser un producto para lavanderas, pescadores y cualquiera que tarareara un viejo romance o copla, ha pasado a ser algo en manos de unos pocos adoradores. Ahora, más que beber vino y disfrutarlo, lo importante es hablar de añadas y coupages, de terroir y gamas varietales, de taninos y retrogusto y, aunque te guste el vino tinto con la paella pedirás el blanco para que no te miren como a un marciano. El vino, que antes era un producto habitual y cotidiano, se ha convertido en un producto sacro. Ojo que no tengo nada en contra de los vinos caros o elaborados; sólo digo que hay que perderle el miedo. Y con la poesía lo mismo.

Si antes las mujeres cantaban romances cuando iban al lavadero no veo por qué sus nietas, muchas de ellas universitarias, no leen poesía “porque no la entienden”. Si queremos que la poesía vuelva a ser un producto cotidiano y desacralizado debemos familiarizarnos con ella desde la infancia, como nos familiarizamos con las croquetas de la abuela. En contra de lo que pueda parecernos, los niños reaccionan de manera muy positiva a la poesía, incluso la que no está “pensada para ellos”: les gusta el juego del ritmo, de la rima, de las palabras en sitios insospechados, todo lo que les da una sensación de juego… captan lo que el poema dice sin analizarlo, les llega su belleza de una manera primaria y sin prejuicios. Ya tendrán tiempo de analizarlos el resto de su vida. Hace poco compré un librito editado por Gadir que recogía unos poemas que Pessoa escribió para los niños, y se los leí a mis hijos, que hasta donde yo sé no son seres superiores llegados de Marte, y les encantaron, sobre todo el “Poema de las pilas”. Creo que si no les leemos poesía a los niños, sin forzarlos, siempre como un juego – los niños siempre están dispuestos al juego y a preguntarse si lo que ven es de verdad los que están viendo- y ese hábito lo mantenemos, no como un castigo, sino como un placer, nunca llegarán a la poesía, por mucho que se la acerquemos. Bueno, creo. También puedo equivocarme.

Espero haber contestado a vuestras preguntas. Creo que he hablado tanto que tengo la boca seca. Me merezco un gin tonic.

Saying goodbye to the AdSense for Feeds blog JUAMBA MARTÍNEZ: “Todos llevamos como una fiera en nosotros”

Related Posts

Entrevistas

Entrevista a Luna Bruno autora del poemario bilingüe “Entre el cielo, la tierra y el vuelo / Tra il cielo, la terra e il volo”

Autora del poemario bilingüe “Entre el cielo, la tierra y el vuelo / Tra il cielo, la terra e il volo”

Con motivo de la reciente publicación de su nuevo poemario bilingüe, *Entre el cielo, la tierra y el vuelo*, tenemos el placer de conversar con Luana Bruno, una de las voces más personales y comprometidas de la poesía contemporánea. En esta entrevista, Bruno nos comparte cómo nació esta obra, qué temáticas aborda y qué reflexiones la han guiado en su proceso creativo. A través de sus palabras, descubrimos una poesía que es puente, refugio y acto de resistencia.

  1. ¿Qué la inspiró a escribir “

    Entre el cielo, la tierra y el vuelo“?

La necesidad de ofrecer un espacio de encuentro, reflexión y transformación interior en un mundo herido. Esta obra nace del deseo de compartir belleza, verdad y humanidad a través de la poesía.

  1. El título de su libro es muy evocador. ¿Qué simboliza para usted?

Simboliza la conexión entre lo espiritual, lo terrenal y el impulso de transformación. El cielo representa los sueños y lo invisible; la tierra, nuestras raíces y heridas; y el vuelo, la capacidad de elevarnos a pesar de las dificultades.

  1. ¿Cómo describiría la evolución de su poesía respecto a su obra anterior “¡Que sea luz!”?

Este libro es más íntimo y reflexivo. Mientras que ¡Que sea luz! fue una declaración de intenciones, Entre el cielo, la tierra y el vuelo se adentra más en los rincones del alma, sin perder el compromiso con la justicia y la belleza.

  1. ¿Qué temas recorre este poemario?

Está estructurado en tres bloques: el primero trata sobre la naturaleza como refugio espiritual; el segundo aborda la desigualdad y la exclusión, especialmente en contextos migratorios; y el tercero, ‘Voces de lo profundo’, profundiza en emociones humanas, fragilidades y búsquedas existenciales.

  1. Su poesía tiene un fuerte componente social. ¿Cómo se refleja esto en sus versos?

A través de testimonios poéticos que denuncian el racismo, la exclusión, el dolor migrante o el juicio a las maternidades diversas. Son versos que pretenden visibilizar lo invisible y dignificar las voces silenciadas.

  1. ¿Qué papel juega la naturaleza en esta obra?

La naturaleza aparece como maestra silenciosa, como compañera de viaje. En ella encuentro enseñanzas, consuelo y metáforas poderosas para hablar del alma humana.

  1. ¿Por qué ha decidido escribir esta obra en español e italiano?

Porque habito ambas lenguas y ambas culturas. Mis versos nacen en los dos idiomas, y esta dualidad enriquece mi expresión poética y refleja mi identidad.

  1. ¿Cuál es el poema más significativo del libro para usted?

Es difícil elegir uno, pero quizás Violeta de invierno, porque reúne mis reflexiones y pensamientos sobre maternidad, prejuicios sociales y amor incondicional.

  1. ¿Cómo espera que este libro impacte a sus lectores?

Espero que sirva de refugio, de espejo y de impulso. Que quien lo lea se sienta acompañado y vea reflejadas sus propias emociones, dudas y esperanzas.

  1. ¿Está trabajando en algún nuevo proyecto?

Sí, estoy escribiendo una novela en la que el humor, la ternura y la poesía conviven. También sigo escribiendo poesía y reflexiones para compartir en redes y encuentros literarios. Ya estoy preparando una próxima antología poética. Espero que llegue a las almas más sensibles.

The post Entrevista a Luna Bruno autora del poemario bilingüe “Entre el cielo, la tierra y el vuelo / Tra il cielo, la terra e il volo” appeared first on Poesí­a eres tú (revista).

Entrevistas

Entrevista a Juan Manuel Leiva escritor de “Cambio de plano”

Juan Manuel Leiva Sepúlveda, poeta barcelonés nacido en 1978, presenta su obra más reciente “Cambio de plano”, publicada en 2025 por Editorial Poesía eres tú. Este poemario representa la culminación de su evolución poética tras sus anteriores obras “La estructura del duende” (InVerso) y “El sentido de las puertas” (Parnass).

En esta entrevista, Leiva profundiza en los temas centrales de su obra: el desapego de lo superfluo, la reconexión con lo esencial y la transformación interior. El autor, formado en Bellas Artes y Filosofía y Letras, revela cómo su experiencia vital, especialmente la paternidad y su mudanza al campo, ha influido en su escritura, caracterizada por un lenguaje accesible pero profundo que busca tender puentes entre la tradición poética española y las inquietudes contemporáneas.

 

 

1.”Cambio de plano” invita al lector a despojarse de lo innecesario y reencontrarse con lo esencial. ¿Qué experiencias personales te llevaron a concebir este viaje poético de transformación?

 

El ser humano tiene unas necesidades básicas que lo llevan a un bienestar existencial que nada tiene que ver con el consumo. La sociedad actual nos lleva a hacer una carrera exponencial en la juventud, nos lleva a conceptos de crecimiento y éxito que al final nada tienen que ver con las necesidades básicas del ser humano.

La paternidad me dejó ver esa situación de un modo muy claro, ese ser, que era mi hijo, necesitaba una serie de cosas que no se encuentran en las prioridades de una carrera de éxito a la que nos aboca el sistema sin que prácticamente nos planteemos si ni siquiera nos conviene.

Ser padre me llevó a redirigir mi trayectoria vital quedándome en la posición de acompañante en esa infancia donde lo emocional tiene muchísimo más peso que lo material. En ese viaje que es la crianza cada gesto es recíproco, cada sentimiento compartido, cada contacto en lo sutil genera un crecimiento conjunto.

Es por ese motivo por el que llegar a lo esencial se convierte en el camino. Un camino de reencuentro con uno y con el otro en la sensibilidad que nos ha sido dada.

 

  1. En tu obra, la mudanza física se convierte en metáfora de una transformación interior. ¿Cómo dialoga este proceso con los desafíos de la vida contemporánea?

 

A veces la vida contemporánea nos lleva a dar por sentado que hay ciertos cánones que se deben cumplir sin que nos paremos a plantearnos hasta qué punto se está tratando de inercias involuntarias y procesos impuestos.

La mudanza al campo fue algo que existió en mi experiencia vital, alejarme del ruido y de la multitud y buscar un lugar de acogida en el silencio y la naturaleza se convierte en metáfora en el mismo momento en que la necesidad vital del poeta parte de esa búsqueda de verdad en un ecosistema en el que todavía es posible.

Es cierto que la sencillez de la vida en el campo puede ser limitante, pero eso sucede en el momento en que esa experiencia metafórica se diluye en el barro. Mudar sin huir ha sido siempre mi mejor opción. Es cierto también que el mundo contemporáneo ha generado sus núcleos en las urbes y ciudades, pero esa mudanza al campo es una negación a seguir lo establecido, a buscar un camino propio en el crecimiento tanto vital como literario. Desde esa búsqueda es desde donde se accede a un lugar en calma donde fundirse con la naturaleza y el silencio, es desde donde aparece de nuevo la urbe para ser disfrutada, no como una atracción de feria, sino como ese espacio neurálgico de la sociedad donde todavía se están escribiendo, los últimos capítulos quizás, del mundo contemporáneo.

 

  1. El libro utiliza un lenguaje claro y accesible, pero no por ello menos profundo. ¿Crees que la poesía debe ser comprensible para todos, o hay espacio para el hermetismo en la lírica actual?

 

Siempre he apostado por un lenguaje sencillo, que no simple, para explicar cosas que nos atañen a todos como especie humana.

En mi escritura existen varios planos de comprensión. Por un lado, el lenguaje más sencillo hace que haya un primer plano de comprensión en el que el lector no queda abandonado a un hermetismo, producto de una falta de ambición comunicativa, para mi comprensión de la poesía contemporánea, que pueda generar un cierto rechazo al no ser comprendido.

Para hablar de cosas profundas no es necesario utilizar un lenguaje hermético, explicar experiencias profundas se convierte en un deber del poeta si lo que queremos es que la sociedad como lectora participe en el viaje compartido de la poesía.

Un lenguaje sencillo quiere decir que estás dispuesto a compartir desde un estado de comprensión profunda experiencias que puedan ser explicadas incluso a un niño.

Por eso en mi escritura existen varios tipos de comprensión; por un lado, la comprensión superficial donde el lector se siente acompañado por palabras comprensibles, que incluso sin entender profundamente qué significan, le acompañan en el viaje lírico. Por otro lado, existe una comprensión más profunda dónde el lector reconoce las metáforas, es ahí donde el viaje compartido de la poesía se alza. En esa soledad lectora se refleja una experiencia lírica que conecta con la emotividad. Y un poco más allá está la comprensión rítmica, que absorbiendo las dos anteriores entra dentro de la lógica de la métrica y el ritmo del poema.

 

  1. ¿Cuál consideras que es el papel de la poesía en una sociedad que nos empuja a ser más consumidores que seres sensibles?

 

La poesía es un susurro que el poeta genera dialogando con un futuro lector. Ese susurro al oído está cargado de sensibilidad, de secretos gritados en silencio, de reflejos que nos animan a caminar en la búsqueda que toda persona algún día decide emprender.

Somos seres sensibles que necesitamos tanto que nos susurren al oído como necesitamos una caricia. Somos seres sensibles que buscamos sentido a la existencia. Ahí es donde nace y se recrea la poesía, en ese transmisor de emociones donde el lector puede verse reflejado, donde por un instante de tu vida el silencio habla para decirte que esa emoción que surge al leer un poema ya estaba en tu interior deseando ser descrita por alguien, deseando ser manifestada en su silencio, sumándose a la compañía que el poeta ejerce desde su lírica, dialogando con lo más profundo de nuestras emociones, quizás para aliviar por un instante el dolor de estar vivo.

La poesía es un transmisor de sensibilidades y actúa como un espejo, reflejando aquello que hasta el momento de ser leído ese poema no existía, era un secreto escondido no se sabe muy bien a dónde.

Si buscamos a fuera esa sensibilidad, ese anhelo, esa curiosidad innata del ser humano por las profundidades de uno mismo, encontraremos un mundo en el que consumir objetos o experiencias que nos hagan pasar el rato, pero nunca nos ayudarán a crecer como lo puede hacer la poesía.

Leer poesía es subversivo, es posicionarse del otro lado del consumismo el cual nos quiere como objetos uniformes que busquen a fuera lo que siempre se encontró a dentro de uno mismo.

 

  1. Has mencionado la influencia del humanismo radical en tu escritura. ¿Cómo se traduce este enfoque en tu manera de entender la literatura y la vida?

 

Se podría decir que no hay filosofía sin praxis. Mis poemas en “Cambio de plano” están sujetos a un pensamiento que puede tener lazos profundos con el humanismo radical por el mero hecho de que esos pensamientos filosóficos no son algo para ser entendido si no más bien son pensamientos para ser vividos.

En ese lugar del pensamiento poético, la vida y la filosofía, se entrelazan para que la vida se convierta en poema. Ser radicalmente humano significa apostar por un cambio verdadero en el pensamiento actual, apuesta por que esa praxis filosófica se convierta en el modo de vida del poeta y por consiguiente un modo de vida radical y subversivo para el lector, quien encontrará en los poemas no sólo una reflexión filosófica sino unas coordenadas para aplicar a una vida cargada de inercias por un sistema que nos oprime.

Ser radicalmente humano es apostar por que la especie pueda derivar en “homo poeticus”. La radicalidad de la apuesta lírica en este caso está en detonar unas emociones y pensamientos que puedan resultar transformadores para nuestras vidas.

 

  1. ¿Qué técnicas literarias y recursos expresivos consideras fundamentales para transmitir emociones auténticas en tus poemas?

 

Para que las emociones que surgen al escribir un poema lleguen con cierta fidelidad al lector creo que es esencial que el poema, como mínimo los primeros apuntes, sean fruto de una epifanía auténtica. Partiendo desde esa sinceridad donde una situación, una observación o un pensamiento levantan una metáfora clara, trabajo muy bien y con una delicadeza enorme la imagen que está proponiendo el poema.

Una vez establecida la base del poema con sus metáforas e imágenes nítidas soy partidario de utilizar un verso libre contemporáneo muy medido. Esa obsesión por la métrica me provoca que le dé vueltas al verso hasta que establecido en su métrica sea seductor y claro en su enunciación. No es fácil hacer un endecasílabo como si no hubiera pasado nada. Por último, creo que es muy importante que la voz poética sea cercana, casi como un susurro hablado al oído del lector. Esa voz genera una cercanía con el lector que hace que las emociones sean transmitidas de una manera mucho más clara y directa.

 

  1. La poesía de la experiencia y la mística contemporánea se entrelazan en tu libro. ¿Cómo dialoga tu obra con la tradición poética española y qué aporta de nuevo?

 

Es cierto que cuando hablamos de arte contemporáneo, sea cual sea la disciplina, parece ser que hay una tendencia que nos lleva al rupturismo y la deconstrucción posmoderna de un arte que se mira a sí mismo. En este ámbito de lo académicamente contemporáneo hay líneas rojas que se imponen en el desarrollo de la poética de sea cual sea la disciplina. Por ejemplo, la divagación sobre la belleza es algo infravalorado en un arte que se busca en sí. La naturaleza, la espiritualidad inmanente, la belleza son “red flags” a los que el arte actual no está muy dispuesto a cuestionarse, les suena a manierismo y puede que tengan razón en su desarrollo actual.

La ruptura es sólo una opción del desarrollo artístico contemporáneo, por mi parte busco la universalidad que trasciende todo concepto de tiempo y que se halla en los clásicos, busco la manera de darles una lectura actual, acercando al lector ideas muy válidas de la tradición poética universal y pasándolas por el tamiz del pensamiento contemporáneo.

 

  1. ¿Qué te gustaría que experimentara un lector que se acerca por primera vez a la poesía a través de “Cambio de plano”?

 

He hablado con mucha gente, me gusta conocer opiniones variadas y puntos de vista particulares, que incluso letrada en la prosa y la narrativa me han confirmado que huyen de la poesía porque sus experiencias poéticas han sido de abandono y frustración, es decir, que incluso estando cultivadas en las letras no han sabido comprender qué es lo que aquellos poemas le proponían. Antes hemos hablado del hermetismo en la poesía actual, y creo que ese ha sido uno de los problemas por los que los poetas tendríamos que hacer una reflexión si lo que queremos es comunicar.

En el caso de “Cambio de plano” le diría al lector que se acerca por primera vez a la poesía, que no va a ser abandonado en el hermetismo literario. Este libro, y los anteriores, han nacido para comunicar qué es la experiencia poética, con lo cual han sido elaborados para que el lector, novel o avanzado, pueda alcanzar la experiencia que una epifanía supone. Que la realidad, por un instante, se convierta en poesía.

 

  1. Como creador multidisciplinar, ¿de qué manera influyen otras artes en tu manera de concebir y escribir poesía?

 

Más bien son las otras artes las que se han nutrido a lo largo del tiempo de la poesía. En todas las ramas artísticas que desarrollo hay un afán por conseguir un discurso poético que haga que todo el conjunto de las obras tenga un sentido estético parejo.

Sea arte sonoro, plástico, audiovisual, la poesía es aquello que los atraviesa dándoles un sentido más amplio.

Y, ante todo, la poesía me ha supuesto una manera diferente de entender el mundo y todo aquello que lo compone.

 

  1. ¿Cómo imaginas el futuro de la poesía y qué responsabilidad sientes, como poeta, en acercar este género al público general?

 

Entiendo que estamos en un momento histórico donde la poesía ha quedado en un segundo término eclipsada por las pantallas de los celulares y ordenadores. Es cierto aquello de que no son tiempos para la lírica. Pero de ahí parte mi responsabilidad como poeta, la resistencia subversiva de seguir escribiendo poesía aun estando en un momento en el que escribir poemas supone estar expuesto a la deriva recurrente.

La poesía es una necesidad vital del ser humano. Cuando pasen unos años y las pantallas ya no nos den aquello que estamos demandando a la vida, es cuando aparecerá en su pleno apogeo la lírica en su dimensión contemporánea y necesariamente actual. Porque las interioridades de cada uno de nosotros no saben dialogar con la nube de internet, pero sí saben hacerlo con un buen poema.

Es por eso que, aunque ahora le sea difícil a la poesía encontrar su lugar, éste le será dado cuando los tiempos, cada vez más propensos a la interiorización y al diálogo interior de crecimiento, den con aquello que siempre ha existido; la lírica del corazón que habla a través de los poetas y que nos acompañan en nuestro diálogo más interno y profundo.

Cuando el mundo calle de tanta palabrería vana, encontrará a la poesía. Ésta siempre estuvo ahí.

 

The post Entrevista a Juan Manuel Leiva escritor de “Cambio de plano” appeared first on Poesí­a eres tú (revista).

Entrevistas

Fernando Riquelme: “Me interesaba contar algo, no meras descripciones de las cosas de mi alrededor”

 

Fernando Riquelme: “Me interesaba contar algo, no meras descripciones de las cosas de mi alrededor”

Fernando Riquelme, autor del poemario “Si aún sigues aquí, es que estás viva” (Ediciones Rilke, 2025), nos abre las puertas a su proceso creativo y su visión sobre la poesía contemporánea. Esta obra, que aborda la experiencia de una mujer maltratada y su proceso de liberación, ha sido reconocida por su fuerza emotiva y su capacidad para transmitir un mensaje de supervivencia y esperanza.

En esta conversación, el poeta barcelonés reflexiona sobre su elección del género poético como vehículo para expresar emociones profundas, la responsabilidad de dar voz a experiencias traumáticas y el poder transformador de la poesía en la sociedad actual. Con un lenguaje directo y cercano, Riquelme nos invita a descubrir cómo la poesía puede ser “un arma cargada de futuro” y una herramienta para la sanación individual y colectiva.

 

  1. Fernando, tu libro aborda una experiencia límite y dolorosa. ¿Qué te impulsó a transformar esta vivencia en poesía y no en otro género literario?

Quería expresar emociones, sentimientos —duda, miedo, inseguridad, angustia, determinación, superación…—, la historia en sí se sobreentiende, no se hace hincapié en ella, sino en lo que siente o en lo que está sintiendo la protagonista para superar su sufrimiento, su dolor. Me interesó hablar más de tú a tú, de corazón a corazón, por eso escogí la poesía.

 

  1. ¿Cuál crees que es el papel de la poesía en la sociedad contemporánea? ¿Puede la poesía ser un refugio, una denuncia, una herramienta de cambio?

 

Yo creo, como Gabriel Celaya, que la poesía es un arma cargada de futuro y más ahora, en estos tiempos tan oscuros, en los que hace falta más que nunca la verdad. La poesía para subsistir tiene que dejar de ser neutral, una mera decoración, un artilugio, para transformarse en un martillo pilón, en una herramienta que levante nuestros corazones y nos dé ánimo, fuerza, energía para afrontar los retos que debemos superar cada día. Debe ser un aliado, una compañera, una cómplice a nuestro lado.

 

  1. El poemario tiene una voz muy directa y cercana. ¿Cómo trabajaste el tono y la estructura para que el lector sintiera esa intimidad y urgencia?

 

Para mí era importante no utilizar un lenguaje, digamos más intelectual, sino un lenguaje próximo, cercano, en el que tuviera importancia lo que se transmite. Intenté no abusar de los adjetivos, no centrarme demasiado en el paisaje, en la apariencia, sino ir a lo esencial, a los sentimientos, a las emociones; sobre todo para transmitirlas, no para describirlas solamente. El esfuerzo mayor fue intentar no describir, sino transmitir, ponerme en el lugar del que recibe y no en el que cuenta la historia.

 

  1. En la actualidad, muchos lectores perciben la poesía como un género difícil o inaccesible. ¿Qué has intentado aportar para acercar la poesía a quienes no la leen habitualmente?

 

Me interesaba contar algo, no meras descripciones de las cosas de mi alrededor. El poemario tiene una estructura profunda, un contenido, explica algo, aunque sea a través de la mente, no del cuerpo, tiene una motivación (que no es, en sí, explicar la historia de un maltrato, por ejemplo, sino comunicar la evolución de una persona que lo ha sufrido). Es importante contar algo para que pueda interesar. Lo malo no es que la poesía sea un género difícil, lo malo es que no se cuente nada a través de ella.

 

  1. La obra está impregnada de simbolismos (la caja de Pandora, el Ave Fénix, las cadenas…). ¿Cómo surgieron estas imágenes y qué significado personal tienen para ti?

 

En realidad, lo que dirige mi obra es la relación, a veces inestable o en desequilibrio, del individuo —persona— con el colectivo, es decir, con la sociedad. En el caso concreto de este poemario, de manera subliminal enfrento a la protagonista, no sólo con su cónyuge maltratador, sino que hago que ese marido machista, sublime los valores patriarcales que rigen nuestra sociedad, con lo que no sólo le ha engañado él, poniéndose una máscara, sino que representa al inconsciente colectivo que nos engaña a todos con unos valores hipócritas, competitivos, piramidales, misóginos o de explotación de las personas, que nos condicionan a todos nosotros al desenvolvernos en la sociedad. El enemigo de ella, son los arquetipos que representan a los enemigos de todas. De ahí que utilice a veces el simbolismo o las imágenes que representen al colectivo o las ideas ancestrales utilizadas en literatura o en el arte que relacionan a ese individuo solo, en una sociedad que lo absorbe y lo aprisiona contra la que debe de luchar, como son la Caja de Pandora, el Ave Fénix, las cadenas, el grito de Munch, el cubo de Rubik o de una forma más cotidiana, las chisteras de los hombres con poder, el tambor, las trompetas, el circo el carnaval, el deber, el tren, la luna frente al mar, el baile, o la mujer y la diosa.

 

  1. ¿Qué autores o autoras han influido en tu manera de entender y escribir poesía? ¿Sientes que dialogas con alguna tradición o generación concreta?

 

Me atrae mucho la poesía que cuestiona las costumbres colectivas de los individuos cuando están en sociedad, sobre todo las que cogen imágenes o ritos cotidianos y los elevan para expresar la idiotez humana. En ese sentido el americano Charles Bukowski es un maestro, duro, certero e inflexible. En poesía de guerra me atrae mucho Bertolt Brecht o el mismo Celaya, porque me hacen pensar en el entorno que nos rodea. Bob Dylan tiene un talento especial para combinar lo que describe con imágenes simbólicas o alegóricas que cortan la descripción, pero que, en el fondo, la ensalzan. De los poetas españoles los que más me han influido son Antonio Machado, García Lorca o Gil de Biedma y por el uso de las imágenes en poesía me gustan Joan Brossa o Salvat Papasseit. Tengo una debilidad especial de siempre por el italiano Cessare Pavesse y su Lavorare Stanca. Sobre todo, me apasionan los poetas que evocan la realidad y la tiñen de emociones sobre esa misma realidad.

 

  1. ¿Cómo fue el proceso emocional de escribir este libro? ¿Te ha cambiado como escritor y como persona?

 

Como poeta, este proyecto me ha concretado lo que he mencionado en apartados anteriores, que la poesía debe decir algo, contar algo, hacer sentir algo (más que vivir, hay que sentir que se vive) —al menos, la poesía que me atrapa, la que intento escribir es así—. No creo que la poesía deba limitarse a describir imágenes o lugares, muy bien dicho, pero sin verdad. La imagen de un móvil con un selfie, explicando al público que te estás maquillando con tal o cual marca, ante un terremoto mortal que ha roto la tierra, no creo que sirva como poema. Desde luego, da tu versión personal de algo, pero es precisamente la versión que no interesa.

 

En el tema personal, el hecho de preparar un proyecto poético compacto, con principio y fin, no de poemas sueltos que se van encadenando unos a otros, me ha servido para concebir los proyectos como algo vivo, entero, que crece y se acaba, pero que tienes que cuidar en su conjunto. No se puede uno conformar con genialidades sueltas, debe darse sentido al conjunto al completo.

 

  1. El poemario aborda la violencia de género desde una perspectiva testimonial y lírica. ¿Qué responsabilidad sientes al dar voz a estas experiencias?

 

Vivimos en un mundo injusto y desigual, que, en realidad, queda fuera de nuestro alcance y no podemos cambiar, salvo enfadarnos con él o pasar. En este tipo de mundo, nuestra posición cuenta. De hecho, es lo único que cuenta. No podemos hacer nada más que posicionarnos ante las injusticias, ante los abusos, ante la desigualdad, esa es nuestra única actuación posible en este mundo (incluso si no nos posicionamos, de hecho, esa ya es una posición) No podemos cambiar el mundo, pero nuestra implicación en él si que ha de ser clara, es lo único que podemos hacer. Hagámoslo. Y, si no lo hacemos, también, de hecho, lo estamos haciendo.

 

  1. ¿Crees que la literatura, y en particular la poesía, puede contribuir a la sanación individual y colectiva frente al trauma?

 

Los traumas son territorios de la mente, de las emociones. Nuestra relación con las emociones que sentimos, de hecho, es lo que marca nuestro “yo”. Hay que estar toda la vida aprendiendo, conociendo, moldeando nuestra mente, nuestro espíritu. Escoger y trabajar las motivaciones es lo que nos facilita el camino de nuestra sanación, de nuestro presente y futuro. La lectura y la poesía son un puntal básico para reflexionar, para el conocimiento, para la autoconciencia, para ayudar a nuestra mente a escoger el camino correcto.

 

  1. Has publicado novela, teatro y ahora este poemario. ¿Qué diferencias encuentras en el proceso creativo de cada género y qué te aporta la poesía que no encuentras en otros formatos?

 

Para mí la novela es contar una historia. El teatro es plantear un conflicto. La poesía es transmitir emociones. La poesía es una explosión. La novela es un río que avanza. El teatro es una cascada que ruge sobre un lago tranquilo. Diría que en la poesía me encuentro directamente con mi “yo”, cara a cara. Lo difícil es que ese “yo mío”, llegue a ser el “yo del otro”, ahí está la dificultad, el riesgo, el éxito de la poesía: que mis emociones las sepa transmitir hasta el punto de que se conviertan en las emociones del otro. La novela te interesa. El teatro te posiciona. La poesía te conmueve.

 

  1. ¿Cómo imaginas la experiencia del lector ante este libro? ¿Qué te gustaría que sintiera o pensara al cerrar la última página?

 

Me gustaría que el lector conectara con el poemario hasta el punto de transmitirle la fuerza de la seguridad en sí mismo. Desearía que le diera un chute de autoestima, de capacidad de reconstrucción, de ímpetu para hacer cosas, para desarrollarse, para avanzar. No me gustaría que sólo le gustara o no le interesara, sino que le diera un empujón para reafirmarse en sí, para construir proyectos, para llevarlos adelante, para disfrutar, para reconocer su pasión en todo lo que hace. Que sea un libro positivo, de acción, no sólo contemplativo. Tal vez la frase sería: “no te rindas”, pero ahora, al escribirla, “no te rindas”, me parece poco, porque parece un acto conformista, casi de lo anterior a la rendición y no, es un “adelante, avanza”. Que lloren ellos.

 

  1. ¿Qué retos y oportunidades ves actualmente para la poesía en España? ¿Qué te gustaría decirles a los jóvenes poetas y a quienes se acercan por primera vez al género?

 

En principio, les diría como dijo Auden, creo, que al principio no hagan poemas de amor a alguien, que los guarden para luego. Es importante que al poeta le interese el mundo o, al menos, el mundo que le toca directamente a él, el que siente como suyo. En ese mundo hay preocupaciones, miedos, alegrías, pasión, odio y amor, pero el amor visto desde dentro, desde el motor que genera ese amor, no por la persona en sí al que se dirige (que, en realidad, no es él), sino el motor que le hace amar (que ese sí que forma parte de él). El poeta debe descubrir el motor que le mueve en todo, el que le empuja al dolor, al sufrimiento, al placer, a la pasión. Debe ser consciente de que vive. Lo dicho antes: no es vivir lo que necesita el poeta, el poeta necesita sentir que vive.

 

Y, desde luego, es importante que su poesía cuente algo.

 

  1. Finalmente, ¿qué significa para ti, en lo personal y en lo literario, la frase que da título al libro: “Si aún sigues aquí, es que estás viva”?

 

Es una frase de optimismo, de avanzar, de darte cuenta de que estás viva.

 

Si sigues aquí (si no te han matado), significa que estás viva, que puedes vivir, que debes vivir por ti misma, para ti, por ti, no necesitas más razones.

The post Fernando Riquelme: “Me interesaba contar algo, no meras descripciones de las cosas de mi alrededor” appeared first on Poesí­a eres tú (revista).

Nuestros escritores

  • Alain Yebra
  • Alba García Torres
  • Alberto Cuenca Serrano
  • Alberto Gomez Vaquero
  • Alberto Morate
  • Alejandro Ojeda Pérez
  • Ana María Olivares
  • Andrés P. Broncano
  • Angel García García
  • Angelina Jiménez Fernández
  • Anna Åström
  • Antolín Iglesias Páramo
  • Antonio Díaz Tortajada
  • Antonio Fernández Montoya
  • Antonio GIL DE ZUÑIGA
  • Antonio Mariñez Dominguez
  • Antonio Montoya Cardoso
  • Antonio Morenés Bertrán
  • Armando Nar Alsina
  • Blanca Sarasa Plaza
  • Blanca Uriarte
  • Carmen Gómez-Fayrén
  • Carmen Hernández Montalbán
  • Carmen Larrinaga
  • Ciara Giannetti
  • Club de Poesía
  • Coral Lao
  • Cristina Giménez López
  • Daniel Teran Fierro
  • Daniel Viñambres Martínez
  • David García Abejas
  • David Gómez Cristóbal
  • David Martínez López de Silanes
  • David Pérez Pol
  • David Romero Raposo
  • David Sánchez-Valverde Montero
  • Diego del Cid
  • Dimitrinka Nikleva
  • Doforo Emmanuel Soro
  • Dolores Antonia Giménez Gelardo
  • Elena Luna Almeda
  • Emiliano de Lucas Matarranz
  • Emilio Girón Romero
  • Enrique Gómez Caffarena
  • Enrique Sandamil García
  • Eric Arbonés Castellví
  • Ernesto Miracle
  • Esmeralda Carroza García
  • Eva Ramírez
  • Felipe Espílez Murciano
  • Fernando de la Rosa
  • Fernando Forte Mora
  • Fernando Marín Calleja
  • Fernando Vega Gómez
  • Florentino Zapatero Acebes
  • Francisco Javier Erro
  • Francisco José Nuñez Gavira
  • Francisco Manuel Rodríguez López
  • Francisco Vicente Pulido Carcaboso
  • Frida Muñoz Plaza
  • Gabriel Humero
  • Gerardo Ferreiro Valiño
  • Guillermo González Martínez
  • Hamid Larbi
  • Horacio Felipe Rodríguez Porto
  • Ignacio Monfort González
  • Inmaculada López Verdeguer
  • Iván David Rodríguez Casais
  • Iván Montenegro Vázquez
  • Javier Korres
  • Javier Millán Mainar
  • Jerónimo Fernández Duarte
  • Jesús García
  • Joaquin C. Hermoso
  • Jorge Castro
  • Jorge David Jiménez Jiménez
  • José Ángel Rodríguez Fernández
  • José Fernández Carbonell
  • José Ignacio Díaz de Rábago
  • José Luís López Enamorado
  • José Luis Pérez Fuente
  • José Ramón Casanova
  • Josep Piella Vila
  • Juan Antonio Mota Navarro
  • Juan Carlos Macias Toro
  • Juan Eladio Palmis Sánchez
  • Juan Manuel Galeano
  • Juan Moreno Ramos
  • Juanjo Escribano
  • Julia de Campos Monsalve
  • Julia Valiente Garrido
  • Karla Ruiz Serrano
  • Koroa Batekin
  • Lallo Rosique
  • Laura Mondelo García
  • Leb
  • Luis de la Rosa Fernández
  • Luis García Alonso
  • Luis García Farrés
  • Luis Martínez Victorio
  • Luis Miguel Sanmartín
  • Macarena Gil de Biedma
  • Madalina Bajanescu
  • Maite Cabrerizo Benito
  • Manuel Díaz Pérez
  • Manuel Rey
  • Marco Castaño Meissel
  • Marcos Diéguez Cuevas
  • Marcos Ferrero Blanco
  • Maria Carmen Badillo Baena
  • María Concepción Cruz Pentón
  • María del Olmo Herrero
  • María Luisa Arenzana
  • María Paz Cots Marfil
  • Maria Pilar Rodríguez Sanchéz
  • María Villar Herbello
  • Mariano Rupérez Pérez
  • Mariano Salcedo Mencia
  • Maricel de la Hoz
  • Mario Martín Lera
  • Marta Peral Mayordomo
  • Martha María Martínez Rodríguez
  • Martín Paredes Aparicio
  • Miguel Ángel Baamonde
  • Miguel Ángel Cabrero
  • Miguel Ángel Dolz García
  • Miguel Angel Martínez Janáriz
  • Mila Cano
  • Mónica Galindo y Sara Marín
  • Najim Mouhsin
  • Nieves Díaz Hernández
  • Pablo Melgares Natoli
  • Pablo Mora Guillem
  • Pablo Villa
  • Paco Bello
  • Paco Gómez Soto
  • Paloma Granero Doctor
  • Pedro Antonio Rodríguez Fernández
  • Pedro Iván Hernández
  • Pedro Monfort Monfort
  • Pedro Paricio Damián
  • Poetas en Jumilla
  • Rafael Luis Ibáñez González
  • Ramón Garay Despujol
  • Ramón Roldán
  • Raul Elena Calvo
  • Ricardo Diéguez Aguilar
  • Rocío Calderón Conesa
  • Rogelio Guedea
  • Rosario López Benavente
  • Rubén Coiras Soto
  • Salvador Ribes Ibáñez
  • Sandra Tortajada Aragón
  • Sandro Vera González
  • Santiago Pedrosa Barrachina
  • Selena Marrero Plaza
  • Sergio R.
  • Silvia García Taboada
  • Sofía Román Barbieri
  • Susana Peña Melero
  • Thormentazo
  • Vanesa Ruiz Pérez
  • Verónica Micle
  • Victor J. Ruíz
  • Victoria Torres Villasevil
  • Yohana Anaya Ruiz
  • Yudi Miclin González
  • Yves de Saá Guerra
Club de Poesía
© Club de Poesía 2025
Powered by WordPress • Themify WordPress Themes