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ENTREVISTA A ALEX ROMERO DE LA OSA DÍAZ
ENTREVISTA A ALEX ROMERO DE LA OSA DÍAZ
Con motivo de la publicación de “Ver es para ciegos”
En el panorama poético español contemporáneo pocas veces surge una voz tan joven y a la vez tan necesaria como la de Alex Romero de la Osa Díaz. Con apenas 15 años, este autor madrileño ha logrado lo que muchos escritores tardan décadas en conseguir: crear una obra que no solo conmueve, sino que transforma la manera en que entendemos la poesía como acto de resistencia y supervivencia.
“Ver es para ciegos”, su segundo poemario publicado por Editorial Poesía eres tú, es mucho más que un libro de versos. Se trata de un testimonio descarnado que aborda sin filtros ni eufemismos realidades que nuestra sociedad prefiere mantener en las sombras: el abuso infantil, la identidad trans, la violencia doméstica y el camino hacia la sanación. Con un lenguaje directo que prescinde de artificios retóricos, Alex construye una poesía que duele, que incomoda y que, precisamente por ello, resulta imprescindible.
Lo que distingue a esta obra no es solo la valentía de su autor para exponer heridas tan profundas, sino su capacidad para transformar el trauma personal en arte universal. Cada poema funciona como una pieza de un puzzle emocional que, una vez completo, ofrece un mapa preciso del dolor y, sobre todo, de la posibilidad de trascenderlo.
En esta entrevista, Alex nos habla del proceso creativo detrás de “Ver es para ciegos”, de los desafíos de escribir desde la experiencia del trauma, y de su visión sobre el papel que debe jugar la poesía joven en un mundo que, demasiado a menudo, prefiere cerrar los ojos ante las verdades más incómodas. Sus respuestas revelan a un joven escritor que ha encontrado en la palabra no solo un refugio, sino un instrumento de transformación social.
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Alex, “Ver es para ciegos” es un título que impacta desde el primer momento. ¿Qué buscas transmitir con esta aparente paradoja y cómo conecta con el mensaje central de tu poemario?
Quería mostrar que muchas veces miramos pero no vemos a los demás. Me gustaría que la gente comprendiese que no hay que mirar hacia otro lado. No se debe ignorar el dolor, y mucho menos el propio, porque eso era algo que yo hacía para evitar que se me partiese el corazón. Pero termina siendo siempre mucho peor.
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En tu nota del autor escribes que “la verdadera ceguera no está en la retina, sino en la voluntad de no ver”. ¿Crees que la poesía tiene el poder de abrir los ojos a realidades que la sociedad prefiere ignorar?
Sí, creo que es así porque fue la misma poesía la que me abrió a mí los ojos. La poesía incomoda, despierta y te obliga a mantener los ojos abiertos,a encontrarte de frente con tu propia realidad o la de la sociedad.
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Tu obra aborda temas extremadamente duros como el abuso, la identidad trans o la violencia doméstica con una honestidad brutal. ¿Cómo encuentras el equilibrio entre la necesidad de testimoniar y el cuidado hacia ti mismo al escribir sobre estos traumas?
Para mí, escribir es abrir mi corazón en banda para entregárselo a las páginas.
Escribir me ayuda a sentirme mejor, con lo cual no suelo corregir mucho porque creo que es totalmente necesario transmitir ese dolor y sufrimiento que sentía en ese instante.
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Con solo 15 años ya tienes dos libros publicados. ¿Sientes que tu juventud te da una perspectiva diferente sobre la poesía, o por el contrario, que a veces no se toma en serio tu trabajo por tu edad?
Mi edad a veces despierta curiosidad, y otras veces provoca dudas sobre la calidad de lo que escribo. Pero estoy convencido de que la escritura no se mide en años, sino en la capacidad de abrirse, de transmitir, de tocar algo profundo en quien lee.
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Muchos consideran que la poesía es un género elitista y poco accesible. Sin embargo, tu lenguaje es directo y emocional. ¿Cómo crees que se puede acercar la poesía al público general sin perder calidad literaria?
Realmente, no creo que la poesía pierda valor por ser clara. Creo que pierde el valor cuando no emociona, cuando no llega al corazón del lector. La sencillez también puede ser profunda.
Hay cosas que no se pueden contar de otra forma.
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En poemas como “Creo que no he pillado las reglas” utilizas la perspectiva infantil para abordar el abuso. ¿Qué te lleva a elegir estas técnicas narrativas y cómo trabajas la voz poética en situaciones tan delicadas?
En ese tipo de poemas me gusta que se narre desde el punto de vista infantil, para que se llegue a entender hasta qué punto una situación así te hace sentirte y verte tan vulnerable. En una situación así incluso te aferras al monstruo. Creo que el dolor se entiende mejor desde la inocencia, desde alguien que se siente roto pero no entiende qué ha hecho para que alguien le rompa, o alguien que ni siquiera entiende que le está rompiendo.
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Tu poemario funciona casi como un mapa del trauma y la supervivencia. ¿Consideras que la escritura ha sido para ti una herramienta terapéutica o siempre la has concebido como un acto artístico?
Es ambas cosas. Escribir nació como una forma de sobrevivir, de irme desenterrando poco a poco. Y lo sigue siendo. Pero ahora, también se ha convertido en un espacio artístico donde me reencuentro conmigo mismo
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¿Qué papel crees que debe jugar la poesía joven en el panorama literario español actual? ¿Existe espacio real para voces como la tuya que hablan sin filtros de realidades incómodas?
La poesía joven aporta nuevos puntos de vista. Creo que cada vez hay más espacio para voces como la mía, porque cada vez hay más lectores que buscan autenticidad y que no tienen miedo a leer lo que antes se censuraba.
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En tus agradecimientos mencionas a muchas personas que te han apoyado. ¿Cómo ha sido la recepción de tu familia y entorno cercano ante una obra tan personal y reveladora?
Realmente, mi familia y amigos no saben todavía el contenido exacto del libro, pero sí más o menos sobre qué va. Y como siempre, me han apoyado en este proceso.
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Mirando hacia el futuro, ¿cómo te gustaría que fuera recordado “Ver es para ciegos” y qué esperas que los lectores se lleven tras cerrar tu libro?
Quisiera que se recordase este libro como un acto de valentía. Y no busco que solo se me recuerde a mí, sino que cada lector, al cerrar estas páginas, encuentre un motivo para no callar lo que le duele.
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“Ver es para ciegos”: Una revolución poética desde los márgenes
“Ver es para ciegos”: Una revolución poética desde los márgenes
Título y Autor
“Ver es para ciegos” (Editorial Poesía eres tú, 2025) es el poemario debut de Alex Romero de la Osa Díaz, una joven voz de la poesía española contemporánea que irrumpe en el panorama literario con una propuesta radical y necesaria. Aunque se trata de una autora novel, su trabajo evidencia una madurez literaria notable, construida desde la experiencia personal y la urgencia testimonial que caracteriza a las nuevas generaciones de poetas comprometidos con la visibilidad de las identidades disidentes.
Resumen Breve
Este poemario se articula como un testimonio poético que aborda la experiencia trans, el abuso infantil, la violencia doméstica y la búsqueda de identidad en una sociedad que prefiere “no ver”. A través de 48 poemas organizados sin divisiones temáticas explícitas, la obra construye un recorrido emocional que va desde el dolor más profundo hasta la resistencia y la supervivencia. El título, lejos de ser paradójico, funciona como advertencia: “la verdadera ceguera no está en la retina, sino en la voluntad de no ver”.
Análisis de Elementos Literarios
Estructura y Trama Poética
La arquitectura del poemario sigue una lógica emocional más que cronológica. Los poemas se suceden como ondas expansivas de una experiencia traumática que se va elaborando a través del lenguaje. Desde “Desnúdame”, que abre con la metáfora de los nudos amorosos, hasta “36% (al borde del precipicio)”, que cierra con la estadística convertida en testimonio personal, la obra construye un arco narrativo que va de la vulnerabilidad al empoderamiento.
Estilo y Lenguaje: Innovaciones Técnicas
Romero de la Osa desarrolla varias técnicas innovadoras que acercan la poesía al lector contemporáneo:
1. Hibridación genérica: Poemas como “¡Que no llames, joder!” funcionan como monólogos internos que rompen la cuarta pared, dirigiéndose directamente al papel: “Se lo digo a la libreta porque es la única que no me lleva la contraria”. Esta técnica establece una intimidad radical con el lector.
2. Uso estratégico de la oralidad: El registro coloquial (“Vaya desesperado de mierda”, “Ya se nos acabó el chollo”) no busca efectismo sino autenticidad emocional, conectando con un público acostumbrado a la inmediatez comunicativa digital.
3. Narratividad poética expandida: “Creo que no he pillado las reglas” despliega una narrativa completa sobre abuso infantil desde la perspectiva ingenua del niño, utilizando la ironía trágica como recurso devastador.
4. Recontextualización de símbolos: La luna, elemento clásico de la lírica amorosa, se convierte en “Mi luna perdida” y “Huérfano de luna”, resignificando el abandono amoroso desde la especificidad de la experiencia trans.
Ambientación: El Espacio de lo Invisible
El poemario construye una geografía emocional que va del espacio íntimo (la habitación, la cama, el baño del colegio) al espacio social hostil (las calles, las miradas, los señalamientos). Esta ambientación no es meramente descriptiva sino política: visibiliza los espacios donde se ejercen las violencias cotidianas sobre los cuerpos disidentes.
Interpretación y Juicio Crítico
Simbolismo y Metáforas Subyacentes
La obra opera a través de un sistema simbólico coherente donde el acto de “ver” se opone sistemáticamente al de “mirar”. El poema “10 mentiras” funciona como manifiesto: cada mentira social (“Soy un monstruo”, “Una aberración”) se desmonta con la declaración final: “soy transexual. Y ya no tengo miedo”.
El hilo rojo del poema homónimo funciona como metáfora del amor tóxico que, siguiendo la tradición oriental del hilo rojo del destino, se pervierte hasta convertirse en “perdición”. Esta subversión de símbolos universales es una constante en la obra.
Calidad Literaria y Originalidad
La originalidad de Romero de la Osa radica en su capacidad para transformar el testimonio personal en materia poética sin caer en el sentimentalismo. Poemas como “Amor miserable” utilizan la anáfora clásica (“Y por un mísero…”) para construir una letanía moderna del amor como autodestrucción.
La coherencia formal se mantiene a través de un registro que oscila conscientemente entre lo coloquial y lo elevado, creando un efecto de extrañamiento que mantiene la tensión poética sin perder accesibilidad.
Contexto Histórico y Cultural
Contexto Contemporáneo
“Ver es para ciegos” se inscribe en el momento histórico de mayor visibilidad del colectivo LGTBI+ en España, pero también en un período de backlash conservador. La obra dialoga con el contexto de las leyes trans y los debates sobre identidad de género, posicionándose desde la experiencia vivida frente a la abstracción del debate político.
Reflexión Cultural
El poemario critica la “ceguera voluntaria” de una sociedad que prefiere no enfrentar las violencias que ejerce sobre las identidades no normativas. El poema “Instrucciones para no morir” conecta la experiencia trans con la violencia machista, ampliando el marco interpretativo hacia una crítica estructural del patriarcado.
Comparación con Poetas del Siglo XX
Tradición y Ruptura
La obra dialoga productivamente con la tradición poética española del siglo XX, especialmente con:
Gloria Fuertes: Comparte el uso estratégico de la sencillez aparente y la oralidad, pero Romero de la Osa politiza esta herencia desde la identidad trans. Ambas autoras utilizan el humor negro como mecanismo de supervivencia.
Ángel González: La ironía amarga y la desmitificación del amor conectan con la tradición de González, pero actualizadas desde la experiencia queer contemporánea.
Ana Rossetti: El tratamiento explícito del deseo y la corporalidad encuentra eco en Rossetti, aunque Romero de la Osa invierte la mirada desde el cuerpo trans como territorio de resistencia.
Innovaciones Respecto al Canon
Donde la poesía del siglo XX abordaba la marginalidad desde códigos oblicuos, esta obra opta por la nominalización directa: “soy transexual. Y ya no tengo miedo”. Esta transparencia representa una evolución necesaria en el tratamiento poético de las identidades disidentes.
Opinión Personal
“Ver es para ciegos” es una obra valiente y necesaria que cumple con creces su propósito de visibilizar experiencias sistemáticamente silenciadas. Su mayor logro es convertir el testimonio personal en poesía universal sin traicionar la especificidad de la experiencia trans.
La accesibilidad del lenguaje no compromete la complejidad emocional ni la sofisticación técnica. Al contrario, demuestra que la innovación poética puede residir en la honestidad radical más que en el hermetismo.
Recomendación: Obra imprescindible para lectores interesados en la poesía contemporánea comprometida, estudiosos de literatura LGTBI+ y cualquier persona dispuesta a enfrentar verdades incómodas a través de la belleza del lenguaje poético.
“Ver es para ciegos” inaugura una voz poética madura y necesaria en el panorama español. Alex Romero de la Osa logra crear un lenguaje propio que, sin renunciar a la tradición lírica, la actualiza desde las urgencias del presente. Su capacidad para transformar el dolor en resistencia, el testimonio en arte y lo personal en político la sitúa como una de las voces más prometedoras de su generación.
La obra cumple su promesa inicial: obliga a no cerrar los ojos. En tiempos de polarización y negacionismo, esta poesía que nombra sin eufemismos se vuelve un acto de resistencia cultural imprescindible.
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No de Alex Romero de la Osa Díaz, “Ver es para ciegos”
NO
No.
N-O
2 letras.
Entiendo que no te enseñaron a leer (ni a querer),
pero hasta un perro lo entendería.
Tenía muñecas, no deseos.
Tenía miedos, no secretos.
Y tú,
con manos grandes y promesas sucias,
convertiste mi infancia en un infierno.
No era amor,
era poder.
No era un juego,
era mi piel rota
y tu sombra escondida entre las cenas familiares.
Fuiste el monstruo
que aprendí a llamar por su nombre
y a temer cuando la puerta tenía pestillo.
Pero hoy lo grito:
NO.
Aunque tiemble, aunque me sangren los recuerdos,
aunque todavía me duela existir en ese cuarto.
NO.
Porque mi cuerpo no era tuyo.
Porque el parentesco no es permiso.
Porque fui niña
y tú decidiste no ser humano.
Alex Romero de la Osa Díaz, “Ver es para ciegos”
El grito necesario
Hay poemas que contienen todas las edades de quien los escribe, que arrastran en su fuerza la memoria misma de una civilización rota y el anhelo de una futura justicia. Este poema es un portazo al horror y una llave lanzada lejos: la llave de la puerta que el monstruo cerraba, que el poeta abre con un NO que lo abarca todo. Es palabra convertida en refugio, en escudo, en bálsamo tardío.
Aquí la infancia se define no por la inocencia, sino por el miedo, la frontera entre ser persona y ser muñeca, ser cuerpo y ser secreto. La sencillez formal, la violencia contenida y la claridad en la denuncia devuelven al lector la vergüenza ajena de una sociedad que, a menudo, solo escucha demasiado tarde. Cada línea es un testimonio público, pero sobre todo un ritual de supervivencia: el NO ha dejado de ser un susurro en la garganta y hoy tiembla como trueno. Esta negación es origen de vida, de nombre, de derecho a escribir la propia historia.
El milagro de este poema es que cada palabra, sin pretenderlo, aúlla por todos los silencios que no han sido aún escritos. Es un himno a la dignidad en la derrota, un alambre afilado que separa para siempre la culpa del sobreviviente de la del verdugo. Ante todo, es la prueba encarnada de que la poesía no rescata, pero sí puede nombrar la puerta y el pestillo, y puede señalar, sin miedo, al monstruo.
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