Club de Poesía
noviembre 12 2011

Magdalena María Reyes: “El mayor don de la poesía es la libertad”

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Magdalena María Reyes Puig (Montevideo, Uruguay, 1970) . Es bisnieta del poeta uruguayo Dr. José María Delgado (Uruguay, 1885-1956), fundador de la revista literaria Pegaso en 1921 y ganador de varios premios y menciones literarias otorgados, entre otros, por el Ministerio de Instrucción Pública, el Certamen Latinoamericano de Poesía organizado por el diario “La Prensa” de Buenos Aires

(1939), la Academia Nacional de Letras (1950) y el Jurado del Concurso Hispanoamericano organizado por “ABC” de Madrid para perpetuar la hazaña del “Plus Ultra” (1926). Es licenciada en Filosofía y realizó estudios de Psicología. Actualmente ejerce como docente de Filosofía, Psicología y Teoría del Conocimiento. Magdalena, acaba de publicar su libro: Yo mujer en España con el sello editorial Poesía eres tú.

 

“Yo mujer” deja claro desde el título que el contenido del libro es el diálogo íntimo de una mujer consigo misma. ¿Hay lugar para una poesía feminista? Y si es así ¿qué singularidades tendría esa poesía?

 

La poesía es un lenguaje universal, y entonces no creo que se pueda hablar de ella en términos de género ni de ningún otro tipo de orden o categoría. Si bien “Yo Mujer” encarna el diálogo de una mujer consigo misma, es el recurso de la poesía como medio para expresar éste diálogo lo que le otorga a la obra un carácter universal. La poesía, encumbrada en la cúspide del Olimpo, trasciende todos los accidentes, sistemas y registros, para concedernos ese maravilloso e inextricable misterio de la humanidad. Basta dejarse tocar por la magia que engendra y suscita la poesía para poder sentir que a pesar de todas las distancias, subjetividades, intimidades y diferencias, todos estamos esencialmente congregados en ese, ¡tan nuestro!, ser “humanos, demasiado humanos”. Es que la poesía habla desde el sentir que,  aún aunado y confundido con el pensar, es ese río que fluye brioso y rebelde en lo más profundo de nuestra esencia, esa de donde todo lo humano emerge y hacia donde todo lo humano regresa.

Así, sólo deberíamos concedernos la libertad de hablar en términos de el/la poeta, y quizás hasta de diferentes estilos que pueden distinguir entre formas relativas de escribir poesía según el género, pero no así de la Poesía; su mayor don es la Libertad, a la cual jamás renuncia aún a pesar de todos los esfuerzos por subordinarla a nuestro humano discernimiento y a la seguridad que nos provee el orden lógico de toda categorización.

 

 

-          Esa poesía feminista es, en cierto modo, también un alegato social sobre el papel de la mujer en el mundo, aunque se enfoque desde la vida íntima de la mujer, ¿no?

 

Es innegable que existen diferencias en los roles que cumplen hombres y mujeres en el mundo,  y también es cierto que el Arte ha sido muchas veces un medio para dejar constancia, en forma consciente o inconsciente, de éstas diferencias. Mujeres, y también hombres, que han encontrado en su sentida conformidad o disconformidad con el rol que les toca y con el papel que representan, la inspiración para engendrar y dar a luz una obra de arte que profiera una confesión o una protesta.

En contextos tan complejos donde se encuadran éstas diferencias, el rol de la mujer es el que más transformaciones ha sufrido en éstos últimos tiempos lo cual, sumado a la aparentemente mayor complejidad de la naturaleza femenina, ha colocado al tema de “la mujer” en tapete de las más recientes reflexiones científicas, artísticas y filosóficas. Ya lo dijo Dostoievky; “La mujer, sólo el diablo sabe lo que es; yo no lo sé en absoluto”. Y “Yo Mujer” comulga en este sentir el misterio de la femineidad, mas en este caso en carne propia, lo cual se evidencia en el contenido de la obra y se termina de concretar en el tono sentencioso de su  epíteto. “Yo Mujer” refleja la multiplicidad compleja y contradictoria de todas las mujeres que me habita a mí, su autora, y en ese sentido soy yo, pero también puede ser otra, u otras mujeres, o inclusive todas las mujeres del mundo… Pero cada día siento con más fuerza y convencimiento que también puede ser otro hombre, u otros, hasta todos los hombres del mundo, y esto aunque sea tan sólo porque, como toda la Poesía, “Yo Mujer” es la exclamación de una vida sentida, y en eso estamos, sin lugar a dudas, todos los seres humanos por igual  inmersos e incluidos.

“Yo Mujer” se dio a luz gracias a un impulso de libertad y de vida que se impone sobre todo acto individual de voluntad y, entonces, si hoy representa o no un alegato social, esto será por el propio fluir libre de la obra que está ahora en el mundo pronta para entregarse, dialogar y comulgar con quien se embarque en su lectura y esto, estoy profundamente convencida, ya me trasciende a mí como su autora.

Por mi parte, ahora sólo espero que quien sea que la lea simplemente pueda pensar y sentir; “¡Sí, es así como lo siento…!”

 

 

-          Técnicamente, nos ha sorprendido el recurso de mezclar, versos cortos, más tradicionalmente poéticos, con versos más largos e incluso prosa. ¿Qué te ofrece esta técnica, por qué decidiste emplearla?

 

Más que una técnica premeditada, el recurso de intercalar el verso con la prosa poética, proviene de esa doble pasión y dedicación que siempre he profesado por la Poesía y la Filosofía. Al momento de escribir siempre sentí latir en mí esa música que me empuja a tomar la palabra y ponerla en un contexto donde no sólo signifique algo, sino también sea una nota o un acorde dentro de esa sinfonía –el poema- que contiene y abraza el auténtico sentido de lo que quiero expresar. Como escritora, me siento poeta, sin lugar a dudas, ya que es poesía lo que resuena y brota desde mi fuero más íntimo cuando me dedico a escribir. Pero también palpita en mí esa urgencia por indagar y desentrañar ideas y conceptos, tan propia de mi profesión de filósofa y para la cual la poesía sola no siempre es un recurso suficiente, razón por la cual recurro a la prosa. Sin embargo, es tan fuerte esta propensión hacia la poesía que incluso mi prosa tiene una rúbrica lírica. Así, esta técnica me ofrece la posibilidad de integrar mis dos profesiones en una misma obra ya que, como María Zambrano, creo en el valor de proponer y fomentar una “razón poética” donde, como antaño,  Filosofía y Poesía comulgan con el objetivo de iluminar la existencia.

 

-          Otro asunto que nos ha llamado la atención es que decidieras publicar en España tu primera obra ¿Qué te llevó a ello?

 

La decisión de publicar mi primera obra en España responde al hecho de que allá se le abre a la poesía un espectro mucho más amplio de posibilidades que en mi país. En Uruguay se edita muy poca poesía que es, por lo general,  leída y disfrutada por un círculo reducido de amantes y estudiosos del verso y la prosa poética. Esto resulta especialmente paradójico tomando en cuenta que Uruguay ha sido cuna de talentosos, fecundos y reconocidos poetas tales como Juana de Ibarbourou, Delmira Agustini, Idea Vilariño, Mario Benedetti, Jules Supervielle, Susana Soca, Juan Zorrilla de San Martín, Julio Inverso, Marosa di Giorgio, Cristina Peri Rossi  y Circe Maia, entre otros.

En España, por el contrario, se le concede un valor más concreto y explícito a la poesía como género literario y, tengo entendido, especialmente a las poetas ya que éstas son, como bien lo expresó Miguel de Unamuno en una carta de Juana de Ibarbourou, más escasas en la tradición ibérica, en comparación con la latinoamericana.  

 

-          Desde Uruguay se tiene conocimiento de la poética española actual. ¿Hay intercambio? A España, por ejemplo, la poesía latinoamericana no llega si no es a través de premios o reconocimientos a los autores más consagrados.

 

El intercambio es aún insuficiente. Si bien acá tenemos cierto conocimiento de la poética española actual, esto en general sólo se aplica a los reducidos círculos antes mencionados de entendidos y aficionados a la poesía. Mientras otros géneros literarios, tales como la narrativa y el ensayo, ocupan lugares destacados en los anaqueles de las librerías, la poesía, tanto clásica como contemporánea, es relegada en esquinas apartadas y restringidas de los reductos literarios uruguayos y, me atrevo a decir, también latinoamericanos en general.

Así, no es extraño que la poesía latinoamericana no sea tan conocida en España, ya que para serlo, antes debe ser valorada y promovida en el contexto donde se engendra y se encarna.

 

 

-          Sabemos que ejerces como maestra de filosofía, psicología y teoría del conocimiento. Son muchos los autores que, desde la filosofía, se acaban acercando a la poesía. ¿Qué ofrece el verso, la poesía, a los pensadores? ¿Por qué necesitáis, más allá de las investigaciones académicas, etcétera, acercaros a un territorio como la poesía?

 

La poesía y la filosofía son hermanas gemelas separadas hace ya mucho tiempo con el enaltecimiento del racionalismo filosófico implementado por Platón y adoptado como lema, desde entonces, por nuestra cultura occidental. De esta manera, la filosofía se ha aferrado al uso del concepto y de las proposiciones analíticas, confinando el recurso de la metáfora al territorio de las artes y las revelaciones líricas, y demarcando enfáticamente, así,  las fronteras entre el discurso racional filosófico y la presentación sugerente de las expresiones artísticas.  Sin embargo, es verdad que son muchos los filósofos que recurrieron y aún recurren al lenguaje poético, encontrando allí la revelación y el medio de expresión de testimonios y verdades que permanecen vedadas al  discernimiento lógico-racional. Como ejemplo de esto, podemos evocar a filósofos tales como Nietzsche, Cioran, Buber, Unamuno, María Zambrano y hasta el mismísimo Platón, quien era poeta aunque haya renegado de ese don para posicionarse como filósofo. Asimismo, tenemos las obras escritas en verso de los filósofos pre-socráticos (Heráclito y Parménides son dos ejemplos paradigmáticos) y el pensamiento de Lao Tzé expresado en su bello y extenso poema, el Tao The Ching.

En lo personal, considero que no es posible ilustración filosófica alguna sin el ejercicio de la intertextualidad, donde el concepto y la metáfora, la ciencia, la filosofía y la poesía, dialogan y comulgan en la indagación, la revelación y la expresión del conocimiento sobre la realidad y la vida.

 

-          En tu caso había también un condicionamiento genético, podríamos decir, ya que tu bisabuelo también fue poeta. ¿Has crecido con esa herencia? ¿Estaba muy presente en tu casa?

 

Personalmente creo que los seres humanos somos un todo complejo donde conviven y se fusionan la herencia, lo que traemos con nosotros en forma innata, con lo adquirido a lo largo de la vida gracias al contexto en el que estamos incluidos. En el caso de la Poesía, la siento como una vocación; uno no elije ser poeta, sino que ya nace siéndolo. Sin embargo, esta inclinación debe ser alimentada y enriquecida para que pueda realizarse en forma plena y efectiva. Vivimos en un mundo donde, como lo expresé en algún poema, “ser poseído por la musa ya no es un don, sino una desviación de la inteligencia”. Un mundo donde lo práctico, lo que provee una utilidad inmediata y verificable, vale más que aquello que alimenta lo menos ostensible y tangible, como es el alma. Entonces, ¡si será necesario el estímulo y la valoración de lo lírico para poder desarrollar y dejar emerger la voz poética! Estoy plenamente convencida de que el espíritu de mi bisabuelo poeta habita en mí llamándome desde siempre a la Poesía, pero igualmente importante ha sido para mí, como poeta, su presencia física en cada uno de los libros cargados de versos que nos legó y que pueblan, desde que tengo memoria,  las bibliotecas de mi familia.

 

-          Finalmente, solemos pedir a nuestros autores que nos den el nombre de los poetas que más les han influido hasta ahora. ¿Cuáles son tus referentes literarios?

 

Idea Vilariño, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Clarice Lispector, Alejandra Pizarnik, Pedro Salinas, Charles Bukowski,  Arthur Rimbaud, Roberto Juarroz, Pablo Neruda, Octavio Paz, César Vallejo, Jaime Sabines, Juana de Ibarbourou, Charles Baudelaire, Rainer Maria Rilke, Bob Dylan, Friedrich Nietzsche, Lou Andreas Salomé… ¡ y tantos, tantos más! Encuentro un referente, un maestro o maestra en cada uno de los y las poetas que escriben descarnados y con profunda y brutal honestidad.

Juan Castellanos: “Hay que ser humildes y mirar hacia atrás” Mario Martín Lera: ”No debemos olvidar que siempre que ejercemos nuestra libertad nos estamos constriñendo”

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Entrevista a Luna Bruno autora del poemario bilingüe “Entre el cielo, la tierra y el vuelo / Tra il cielo, la terra e il volo”

Autora del poemario bilingüe “Entre el cielo, la tierra y el vuelo / Tra il cielo, la terra e il volo”

Con motivo de la reciente publicación de su nuevo poemario bilingüe, *Entre el cielo, la tierra y el vuelo*, tenemos el placer de conversar con Luana Bruno, una de las voces más personales y comprometidas de la poesía contemporánea. En esta entrevista, Bruno nos comparte cómo nació esta obra, qué temáticas aborda y qué reflexiones la han guiado en su proceso creativo. A través de sus palabras, descubrimos una poesía que es puente, refugio y acto de resistencia.

  1. ¿Qué la inspiró a escribir “

    Entre el cielo, la tierra y el vuelo“?

La necesidad de ofrecer un espacio de encuentro, reflexión y transformación interior en un mundo herido. Esta obra nace del deseo de compartir belleza, verdad y humanidad a través de la poesía.

  1. El título de su libro es muy evocador. ¿Qué simboliza para usted?

Simboliza la conexión entre lo espiritual, lo terrenal y el impulso de transformación. El cielo representa los sueños y lo invisible; la tierra, nuestras raíces y heridas; y el vuelo, la capacidad de elevarnos a pesar de las dificultades.

  1. ¿Cómo describiría la evolución de su poesía respecto a su obra anterior “¡Que sea luz!”?

Este libro es más íntimo y reflexivo. Mientras que ¡Que sea luz! fue una declaración de intenciones, Entre el cielo, la tierra y el vuelo se adentra más en los rincones del alma, sin perder el compromiso con la justicia y la belleza.

  1. ¿Qué temas recorre este poemario?

Está estructurado en tres bloques: el primero trata sobre la naturaleza como refugio espiritual; el segundo aborda la desigualdad y la exclusión, especialmente en contextos migratorios; y el tercero, ‘Voces de lo profundo’, profundiza en emociones humanas, fragilidades y búsquedas existenciales.

  1. Su poesía tiene un fuerte componente social. ¿Cómo se refleja esto en sus versos?

A través de testimonios poéticos que denuncian el racismo, la exclusión, el dolor migrante o el juicio a las maternidades diversas. Son versos que pretenden visibilizar lo invisible y dignificar las voces silenciadas.

  1. ¿Qué papel juega la naturaleza en esta obra?

La naturaleza aparece como maestra silenciosa, como compañera de viaje. En ella encuentro enseñanzas, consuelo y metáforas poderosas para hablar del alma humana.

  1. ¿Por qué ha decidido escribir esta obra en español e italiano?

Porque habito ambas lenguas y ambas culturas. Mis versos nacen en los dos idiomas, y esta dualidad enriquece mi expresión poética y refleja mi identidad.

  1. ¿Cuál es el poema más significativo del libro para usted?

Es difícil elegir uno, pero quizás Violeta de invierno, porque reúne mis reflexiones y pensamientos sobre maternidad, prejuicios sociales y amor incondicional.

  1. ¿Cómo espera que este libro impacte a sus lectores?

Espero que sirva de refugio, de espejo y de impulso. Que quien lo lea se sienta acompañado y vea reflejadas sus propias emociones, dudas y esperanzas.

  1. ¿Está trabajando en algún nuevo proyecto?

Sí, estoy escribiendo una novela en la que el humor, la ternura y la poesía conviven. También sigo escribiendo poesía y reflexiones para compartir en redes y encuentros literarios. Ya estoy preparando una próxima antología poética. Espero que llegue a las almas más sensibles.

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Entrevistas

Entrevista a Juan Manuel Leiva escritor de “Cambio de plano”

Juan Manuel Leiva Sepúlveda, poeta barcelonés nacido en 1978, presenta su obra más reciente “Cambio de plano”, publicada en 2025 por Editorial Poesía eres tú. Este poemario representa la culminación de su evolución poética tras sus anteriores obras “La estructura del duende” (InVerso) y “El sentido de las puertas” (Parnass).

En esta entrevista, Leiva profundiza en los temas centrales de su obra: el desapego de lo superfluo, la reconexión con lo esencial y la transformación interior. El autor, formado en Bellas Artes y Filosofía y Letras, revela cómo su experiencia vital, especialmente la paternidad y su mudanza al campo, ha influido en su escritura, caracterizada por un lenguaje accesible pero profundo que busca tender puentes entre la tradición poética española y las inquietudes contemporáneas.

 

 

1.”Cambio de plano” invita al lector a despojarse de lo innecesario y reencontrarse con lo esencial. ¿Qué experiencias personales te llevaron a concebir este viaje poético de transformación?

 

El ser humano tiene unas necesidades básicas que lo llevan a un bienestar existencial que nada tiene que ver con el consumo. La sociedad actual nos lleva a hacer una carrera exponencial en la juventud, nos lleva a conceptos de crecimiento y éxito que al final nada tienen que ver con las necesidades básicas del ser humano.

La paternidad me dejó ver esa situación de un modo muy claro, ese ser, que era mi hijo, necesitaba una serie de cosas que no se encuentran en las prioridades de una carrera de éxito a la que nos aboca el sistema sin que prácticamente nos planteemos si ni siquiera nos conviene.

Ser padre me llevó a redirigir mi trayectoria vital quedándome en la posición de acompañante en esa infancia donde lo emocional tiene muchísimo más peso que lo material. En ese viaje que es la crianza cada gesto es recíproco, cada sentimiento compartido, cada contacto en lo sutil genera un crecimiento conjunto.

Es por ese motivo por el que llegar a lo esencial se convierte en el camino. Un camino de reencuentro con uno y con el otro en la sensibilidad que nos ha sido dada.

 

  1. En tu obra, la mudanza física se convierte en metáfora de una transformación interior. ¿Cómo dialoga este proceso con los desafíos de la vida contemporánea?

 

A veces la vida contemporánea nos lleva a dar por sentado que hay ciertos cánones que se deben cumplir sin que nos paremos a plantearnos hasta qué punto se está tratando de inercias involuntarias y procesos impuestos.

La mudanza al campo fue algo que existió en mi experiencia vital, alejarme del ruido y de la multitud y buscar un lugar de acogida en el silencio y la naturaleza se convierte en metáfora en el mismo momento en que la necesidad vital del poeta parte de esa búsqueda de verdad en un ecosistema en el que todavía es posible.

Es cierto que la sencillez de la vida en el campo puede ser limitante, pero eso sucede en el momento en que esa experiencia metafórica se diluye en el barro. Mudar sin huir ha sido siempre mi mejor opción. Es cierto también que el mundo contemporáneo ha generado sus núcleos en las urbes y ciudades, pero esa mudanza al campo es una negación a seguir lo establecido, a buscar un camino propio en el crecimiento tanto vital como literario. Desde esa búsqueda es desde donde se accede a un lugar en calma donde fundirse con la naturaleza y el silencio, es desde donde aparece de nuevo la urbe para ser disfrutada, no como una atracción de feria, sino como ese espacio neurálgico de la sociedad donde todavía se están escribiendo, los últimos capítulos quizás, del mundo contemporáneo.

 

  1. El libro utiliza un lenguaje claro y accesible, pero no por ello menos profundo. ¿Crees que la poesía debe ser comprensible para todos, o hay espacio para el hermetismo en la lírica actual?

 

Siempre he apostado por un lenguaje sencillo, que no simple, para explicar cosas que nos atañen a todos como especie humana.

En mi escritura existen varios planos de comprensión. Por un lado, el lenguaje más sencillo hace que haya un primer plano de comprensión en el que el lector no queda abandonado a un hermetismo, producto de una falta de ambición comunicativa, para mi comprensión de la poesía contemporánea, que pueda generar un cierto rechazo al no ser comprendido.

Para hablar de cosas profundas no es necesario utilizar un lenguaje hermético, explicar experiencias profundas se convierte en un deber del poeta si lo que queremos es que la sociedad como lectora participe en el viaje compartido de la poesía.

Un lenguaje sencillo quiere decir que estás dispuesto a compartir desde un estado de comprensión profunda experiencias que puedan ser explicadas incluso a un niño.

Por eso en mi escritura existen varios tipos de comprensión; por un lado, la comprensión superficial donde el lector se siente acompañado por palabras comprensibles, que incluso sin entender profundamente qué significan, le acompañan en el viaje lírico. Por otro lado, existe una comprensión más profunda dónde el lector reconoce las metáforas, es ahí donde el viaje compartido de la poesía se alza. En esa soledad lectora se refleja una experiencia lírica que conecta con la emotividad. Y un poco más allá está la comprensión rítmica, que absorbiendo las dos anteriores entra dentro de la lógica de la métrica y el ritmo del poema.

 

  1. ¿Cuál consideras que es el papel de la poesía en una sociedad que nos empuja a ser más consumidores que seres sensibles?

 

La poesía es un susurro que el poeta genera dialogando con un futuro lector. Ese susurro al oído está cargado de sensibilidad, de secretos gritados en silencio, de reflejos que nos animan a caminar en la búsqueda que toda persona algún día decide emprender.

Somos seres sensibles que necesitamos tanto que nos susurren al oído como necesitamos una caricia. Somos seres sensibles que buscamos sentido a la existencia. Ahí es donde nace y se recrea la poesía, en ese transmisor de emociones donde el lector puede verse reflejado, donde por un instante de tu vida el silencio habla para decirte que esa emoción que surge al leer un poema ya estaba en tu interior deseando ser descrita por alguien, deseando ser manifestada en su silencio, sumándose a la compañía que el poeta ejerce desde su lírica, dialogando con lo más profundo de nuestras emociones, quizás para aliviar por un instante el dolor de estar vivo.

La poesía es un transmisor de sensibilidades y actúa como un espejo, reflejando aquello que hasta el momento de ser leído ese poema no existía, era un secreto escondido no se sabe muy bien a dónde.

Si buscamos a fuera esa sensibilidad, ese anhelo, esa curiosidad innata del ser humano por las profundidades de uno mismo, encontraremos un mundo en el que consumir objetos o experiencias que nos hagan pasar el rato, pero nunca nos ayudarán a crecer como lo puede hacer la poesía.

Leer poesía es subversivo, es posicionarse del otro lado del consumismo el cual nos quiere como objetos uniformes que busquen a fuera lo que siempre se encontró a dentro de uno mismo.

 

  1. Has mencionado la influencia del humanismo radical en tu escritura. ¿Cómo se traduce este enfoque en tu manera de entender la literatura y la vida?

 

Se podría decir que no hay filosofía sin praxis. Mis poemas en “Cambio de plano” están sujetos a un pensamiento que puede tener lazos profundos con el humanismo radical por el mero hecho de que esos pensamientos filosóficos no son algo para ser entendido si no más bien son pensamientos para ser vividos.

En ese lugar del pensamiento poético, la vida y la filosofía, se entrelazan para que la vida se convierta en poema. Ser radicalmente humano significa apostar por un cambio verdadero en el pensamiento actual, apuesta por que esa praxis filosófica se convierta en el modo de vida del poeta y por consiguiente un modo de vida radical y subversivo para el lector, quien encontrará en los poemas no sólo una reflexión filosófica sino unas coordenadas para aplicar a una vida cargada de inercias por un sistema que nos oprime.

Ser radicalmente humano es apostar por que la especie pueda derivar en “homo poeticus”. La radicalidad de la apuesta lírica en este caso está en detonar unas emociones y pensamientos que puedan resultar transformadores para nuestras vidas.

 

  1. ¿Qué técnicas literarias y recursos expresivos consideras fundamentales para transmitir emociones auténticas en tus poemas?

 

Para que las emociones que surgen al escribir un poema lleguen con cierta fidelidad al lector creo que es esencial que el poema, como mínimo los primeros apuntes, sean fruto de una epifanía auténtica. Partiendo desde esa sinceridad donde una situación, una observación o un pensamiento levantan una metáfora clara, trabajo muy bien y con una delicadeza enorme la imagen que está proponiendo el poema.

Una vez establecida la base del poema con sus metáforas e imágenes nítidas soy partidario de utilizar un verso libre contemporáneo muy medido. Esa obsesión por la métrica me provoca que le dé vueltas al verso hasta que establecido en su métrica sea seductor y claro en su enunciación. No es fácil hacer un endecasílabo como si no hubiera pasado nada. Por último, creo que es muy importante que la voz poética sea cercana, casi como un susurro hablado al oído del lector. Esa voz genera una cercanía con el lector que hace que las emociones sean transmitidas de una manera mucho más clara y directa.

 

  1. La poesía de la experiencia y la mística contemporánea se entrelazan en tu libro. ¿Cómo dialoga tu obra con la tradición poética española y qué aporta de nuevo?

 

Es cierto que cuando hablamos de arte contemporáneo, sea cual sea la disciplina, parece ser que hay una tendencia que nos lleva al rupturismo y la deconstrucción posmoderna de un arte que se mira a sí mismo. En este ámbito de lo académicamente contemporáneo hay líneas rojas que se imponen en el desarrollo de la poética de sea cual sea la disciplina. Por ejemplo, la divagación sobre la belleza es algo infravalorado en un arte que se busca en sí. La naturaleza, la espiritualidad inmanente, la belleza son “red flags” a los que el arte actual no está muy dispuesto a cuestionarse, les suena a manierismo y puede que tengan razón en su desarrollo actual.

La ruptura es sólo una opción del desarrollo artístico contemporáneo, por mi parte busco la universalidad que trasciende todo concepto de tiempo y que se halla en los clásicos, busco la manera de darles una lectura actual, acercando al lector ideas muy válidas de la tradición poética universal y pasándolas por el tamiz del pensamiento contemporáneo.

 

  1. ¿Qué te gustaría que experimentara un lector que se acerca por primera vez a la poesía a través de “Cambio de plano”?

 

He hablado con mucha gente, me gusta conocer opiniones variadas y puntos de vista particulares, que incluso letrada en la prosa y la narrativa me han confirmado que huyen de la poesía porque sus experiencias poéticas han sido de abandono y frustración, es decir, que incluso estando cultivadas en las letras no han sabido comprender qué es lo que aquellos poemas le proponían. Antes hemos hablado del hermetismo en la poesía actual, y creo que ese ha sido uno de los problemas por los que los poetas tendríamos que hacer una reflexión si lo que queremos es comunicar.

En el caso de “Cambio de plano” le diría al lector que se acerca por primera vez a la poesía, que no va a ser abandonado en el hermetismo literario. Este libro, y los anteriores, han nacido para comunicar qué es la experiencia poética, con lo cual han sido elaborados para que el lector, novel o avanzado, pueda alcanzar la experiencia que una epifanía supone. Que la realidad, por un instante, se convierta en poesía.

 

  1. Como creador multidisciplinar, ¿de qué manera influyen otras artes en tu manera de concebir y escribir poesía?

 

Más bien son las otras artes las que se han nutrido a lo largo del tiempo de la poesía. En todas las ramas artísticas que desarrollo hay un afán por conseguir un discurso poético que haga que todo el conjunto de las obras tenga un sentido estético parejo.

Sea arte sonoro, plástico, audiovisual, la poesía es aquello que los atraviesa dándoles un sentido más amplio.

Y, ante todo, la poesía me ha supuesto una manera diferente de entender el mundo y todo aquello que lo compone.

 

  1. ¿Cómo imaginas el futuro de la poesía y qué responsabilidad sientes, como poeta, en acercar este género al público general?

 

Entiendo que estamos en un momento histórico donde la poesía ha quedado en un segundo término eclipsada por las pantallas de los celulares y ordenadores. Es cierto aquello de que no son tiempos para la lírica. Pero de ahí parte mi responsabilidad como poeta, la resistencia subversiva de seguir escribiendo poesía aun estando en un momento en el que escribir poemas supone estar expuesto a la deriva recurrente.

La poesía es una necesidad vital del ser humano. Cuando pasen unos años y las pantallas ya no nos den aquello que estamos demandando a la vida, es cuando aparecerá en su pleno apogeo la lírica en su dimensión contemporánea y necesariamente actual. Porque las interioridades de cada uno de nosotros no saben dialogar con la nube de internet, pero sí saben hacerlo con un buen poema.

Es por eso que, aunque ahora le sea difícil a la poesía encontrar su lugar, éste le será dado cuando los tiempos, cada vez más propensos a la interiorización y al diálogo interior de crecimiento, den con aquello que siempre ha existido; la lírica del corazón que habla a través de los poetas y que nos acompañan en nuestro diálogo más interno y profundo.

Cuando el mundo calle de tanta palabrería vana, encontrará a la poesía. Ésta siempre estuvo ahí.

 

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Entrevistas

Fernando Riquelme: “Me interesaba contar algo, no meras descripciones de las cosas de mi alrededor”

 

Fernando Riquelme: “Me interesaba contar algo, no meras descripciones de las cosas de mi alrededor”

Fernando Riquelme, autor del poemario “Si aún sigues aquí, es que estás viva” (Ediciones Rilke, 2025), nos abre las puertas a su proceso creativo y su visión sobre la poesía contemporánea. Esta obra, que aborda la experiencia de una mujer maltratada y su proceso de liberación, ha sido reconocida por su fuerza emotiva y su capacidad para transmitir un mensaje de supervivencia y esperanza.

En esta conversación, el poeta barcelonés reflexiona sobre su elección del género poético como vehículo para expresar emociones profundas, la responsabilidad de dar voz a experiencias traumáticas y el poder transformador de la poesía en la sociedad actual. Con un lenguaje directo y cercano, Riquelme nos invita a descubrir cómo la poesía puede ser “un arma cargada de futuro” y una herramienta para la sanación individual y colectiva.

 

  1. Fernando, tu libro aborda una experiencia límite y dolorosa. ¿Qué te impulsó a transformar esta vivencia en poesía y no en otro género literario?

Quería expresar emociones, sentimientos —duda, miedo, inseguridad, angustia, determinación, superación…—, la historia en sí se sobreentiende, no se hace hincapié en ella, sino en lo que siente o en lo que está sintiendo la protagonista para superar su sufrimiento, su dolor. Me interesó hablar más de tú a tú, de corazón a corazón, por eso escogí la poesía.

 

  1. ¿Cuál crees que es el papel de la poesía en la sociedad contemporánea? ¿Puede la poesía ser un refugio, una denuncia, una herramienta de cambio?

 

Yo creo, como Gabriel Celaya, que la poesía es un arma cargada de futuro y más ahora, en estos tiempos tan oscuros, en los que hace falta más que nunca la verdad. La poesía para subsistir tiene que dejar de ser neutral, una mera decoración, un artilugio, para transformarse en un martillo pilón, en una herramienta que levante nuestros corazones y nos dé ánimo, fuerza, energía para afrontar los retos que debemos superar cada día. Debe ser un aliado, una compañera, una cómplice a nuestro lado.

 

  1. El poemario tiene una voz muy directa y cercana. ¿Cómo trabajaste el tono y la estructura para que el lector sintiera esa intimidad y urgencia?

 

Para mí era importante no utilizar un lenguaje, digamos más intelectual, sino un lenguaje próximo, cercano, en el que tuviera importancia lo que se transmite. Intenté no abusar de los adjetivos, no centrarme demasiado en el paisaje, en la apariencia, sino ir a lo esencial, a los sentimientos, a las emociones; sobre todo para transmitirlas, no para describirlas solamente. El esfuerzo mayor fue intentar no describir, sino transmitir, ponerme en el lugar del que recibe y no en el que cuenta la historia.

 

  1. En la actualidad, muchos lectores perciben la poesía como un género difícil o inaccesible. ¿Qué has intentado aportar para acercar la poesía a quienes no la leen habitualmente?

 

Me interesaba contar algo, no meras descripciones de las cosas de mi alrededor. El poemario tiene una estructura profunda, un contenido, explica algo, aunque sea a través de la mente, no del cuerpo, tiene una motivación (que no es, en sí, explicar la historia de un maltrato, por ejemplo, sino comunicar la evolución de una persona que lo ha sufrido). Es importante contar algo para que pueda interesar. Lo malo no es que la poesía sea un género difícil, lo malo es que no se cuente nada a través de ella.

 

  1. La obra está impregnada de simbolismos (la caja de Pandora, el Ave Fénix, las cadenas…). ¿Cómo surgieron estas imágenes y qué significado personal tienen para ti?

 

En realidad, lo que dirige mi obra es la relación, a veces inestable o en desequilibrio, del individuo —persona— con el colectivo, es decir, con la sociedad. En el caso concreto de este poemario, de manera subliminal enfrento a la protagonista, no sólo con su cónyuge maltratador, sino que hago que ese marido machista, sublime los valores patriarcales que rigen nuestra sociedad, con lo que no sólo le ha engañado él, poniéndose una máscara, sino que representa al inconsciente colectivo que nos engaña a todos con unos valores hipócritas, competitivos, piramidales, misóginos o de explotación de las personas, que nos condicionan a todos nosotros al desenvolvernos en la sociedad. El enemigo de ella, son los arquetipos que representan a los enemigos de todas. De ahí que utilice a veces el simbolismo o las imágenes que representen al colectivo o las ideas ancestrales utilizadas en literatura o en el arte que relacionan a ese individuo solo, en una sociedad que lo absorbe y lo aprisiona contra la que debe de luchar, como son la Caja de Pandora, el Ave Fénix, las cadenas, el grito de Munch, el cubo de Rubik o de una forma más cotidiana, las chisteras de los hombres con poder, el tambor, las trompetas, el circo el carnaval, el deber, el tren, la luna frente al mar, el baile, o la mujer y la diosa.

 

  1. ¿Qué autores o autoras han influido en tu manera de entender y escribir poesía? ¿Sientes que dialogas con alguna tradición o generación concreta?

 

Me atrae mucho la poesía que cuestiona las costumbres colectivas de los individuos cuando están en sociedad, sobre todo las que cogen imágenes o ritos cotidianos y los elevan para expresar la idiotez humana. En ese sentido el americano Charles Bukowski es un maestro, duro, certero e inflexible. En poesía de guerra me atrae mucho Bertolt Brecht o el mismo Celaya, porque me hacen pensar en el entorno que nos rodea. Bob Dylan tiene un talento especial para combinar lo que describe con imágenes simbólicas o alegóricas que cortan la descripción, pero que, en el fondo, la ensalzan. De los poetas españoles los que más me han influido son Antonio Machado, García Lorca o Gil de Biedma y por el uso de las imágenes en poesía me gustan Joan Brossa o Salvat Papasseit. Tengo una debilidad especial de siempre por el italiano Cessare Pavesse y su Lavorare Stanca. Sobre todo, me apasionan los poetas que evocan la realidad y la tiñen de emociones sobre esa misma realidad.

 

  1. ¿Cómo fue el proceso emocional de escribir este libro? ¿Te ha cambiado como escritor y como persona?

 

Como poeta, este proyecto me ha concretado lo que he mencionado en apartados anteriores, que la poesía debe decir algo, contar algo, hacer sentir algo (más que vivir, hay que sentir que se vive) —al menos, la poesía que me atrapa, la que intento escribir es así—. No creo que la poesía deba limitarse a describir imágenes o lugares, muy bien dicho, pero sin verdad. La imagen de un móvil con un selfie, explicando al público que te estás maquillando con tal o cual marca, ante un terremoto mortal que ha roto la tierra, no creo que sirva como poema. Desde luego, da tu versión personal de algo, pero es precisamente la versión que no interesa.

 

En el tema personal, el hecho de preparar un proyecto poético compacto, con principio y fin, no de poemas sueltos que se van encadenando unos a otros, me ha servido para concebir los proyectos como algo vivo, entero, que crece y se acaba, pero que tienes que cuidar en su conjunto. No se puede uno conformar con genialidades sueltas, debe darse sentido al conjunto al completo.

 

  1. El poemario aborda la violencia de género desde una perspectiva testimonial y lírica. ¿Qué responsabilidad sientes al dar voz a estas experiencias?

 

Vivimos en un mundo injusto y desigual, que, en realidad, queda fuera de nuestro alcance y no podemos cambiar, salvo enfadarnos con él o pasar. En este tipo de mundo, nuestra posición cuenta. De hecho, es lo único que cuenta. No podemos hacer nada más que posicionarnos ante las injusticias, ante los abusos, ante la desigualdad, esa es nuestra única actuación posible en este mundo (incluso si no nos posicionamos, de hecho, esa ya es una posición) No podemos cambiar el mundo, pero nuestra implicación en él si que ha de ser clara, es lo único que podemos hacer. Hagámoslo. Y, si no lo hacemos, también, de hecho, lo estamos haciendo.

 

  1. ¿Crees que la literatura, y en particular la poesía, puede contribuir a la sanación individual y colectiva frente al trauma?

 

Los traumas son territorios de la mente, de las emociones. Nuestra relación con las emociones que sentimos, de hecho, es lo que marca nuestro “yo”. Hay que estar toda la vida aprendiendo, conociendo, moldeando nuestra mente, nuestro espíritu. Escoger y trabajar las motivaciones es lo que nos facilita el camino de nuestra sanación, de nuestro presente y futuro. La lectura y la poesía son un puntal básico para reflexionar, para el conocimiento, para la autoconciencia, para ayudar a nuestra mente a escoger el camino correcto.

 

  1. Has publicado novela, teatro y ahora este poemario. ¿Qué diferencias encuentras en el proceso creativo de cada género y qué te aporta la poesía que no encuentras en otros formatos?

 

Para mí la novela es contar una historia. El teatro es plantear un conflicto. La poesía es transmitir emociones. La poesía es una explosión. La novela es un río que avanza. El teatro es una cascada que ruge sobre un lago tranquilo. Diría que en la poesía me encuentro directamente con mi “yo”, cara a cara. Lo difícil es que ese “yo mío”, llegue a ser el “yo del otro”, ahí está la dificultad, el riesgo, el éxito de la poesía: que mis emociones las sepa transmitir hasta el punto de que se conviertan en las emociones del otro. La novela te interesa. El teatro te posiciona. La poesía te conmueve.

 

  1. ¿Cómo imaginas la experiencia del lector ante este libro? ¿Qué te gustaría que sintiera o pensara al cerrar la última página?

 

Me gustaría que el lector conectara con el poemario hasta el punto de transmitirle la fuerza de la seguridad en sí mismo. Desearía que le diera un chute de autoestima, de capacidad de reconstrucción, de ímpetu para hacer cosas, para desarrollarse, para avanzar. No me gustaría que sólo le gustara o no le interesara, sino que le diera un empujón para reafirmarse en sí, para construir proyectos, para llevarlos adelante, para disfrutar, para reconocer su pasión en todo lo que hace. Que sea un libro positivo, de acción, no sólo contemplativo. Tal vez la frase sería: “no te rindas”, pero ahora, al escribirla, “no te rindas”, me parece poco, porque parece un acto conformista, casi de lo anterior a la rendición y no, es un “adelante, avanza”. Que lloren ellos.

 

  1. ¿Qué retos y oportunidades ves actualmente para la poesía en España? ¿Qué te gustaría decirles a los jóvenes poetas y a quienes se acercan por primera vez al género?

 

En principio, les diría como dijo Auden, creo, que al principio no hagan poemas de amor a alguien, que los guarden para luego. Es importante que al poeta le interese el mundo o, al menos, el mundo que le toca directamente a él, el que siente como suyo. En ese mundo hay preocupaciones, miedos, alegrías, pasión, odio y amor, pero el amor visto desde dentro, desde el motor que genera ese amor, no por la persona en sí al que se dirige (que, en realidad, no es él), sino el motor que le hace amar (que ese sí que forma parte de él). El poeta debe descubrir el motor que le mueve en todo, el que le empuja al dolor, al sufrimiento, al placer, a la pasión. Debe ser consciente de que vive. Lo dicho antes: no es vivir lo que necesita el poeta, el poeta necesita sentir que vive.

 

Y, desde luego, es importante que su poesía cuente algo.

 

  1. Finalmente, ¿qué significa para ti, en lo personal y en lo literario, la frase que da título al libro: “Si aún sigues aquí, es que estás viva”?

 

Es una frase de optimismo, de avanzar, de darte cuenta de que estás viva.

 

Si sigues aquí (si no te han matado), significa que estás viva, que puedes vivir, que debes vivir por ti misma, para ti, por ti, no necesitas más razones.

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