Club de Poesía
mayo 23 2011

Carlos Herrera: “La poesía nos permite acceder a una vivencia de la libertad que en la cotidianeidad no podemos experimentar”

admin

 

El mexicano Carlos Herrera presenta “Vislumbres de un sueño”, un libro cargado de imágenes que recoge alguna de sus principales reflexiones como filósofo.

 

1- El libro comienza “Todo olvido es un comienzo” y, en general, toda esa primera parte del libro es una reflexión sobre el olvido, la memoria y el paso del tiempo, en la que pareces presentar estos conceptos(olvido-memoria) como falsamente absolutos, como llenos de relatividad y también de variables.

Me gustaría señalar, antes que nada, que este libro da expresión a una serie de cuestionamientos y preocupaciones que provienen de la actividad intelectual a la que me dedico principalmente junto a la literatura: la filosofía. Cuando hablo del olvido trato de distinguir dos esferas distintas. Por un lado, se habla, como bien indicas, de la relatividad de varias vivencias humanas (no tanto nociones) como la memoria y el olvido. En esta esfera no puede haber ni un olvido ni una memoria absolutas, porque la experiencia humana es necesariamente limitada. Por otro lado, sin embargo, se maneja la idea del olvido como una experiencia que trasciende las fronteras propiamente humanas. Aquí el olvido es el nombre de todo un principio que rige los movimientos de la naturaleza y la existencia en general. Este olvido sí es absoluto, porque es el nombre de un movimiento general carente de finalidad y de sentido, al que los seres humanos tienen que traducir según su propia experiencia o de otra manera no podrían ni comprenderlo ni vivirlo. Esto último es el origen de la memoria. Los humanos requerimos de la memoria para conservar los momentos trascendentes de nuestra vida, tanto los positivos como los negativos, y para darle una continuidad a nuestros actos. En este sentido hablo de la memoria como una especie de “olvido del olvido”, porque ella es una negación (en cierta medida, inútil) de ese olvido absoluto del que hablaba más arriba. Finalmente diré que ambas experiencias, la memoria y el olvido, resultan para mí fascinantes ya que me parece que en su entrelazamiento se esconden varios de los misterios de la vida.

2- Otra de las reflexiones de esos primeros poemas es la que presenta al hombre como un ser que se siente “agusto en medio de fronteras”, que vive en el seno de lo libre, pero ama las cadenas. ¿Hasta qué punto considera que esto es así? ¿Tanto nos gusta encerrarnos violentamente?

En este punto tendría que aclarar que aquí no estoy hablando de una libertad ni política ni social. Con respecto a esta cuestión me manifiesto abiertamente por una creciente libertad en todos los sentidos y por la defensa de los derechos históricos de los individuos ylos pueblos, conseguidos tras arduas luchas. Aborrezco, pues, las cadenas y los regímenes políticos que intentan limitar la vida de las mujeres y los hombres. Lo que intento hacer en este poema (Vislumbres de un sueño) es darle voz a una reflexión sobre los alcances y los límites de nuestra libertad y de nuestra experiencia en general. No se trata, pues, de decir que a los seres humanos les gusta vivir sometidos bajo un sistema opresor y violento, sino que no podemos entregarnos a todas nuestras posibilidades porque nuestra vida está conformada por lazos con los que nos comprometemos y no podemos abandonar de manera sencilla. Toda ruptura implica para nosotros un dolor, a diferencia de las variaciones constantes de la naturaleza, del mundo y del universo, los cuales no tienen “un motivo que los convoque a llorar”. Nuestros compromisos amistosos, amorosos, familiares, sociales, etc., nos limitan, pero preferimos atarnos a ellos porque son ellos los que dan sentido a nuestras vidas. Utilizo la imagen de las “cadenas”, que en verdad es un poco fuerte, para hacer más patente la diferencia entre nuestra experiencia y la del mundo y la naturaleza en general.

La poesía nos permite acceder a una vivencia de la libertad que en la cotidianeidad no podemos experimentar. Octavio Paz nombró a su obra poética central Libertad bajo palabra, justo porque la poesía es un acto de libertad que rompe los límites en los que se desarrolla nuestra vida y nos permite trascender a otro ámbito donde todo es posible y pensable.

3- Los poemas que componen esta primera parte del libro, llamada “Hacia el final”, y que son uno de los pilares del libro, muestran un tono existencialista muy pesimista, descreído (“somos un sueño que habrá de perecer”) ¿Qué papel juega la poesía en esa existencia?

Si soy sincero, no había notado hasta este momento que el libro transmitiera una sensación pesimista. En términos personales me considero una persona si bien no optimista (lo cual, a decir verdad, me parece un poco vulgar), por lo menos que disfruta mucho de la vida y de las posibilidades que ella ofrece. Me parece, más bien, que el tono “pesimista” que señalas proviene de otra parte, a saber, de un intento reiterado de crítica a distintos momentos de la vida y, también, de nuestra historia, en los cuales preferimos limitarnos, encerrarnos, en vez de gozar a plenitud nuestras vivencias.

Ahora bien, el poema que se llama “Hacia el final” y que da título a la primera sección del poemario, es un pequeño (muy pequeño, en verdad) esbozo de evaluación negativa de la historia de nuestra civilización, la civilización occidental, y de nuestra posición actual dentro de ella. No se trata aquí solamente de una actitud existencial ante la vida, sino de un reconocimiento de nuestra situación histórica. Lo que se dice es que nos encaminamos hacia el final de una época caracterizada por la frustración constante de nuestros sueños y anhelos, por la imposición violenta (esa sí violenta) de ciertas formas de vida sobre otras (rasgo típico de cultura occidental predominante), pero que nosotros no seremos los que inauguraremos ese “nuevo tiempo”, sino que sólo lo “vislumbraremos” y lo anunciaremos. Por eso, “somos un sueño que habrá de perecer” y que sin lograr ver el “alba”, solamente la podremos anunciar.

4- Todo ese primer libro incide en la idea de la vida como sueño apenas vislumbrado (título del libro) ¿De dónde procede esa idea, de dónde nace?

El comentario que haces es atinado: el sueño al que se hace referencia es el sueño de la vida. En este punto no soy nada original. La literatura en español ha insistido de distintas maneras en este tema, desde Calderón de la Barca (La vida es sueño) hasta Borges (Las ruinas circulares, por ejemplo). Lo interesante para mí en este caso era pensar lo que se podía intuir a partir de este sueño, es decir, lo que este sueño deja translucir más allá de lo que en un comienzo aparenta. La palabra “vislumbre” revela esta intención.

Lo que más me atrae de la palabra “vislumbre” es su ambigüedad. Por un lado significa un resplandor tenue, un reflejo de luz. Por el otro, un indicio o sospecha. Con su tenue resplandor el sueño de la vida no sólo da noticia de ella, sino que deja adivinar algo que está más allá, algo que la trasciende. La exploración de esa trascendencia apenas vislumbrada, nunca clara ni cierta, es el motivo central del poemario.

Ahora bien, ¿cuál es el origen del poema que da nombre al libro? Para mí un poema largo o de mayor extensión al poema “normal” es el resultado de un largo proceso de maduración de ideas y sensaciones, nunca el mero producto de una inspiración (aunque ésta no está excluida). En el caso particular de “Vislumbres de un sueño” la idea provino del trabajo filosófico al que me dedico. En la tesis de doctorado que estoy escribiendo el tema central es el de la libertad, en especial en la interpretación de Martin Heidegger y su crítica a la civilización occidental. En mi recuperación y crítica a dicho filósofo se anudan sobre todo tres conceptos: el de la libertad, el de la donación y el del olvido. Esos tres conceptos aparecen una y otra vez en el libro, sólo que ya no como simples conceptos, sino como vivencias y experiencias.

5- La segunda parte, “Herencias”, son tres largos homenajes, dos de ellos centrados en mitos griegos, ¿Crees que siguen siendo válidos esos mitos hoy en día? (“que a la vez que sino suyo es nuestro espejo”).

Los mitos griegos, al igual que los mitos y las leyendes de otras culturas y civilizaciones, en tanto productos fantásticos y geniales de la imaginación humana, son y seguirán siendo validos en todas la épocas, mientras siga existiendo la literatura. Lo único que varía a lo largo del tiempo es la forma en la que son abordados e interpretados. Una es la forma, por ejemplo, en la que el modernismo retomó la mitología clásica, idealizándola y llevándola, en ocasiones, a un extremo de “cursilería”, y otra es la forma en la que hoy en día se puede reflexionar sobre ellos.

En este punto tengo que manifestar una cierta diferencia con lo que afirmas. No se trata en el caso de esta sección del libro de “homenajes” a héroes y personajes mitológicos, sino al contrario de una crítica a lo que dichos personajes significaron y significan en varios ámbitos de nuestra cultura. El caso más radical es el que aborda el poema sobre Heracles (el Hércules griego). Allí se describe post factum el famoso pasaje donde Heracles, en un arrebato de locura, asesina a su familia, acto que, posteriormente, según la tradición, será el motivo que llevará al héroe a realizar sus doce trabajos, como forma de expiación. Lo que trato de hacer en ese poema, que en verdad forma parte de un proyecto más ambicioso a realizar en el futuro, es conectar el horror de dicho asesinato con el horror de la “labor civilizatoria” que consiste en someter a los otros pueblos y culturas que se consideran sumergidos en un “mundo natural” y que son vistos como lo monstruoso. Por otro lado, la imitación que hago de un famoso poema de Rubén Darío (Salutación del optimista) y que se centra en la alabanza a la cultura romana y a su vinculación con la cultura española (“Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda”), tiene también este propósito crítico e irónico. Todo lo que se le aparece a Rubén Darío como digno de elogio, aparece en mi poema (llamado a propósito Lamentación pesimista) como fuente de terror y decepción. Por cierto, aquí aparece explícitamente el tema del pesimismo, pero se trata, como acabo de explicar, más de un crítica a nuestra civilización que de la mera expresión de una frustración personal.

Finalmente, sólo señalo que el nombre de esta sección, “Herencias”, hacer referencia a lo que recibimos del pasado de nuestra cultura, o de nuestras culturas, si se quiere, y que tiene que pasar por la criba de la labor crítica y literaria.

 

 

 

 

 

6- La tercera parte, “Nuevo tiempo”, se abre con una exhortación al lector en la que se le anima a buscar consuelo “en mitad de las imágenes”, aunque enseguida dices: “yo, por mi parte, te prometo nada” ¿Hay poca relación entre el propósito del poeta al escribir y el del lector a recibir el poema?

Lo primero que hay que afirmar es que la poesía no existe ni existiría si no hubiera un lector que la creara con su lectura. No se trata tan sólo de aquel viejo cliché hermenéutico que insiste en que las interpretaciones que encierra un texto sólo pueden ser descubiertas en las lecturas de los distintos lectores (afirmación, que por cierto, no por ser un cliché deja de ser cierta). No. La cuestión aquí es que la poesía nace sólo hasta el momento en que el lector toma el poema (única cosa que le puede brindar el poeta), lo lee y encuentra en él una palabra, una imagen, una sensación o una idea que lo motivan imaginar, a soñar, a sentir, a pensar e, incluso, a crear. Antes de ese momento sólo existe un texto (el poema) lleno de palabras y de imágenes que todavía no tienen el derecho a llamarse poesía. El poeta, valga la redundancia, sólo escribe poemas, pero es el lector el que crea la poesía.

Ahora bien, el escritor, el poeta, no le puede ofrecer nunca nada específico al lector, sino tan sólo esas “imágenes” encerradas en varias palabras y frases, que son el producto de una experiencia muy ajena a él. No hay nada que prometerle al lector, porque es él el que tiene que emprender el trabajo de la creación poética. El poema toma aquí la forma de un “exhortación”, nadando a contracorriente de aquel lector (un tanto idealizado, quizás) que pide que todo le sea dado de forma “sencilla” sin participar en el esfuerzo y en el juego de la creación.

 

7- Esta tercera parte es quizás la más interrogante: el tiempo, la muerte, la utilidad de la escritura…se tornan preguntas que muchas veces no hayan respuestas ¿Es ése el oficio del poeta, presentar preguntas?

No creo que el “oficio” del poeta sea el de hacer preguntas. Me parece más bien que ese sería el “oficio” del filósofo (lo cual, a veces, en  mi caso, me cuesta mucho trabajo diferenciar). Ahora bien, no creo que ni la filosofía ni la poesía tengan un “oficio” específico. Más bien ambas son el resultado de una necesidad de expresarse de cierta forma. Para mí la poesía (sin querer, por supuesto, reducir lo que cada quien hace y piensa de ella) adquiere la forma de un cuestionamiento (no necesariamente en preguntas) del lenguaje que normalmente se experimenta en la cotidianeidad (incluso cuando se utilizan en el poema anécdotas y expresiones cotidianas o “prosaicas”). Ese cuestionamiento anhela sacudir la confianza que normalmente se tiene en el lenguaje del que supuestamente se “hace uso” y dejar translucir otras posibilidades que están encerradas en él y a las cuales el poeta quiere dejar salir, dejar ver. La poesía aspira a decir lo que en la cotidianeidad se calla a toda costa.

Finalmente, con respecto a la forma inquisitiva de esta sección, me parece que lo que se juega, más que un resultado de mi propia interpretación sobre la labor del poeta, es una consecuencia de lo esbozado en las otras dos secciones. Se habla aquí ya no de un presente que anuncia un final (Hacia el final), ni de un pasado que nos ha sido heredado (Herencias), sino de un futuro que se abre ante nuestros ojos: un “Nuevo tiempo”. Si los poemas de esta sección insisten en las preguntas es porque ese nuevo tiempo está por descubrirse, por crearse, y esa es una labor que trasciende al poeta. En este caso lo importante es preguntar, sabiendo que todavía no hay, ni habrá por mucho tiempo, respuestas certeras.

8- Finalmente, ¿qué poetas has tenido presentes a la hora de componer este libro?

 

Me gustaría creer que en este poemario conviven todos los poetas que, de una u otra forma, me han ayudado a encontrar mi voz (nunca plenamente conformada) a lo largo de los años. Sin embargo sé que en este libro en específico hay más peso de unos que de otros. Tal vez las influencias más fuertes hayan provenido de la poesía de Octavio Paz y de la de T. S. Eliot. Octavio Paz es para mí el más grande poeta mexicano y trato de leerlo constantemente para alimentarme de sus palabras y de sus ideas. En su poesía se conjugan, de manera feliz, el pensamiento y la lírica: cada metáfora suya estimula de manera simultánea la imaginación y la reflexión. Por otro lado, la poesía de Eliot, en especial la que se expresa en Four Quartets, es para mí el paradigma de la búsqueda de equilibrio y perfección estética. El primer poema del libro, “Vislumbres de un sueño”, sigue a su manera ese modelo. El otro tono reflexivo que nunca me ha abandonado proviene sobre todo del poeta mexicano José Gorostiza, cuyo poema Muerte sin fin sigo releyendo una y otra vez.

Hay también otras influencias inegables. En la sección de “Herencias” están muy presentes las voces herméticas de Góngora (cuya Fábula de Polifemo y Galatea releí en esa época hasta el cansancio) y de José Lezama Lima. El primer poema de esta sección, “Reminiscencia de Narciso”, es una especie de respuesta literaria al poema “Muerte de Narciso” de éste último. Por otro lado, en la imagen del olvido, presente a lo largo del libro, se halla algo de la voz de Donde habite el olvido, de Luis Cernuda.

Finalmente, creo que de alguna forma conviven también en este primer libro (o eso espero, por lo menos) la voces de dos poetas alemanes geniales: Rainer Maria Rilke y Gottfried Benn. Quizás sea éste último, de cuya poesía se desprenden imágenes terribles y grotescas, del que adopté ese tono “pesimista” que señalabas más arriba. Una última mención: un poeta francés contemporáneo de nombre Lionel Ray, al cual leí hace tiempo, por primera vez, en una antología de poesía francesa. La imagen del espejo y del extravío, presentes constantemente en mis poemas, le deben mucho a su poesía.

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Alberto Gómez Vaquero: “Hay que dejarse toda la sangre, todo el sudor en cada poema” Entintados Mayo 2011

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Entrevista a Luna Bruno autora del poemario bilingüe “Entre el cielo, la tierra y el vuelo / Tra il cielo, la terra e il volo”

Autora del poemario bilingüe “Entre el cielo, la tierra y el vuelo / Tra il cielo, la terra e il volo”

Con motivo de la reciente publicación de su nuevo poemario bilingüe, *Entre el cielo, la tierra y el vuelo*, tenemos el placer de conversar con Luana Bruno, una de las voces más personales y comprometidas de la poesía contemporánea. En esta entrevista, Bruno nos comparte cómo nació esta obra, qué temáticas aborda y qué reflexiones la han guiado en su proceso creativo. A través de sus palabras, descubrimos una poesía que es puente, refugio y acto de resistencia.

  1. ¿Qué la inspiró a escribir “

    Entre el cielo, la tierra y el vuelo“?

La necesidad de ofrecer un espacio de encuentro, reflexión y transformación interior en un mundo herido. Esta obra nace del deseo de compartir belleza, verdad y humanidad a través de la poesía.

  1. El título de su libro es muy evocador. ¿Qué simboliza para usted?

Simboliza la conexión entre lo espiritual, lo terrenal y el impulso de transformación. El cielo representa los sueños y lo invisible; la tierra, nuestras raíces y heridas; y el vuelo, la capacidad de elevarnos a pesar de las dificultades.

  1. ¿Cómo describiría la evolución de su poesía respecto a su obra anterior “¡Que sea luz!”?

Este libro es más íntimo y reflexivo. Mientras que ¡Que sea luz! fue una declaración de intenciones, Entre el cielo, la tierra y el vuelo se adentra más en los rincones del alma, sin perder el compromiso con la justicia y la belleza.

  1. ¿Qué temas recorre este poemario?

Está estructurado en tres bloques: el primero trata sobre la naturaleza como refugio espiritual; el segundo aborda la desigualdad y la exclusión, especialmente en contextos migratorios; y el tercero, ‘Voces de lo profundo’, profundiza en emociones humanas, fragilidades y búsquedas existenciales.

  1. Su poesía tiene un fuerte componente social. ¿Cómo se refleja esto en sus versos?

A través de testimonios poéticos que denuncian el racismo, la exclusión, el dolor migrante o el juicio a las maternidades diversas. Son versos que pretenden visibilizar lo invisible y dignificar las voces silenciadas.

  1. ¿Qué papel juega la naturaleza en esta obra?

La naturaleza aparece como maestra silenciosa, como compañera de viaje. En ella encuentro enseñanzas, consuelo y metáforas poderosas para hablar del alma humana.

  1. ¿Por qué ha decidido escribir esta obra en español e italiano?

Porque habito ambas lenguas y ambas culturas. Mis versos nacen en los dos idiomas, y esta dualidad enriquece mi expresión poética y refleja mi identidad.

  1. ¿Cuál es el poema más significativo del libro para usted?

Es difícil elegir uno, pero quizás Violeta de invierno, porque reúne mis reflexiones y pensamientos sobre maternidad, prejuicios sociales y amor incondicional.

  1. ¿Cómo espera que este libro impacte a sus lectores?

Espero que sirva de refugio, de espejo y de impulso. Que quien lo lea se sienta acompañado y vea reflejadas sus propias emociones, dudas y esperanzas.

  1. ¿Está trabajando en algún nuevo proyecto?

Sí, estoy escribiendo una novela en la que el humor, la ternura y la poesía conviven. También sigo escribiendo poesía y reflexiones para compartir en redes y encuentros literarios. Ya estoy preparando una próxima antología poética. Espero que llegue a las almas más sensibles.

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Entrevistas

Entrevista a Juan Manuel Leiva escritor de “Cambio de plano”

Juan Manuel Leiva Sepúlveda, poeta barcelonés nacido en 1978, presenta su obra más reciente “Cambio de plano”, publicada en 2025 por Editorial Poesía eres tú. Este poemario representa la culminación de su evolución poética tras sus anteriores obras “La estructura del duende” (InVerso) y “El sentido de las puertas” (Parnass).

En esta entrevista, Leiva profundiza en los temas centrales de su obra: el desapego de lo superfluo, la reconexión con lo esencial y la transformación interior. El autor, formado en Bellas Artes y Filosofía y Letras, revela cómo su experiencia vital, especialmente la paternidad y su mudanza al campo, ha influido en su escritura, caracterizada por un lenguaje accesible pero profundo que busca tender puentes entre la tradición poética española y las inquietudes contemporáneas.

 

 

1.”Cambio de plano” invita al lector a despojarse de lo innecesario y reencontrarse con lo esencial. ¿Qué experiencias personales te llevaron a concebir este viaje poético de transformación?

 

El ser humano tiene unas necesidades básicas que lo llevan a un bienestar existencial que nada tiene que ver con el consumo. La sociedad actual nos lleva a hacer una carrera exponencial en la juventud, nos lleva a conceptos de crecimiento y éxito que al final nada tienen que ver con las necesidades básicas del ser humano.

La paternidad me dejó ver esa situación de un modo muy claro, ese ser, que era mi hijo, necesitaba una serie de cosas que no se encuentran en las prioridades de una carrera de éxito a la que nos aboca el sistema sin que prácticamente nos planteemos si ni siquiera nos conviene.

Ser padre me llevó a redirigir mi trayectoria vital quedándome en la posición de acompañante en esa infancia donde lo emocional tiene muchísimo más peso que lo material. En ese viaje que es la crianza cada gesto es recíproco, cada sentimiento compartido, cada contacto en lo sutil genera un crecimiento conjunto.

Es por ese motivo por el que llegar a lo esencial se convierte en el camino. Un camino de reencuentro con uno y con el otro en la sensibilidad que nos ha sido dada.

 

  1. En tu obra, la mudanza física se convierte en metáfora de una transformación interior. ¿Cómo dialoga este proceso con los desafíos de la vida contemporánea?

 

A veces la vida contemporánea nos lleva a dar por sentado que hay ciertos cánones que se deben cumplir sin que nos paremos a plantearnos hasta qué punto se está tratando de inercias involuntarias y procesos impuestos.

La mudanza al campo fue algo que existió en mi experiencia vital, alejarme del ruido y de la multitud y buscar un lugar de acogida en el silencio y la naturaleza se convierte en metáfora en el mismo momento en que la necesidad vital del poeta parte de esa búsqueda de verdad en un ecosistema en el que todavía es posible.

Es cierto que la sencillez de la vida en el campo puede ser limitante, pero eso sucede en el momento en que esa experiencia metafórica se diluye en el barro. Mudar sin huir ha sido siempre mi mejor opción. Es cierto también que el mundo contemporáneo ha generado sus núcleos en las urbes y ciudades, pero esa mudanza al campo es una negación a seguir lo establecido, a buscar un camino propio en el crecimiento tanto vital como literario. Desde esa búsqueda es desde donde se accede a un lugar en calma donde fundirse con la naturaleza y el silencio, es desde donde aparece de nuevo la urbe para ser disfrutada, no como una atracción de feria, sino como ese espacio neurálgico de la sociedad donde todavía se están escribiendo, los últimos capítulos quizás, del mundo contemporáneo.

 

  1. El libro utiliza un lenguaje claro y accesible, pero no por ello menos profundo. ¿Crees que la poesía debe ser comprensible para todos, o hay espacio para el hermetismo en la lírica actual?

 

Siempre he apostado por un lenguaje sencillo, que no simple, para explicar cosas que nos atañen a todos como especie humana.

En mi escritura existen varios planos de comprensión. Por un lado, el lenguaje más sencillo hace que haya un primer plano de comprensión en el que el lector no queda abandonado a un hermetismo, producto de una falta de ambición comunicativa, para mi comprensión de la poesía contemporánea, que pueda generar un cierto rechazo al no ser comprendido.

Para hablar de cosas profundas no es necesario utilizar un lenguaje hermético, explicar experiencias profundas se convierte en un deber del poeta si lo que queremos es que la sociedad como lectora participe en el viaje compartido de la poesía.

Un lenguaje sencillo quiere decir que estás dispuesto a compartir desde un estado de comprensión profunda experiencias que puedan ser explicadas incluso a un niño.

Por eso en mi escritura existen varios tipos de comprensión; por un lado, la comprensión superficial donde el lector se siente acompañado por palabras comprensibles, que incluso sin entender profundamente qué significan, le acompañan en el viaje lírico. Por otro lado, existe una comprensión más profunda dónde el lector reconoce las metáforas, es ahí donde el viaje compartido de la poesía se alza. En esa soledad lectora se refleja una experiencia lírica que conecta con la emotividad. Y un poco más allá está la comprensión rítmica, que absorbiendo las dos anteriores entra dentro de la lógica de la métrica y el ritmo del poema.

 

  1. ¿Cuál consideras que es el papel de la poesía en una sociedad que nos empuja a ser más consumidores que seres sensibles?

 

La poesía es un susurro que el poeta genera dialogando con un futuro lector. Ese susurro al oído está cargado de sensibilidad, de secretos gritados en silencio, de reflejos que nos animan a caminar en la búsqueda que toda persona algún día decide emprender.

Somos seres sensibles que necesitamos tanto que nos susurren al oído como necesitamos una caricia. Somos seres sensibles que buscamos sentido a la existencia. Ahí es donde nace y se recrea la poesía, en ese transmisor de emociones donde el lector puede verse reflejado, donde por un instante de tu vida el silencio habla para decirte que esa emoción que surge al leer un poema ya estaba en tu interior deseando ser descrita por alguien, deseando ser manifestada en su silencio, sumándose a la compañía que el poeta ejerce desde su lírica, dialogando con lo más profundo de nuestras emociones, quizás para aliviar por un instante el dolor de estar vivo.

La poesía es un transmisor de sensibilidades y actúa como un espejo, reflejando aquello que hasta el momento de ser leído ese poema no existía, era un secreto escondido no se sabe muy bien a dónde.

Si buscamos a fuera esa sensibilidad, ese anhelo, esa curiosidad innata del ser humano por las profundidades de uno mismo, encontraremos un mundo en el que consumir objetos o experiencias que nos hagan pasar el rato, pero nunca nos ayudarán a crecer como lo puede hacer la poesía.

Leer poesía es subversivo, es posicionarse del otro lado del consumismo el cual nos quiere como objetos uniformes que busquen a fuera lo que siempre se encontró a dentro de uno mismo.

 

  1. Has mencionado la influencia del humanismo radical en tu escritura. ¿Cómo se traduce este enfoque en tu manera de entender la literatura y la vida?

 

Se podría decir que no hay filosofía sin praxis. Mis poemas en “Cambio de plano” están sujetos a un pensamiento que puede tener lazos profundos con el humanismo radical por el mero hecho de que esos pensamientos filosóficos no son algo para ser entendido si no más bien son pensamientos para ser vividos.

En ese lugar del pensamiento poético, la vida y la filosofía, se entrelazan para que la vida se convierta en poema. Ser radicalmente humano significa apostar por un cambio verdadero en el pensamiento actual, apuesta por que esa praxis filosófica se convierta en el modo de vida del poeta y por consiguiente un modo de vida radical y subversivo para el lector, quien encontrará en los poemas no sólo una reflexión filosófica sino unas coordenadas para aplicar a una vida cargada de inercias por un sistema que nos oprime.

Ser radicalmente humano es apostar por que la especie pueda derivar en “homo poeticus”. La radicalidad de la apuesta lírica en este caso está en detonar unas emociones y pensamientos que puedan resultar transformadores para nuestras vidas.

 

  1. ¿Qué técnicas literarias y recursos expresivos consideras fundamentales para transmitir emociones auténticas en tus poemas?

 

Para que las emociones que surgen al escribir un poema lleguen con cierta fidelidad al lector creo que es esencial que el poema, como mínimo los primeros apuntes, sean fruto de una epifanía auténtica. Partiendo desde esa sinceridad donde una situación, una observación o un pensamiento levantan una metáfora clara, trabajo muy bien y con una delicadeza enorme la imagen que está proponiendo el poema.

Una vez establecida la base del poema con sus metáforas e imágenes nítidas soy partidario de utilizar un verso libre contemporáneo muy medido. Esa obsesión por la métrica me provoca que le dé vueltas al verso hasta que establecido en su métrica sea seductor y claro en su enunciación. No es fácil hacer un endecasílabo como si no hubiera pasado nada. Por último, creo que es muy importante que la voz poética sea cercana, casi como un susurro hablado al oído del lector. Esa voz genera una cercanía con el lector que hace que las emociones sean transmitidas de una manera mucho más clara y directa.

 

  1. La poesía de la experiencia y la mística contemporánea se entrelazan en tu libro. ¿Cómo dialoga tu obra con la tradición poética española y qué aporta de nuevo?

 

Es cierto que cuando hablamos de arte contemporáneo, sea cual sea la disciplina, parece ser que hay una tendencia que nos lleva al rupturismo y la deconstrucción posmoderna de un arte que se mira a sí mismo. En este ámbito de lo académicamente contemporáneo hay líneas rojas que se imponen en el desarrollo de la poética de sea cual sea la disciplina. Por ejemplo, la divagación sobre la belleza es algo infravalorado en un arte que se busca en sí. La naturaleza, la espiritualidad inmanente, la belleza son “red flags” a los que el arte actual no está muy dispuesto a cuestionarse, les suena a manierismo y puede que tengan razón en su desarrollo actual.

La ruptura es sólo una opción del desarrollo artístico contemporáneo, por mi parte busco la universalidad que trasciende todo concepto de tiempo y que se halla en los clásicos, busco la manera de darles una lectura actual, acercando al lector ideas muy válidas de la tradición poética universal y pasándolas por el tamiz del pensamiento contemporáneo.

 

  1. ¿Qué te gustaría que experimentara un lector que se acerca por primera vez a la poesía a través de “Cambio de plano”?

 

He hablado con mucha gente, me gusta conocer opiniones variadas y puntos de vista particulares, que incluso letrada en la prosa y la narrativa me han confirmado que huyen de la poesía porque sus experiencias poéticas han sido de abandono y frustración, es decir, que incluso estando cultivadas en las letras no han sabido comprender qué es lo que aquellos poemas le proponían. Antes hemos hablado del hermetismo en la poesía actual, y creo que ese ha sido uno de los problemas por los que los poetas tendríamos que hacer una reflexión si lo que queremos es comunicar.

En el caso de “Cambio de plano” le diría al lector que se acerca por primera vez a la poesía, que no va a ser abandonado en el hermetismo literario. Este libro, y los anteriores, han nacido para comunicar qué es la experiencia poética, con lo cual han sido elaborados para que el lector, novel o avanzado, pueda alcanzar la experiencia que una epifanía supone. Que la realidad, por un instante, se convierta en poesía.

 

  1. Como creador multidisciplinar, ¿de qué manera influyen otras artes en tu manera de concebir y escribir poesía?

 

Más bien son las otras artes las que se han nutrido a lo largo del tiempo de la poesía. En todas las ramas artísticas que desarrollo hay un afán por conseguir un discurso poético que haga que todo el conjunto de las obras tenga un sentido estético parejo.

Sea arte sonoro, plástico, audiovisual, la poesía es aquello que los atraviesa dándoles un sentido más amplio.

Y, ante todo, la poesía me ha supuesto una manera diferente de entender el mundo y todo aquello que lo compone.

 

  1. ¿Cómo imaginas el futuro de la poesía y qué responsabilidad sientes, como poeta, en acercar este género al público general?

 

Entiendo que estamos en un momento histórico donde la poesía ha quedado en un segundo término eclipsada por las pantallas de los celulares y ordenadores. Es cierto aquello de que no son tiempos para la lírica. Pero de ahí parte mi responsabilidad como poeta, la resistencia subversiva de seguir escribiendo poesía aun estando en un momento en el que escribir poemas supone estar expuesto a la deriva recurrente.

La poesía es una necesidad vital del ser humano. Cuando pasen unos años y las pantallas ya no nos den aquello que estamos demandando a la vida, es cuando aparecerá en su pleno apogeo la lírica en su dimensión contemporánea y necesariamente actual. Porque las interioridades de cada uno de nosotros no saben dialogar con la nube de internet, pero sí saben hacerlo con un buen poema.

Es por eso que, aunque ahora le sea difícil a la poesía encontrar su lugar, éste le será dado cuando los tiempos, cada vez más propensos a la interiorización y al diálogo interior de crecimiento, den con aquello que siempre ha existido; la lírica del corazón que habla a través de los poetas y que nos acompañan en nuestro diálogo más interno y profundo.

Cuando el mundo calle de tanta palabrería vana, encontrará a la poesía. Ésta siempre estuvo ahí.

 

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Entrevistas

Fernando Riquelme: “Me interesaba contar algo, no meras descripciones de las cosas de mi alrededor”

 

Fernando Riquelme: “Me interesaba contar algo, no meras descripciones de las cosas de mi alrededor”

Fernando Riquelme, autor del poemario “Si aún sigues aquí, es que estás viva” (Ediciones Rilke, 2025), nos abre las puertas a su proceso creativo y su visión sobre la poesía contemporánea. Esta obra, que aborda la experiencia de una mujer maltratada y su proceso de liberación, ha sido reconocida por su fuerza emotiva y su capacidad para transmitir un mensaje de supervivencia y esperanza.

En esta conversación, el poeta barcelonés reflexiona sobre su elección del género poético como vehículo para expresar emociones profundas, la responsabilidad de dar voz a experiencias traumáticas y el poder transformador de la poesía en la sociedad actual. Con un lenguaje directo y cercano, Riquelme nos invita a descubrir cómo la poesía puede ser “un arma cargada de futuro” y una herramienta para la sanación individual y colectiva.

 

  1. Fernando, tu libro aborda una experiencia límite y dolorosa. ¿Qué te impulsó a transformar esta vivencia en poesía y no en otro género literario?

Quería expresar emociones, sentimientos —duda, miedo, inseguridad, angustia, determinación, superación…—, la historia en sí se sobreentiende, no se hace hincapié en ella, sino en lo que siente o en lo que está sintiendo la protagonista para superar su sufrimiento, su dolor. Me interesó hablar más de tú a tú, de corazón a corazón, por eso escogí la poesía.

 

  1. ¿Cuál crees que es el papel de la poesía en la sociedad contemporánea? ¿Puede la poesía ser un refugio, una denuncia, una herramienta de cambio?

 

Yo creo, como Gabriel Celaya, que la poesía es un arma cargada de futuro y más ahora, en estos tiempos tan oscuros, en los que hace falta más que nunca la verdad. La poesía para subsistir tiene que dejar de ser neutral, una mera decoración, un artilugio, para transformarse en un martillo pilón, en una herramienta que levante nuestros corazones y nos dé ánimo, fuerza, energía para afrontar los retos que debemos superar cada día. Debe ser un aliado, una compañera, una cómplice a nuestro lado.

 

  1. El poemario tiene una voz muy directa y cercana. ¿Cómo trabajaste el tono y la estructura para que el lector sintiera esa intimidad y urgencia?

 

Para mí era importante no utilizar un lenguaje, digamos más intelectual, sino un lenguaje próximo, cercano, en el que tuviera importancia lo que se transmite. Intenté no abusar de los adjetivos, no centrarme demasiado en el paisaje, en la apariencia, sino ir a lo esencial, a los sentimientos, a las emociones; sobre todo para transmitirlas, no para describirlas solamente. El esfuerzo mayor fue intentar no describir, sino transmitir, ponerme en el lugar del que recibe y no en el que cuenta la historia.

 

  1. En la actualidad, muchos lectores perciben la poesía como un género difícil o inaccesible. ¿Qué has intentado aportar para acercar la poesía a quienes no la leen habitualmente?

 

Me interesaba contar algo, no meras descripciones de las cosas de mi alrededor. El poemario tiene una estructura profunda, un contenido, explica algo, aunque sea a través de la mente, no del cuerpo, tiene una motivación (que no es, en sí, explicar la historia de un maltrato, por ejemplo, sino comunicar la evolución de una persona que lo ha sufrido). Es importante contar algo para que pueda interesar. Lo malo no es que la poesía sea un género difícil, lo malo es que no se cuente nada a través de ella.

 

  1. La obra está impregnada de simbolismos (la caja de Pandora, el Ave Fénix, las cadenas…). ¿Cómo surgieron estas imágenes y qué significado personal tienen para ti?

 

En realidad, lo que dirige mi obra es la relación, a veces inestable o en desequilibrio, del individuo —persona— con el colectivo, es decir, con la sociedad. En el caso concreto de este poemario, de manera subliminal enfrento a la protagonista, no sólo con su cónyuge maltratador, sino que hago que ese marido machista, sublime los valores patriarcales que rigen nuestra sociedad, con lo que no sólo le ha engañado él, poniéndose una máscara, sino que representa al inconsciente colectivo que nos engaña a todos con unos valores hipócritas, competitivos, piramidales, misóginos o de explotación de las personas, que nos condicionan a todos nosotros al desenvolvernos en la sociedad. El enemigo de ella, son los arquetipos que representan a los enemigos de todas. De ahí que utilice a veces el simbolismo o las imágenes que representen al colectivo o las ideas ancestrales utilizadas en literatura o en el arte que relacionan a ese individuo solo, en una sociedad que lo absorbe y lo aprisiona contra la que debe de luchar, como son la Caja de Pandora, el Ave Fénix, las cadenas, el grito de Munch, el cubo de Rubik o de una forma más cotidiana, las chisteras de los hombres con poder, el tambor, las trompetas, el circo el carnaval, el deber, el tren, la luna frente al mar, el baile, o la mujer y la diosa.

 

  1. ¿Qué autores o autoras han influido en tu manera de entender y escribir poesía? ¿Sientes que dialogas con alguna tradición o generación concreta?

 

Me atrae mucho la poesía que cuestiona las costumbres colectivas de los individuos cuando están en sociedad, sobre todo las que cogen imágenes o ritos cotidianos y los elevan para expresar la idiotez humana. En ese sentido el americano Charles Bukowski es un maestro, duro, certero e inflexible. En poesía de guerra me atrae mucho Bertolt Brecht o el mismo Celaya, porque me hacen pensar en el entorno que nos rodea. Bob Dylan tiene un talento especial para combinar lo que describe con imágenes simbólicas o alegóricas que cortan la descripción, pero que, en el fondo, la ensalzan. De los poetas españoles los que más me han influido son Antonio Machado, García Lorca o Gil de Biedma y por el uso de las imágenes en poesía me gustan Joan Brossa o Salvat Papasseit. Tengo una debilidad especial de siempre por el italiano Cessare Pavesse y su Lavorare Stanca. Sobre todo, me apasionan los poetas que evocan la realidad y la tiñen de emociones sobre esa misma realidad.

 

  1. ¿Cómo fue el proceso emocional de escribir este libro? ¿Te ha cambiado como escritor y como persona?

 

Como poeta, este proyecto me ha concretado lo que he mencionado en apartados anteriores, que la poesía debe decir algo, contar algo, hacer sentir algo (más que vivir, hay que sentir que se vive) —al menos, la poesía que me atrapa, la que intento escribir es así—. No creo que la poesía deba limitarse a describir imágenes o lugares, muy bien dicho, pero sin verdad. La imagen de un móvil con un selfie, explicando al público que te estás maquillando con tal o cual marca, ante un terremoto mortal que ha roto la tierra, no creo que sirva como poema. Desde luego, da tu versión personal de algo, pero es precisamente la versión que no interesa.

 

En el tema personal, el hecho de preparar un proyecto poético compacto, con principio y fin, no de poemas sueltos que se van encadenando unos a otros, me ha servido para concebir los proyectos como algo vivo, entero, que crece y se acaba, pero que tienes que cuidar en su conjunto. No se puede uno conformar con genialidades sueltas, debe darse sentido al conjunto al completo.

 

  1. El poemario aborda la violencia de género desde una perspectiva testimonial y lírica. ¿Qué responsabilidad sientes al dar voz a estas experiencias?

 

Vivimos en un mundo injusto y desigual, que, en realidad, queda fuera de nuestro alcance y no podemos cambiar, salvo enfadarnos con él o pasar. En este tipo de mundo, nuestra posición cuenta. De hecho, es lo único que cuenta. No podemos hacer nada más que posicionarnos ante las injusticias, ante los abusos, ante la desigualdad, esa es nuestra única actuación posible en este mundo (incluso si no nos posicionamos, de hecho, esa ya es una posición) No podemos cambiar el mundo, pero nuestra implicación en él si que ha de ser clara, es lo único que podemos hacer. Hagámoslo. Y, si no lo hacemos, también, de hecho, lo estamos haciendo.

 

  1. ¿Crees que la literatura, y en particular la poesía, puede contribuir a la sanación individual y colectiva frente al trauma?

 

Los traumas son territorios de la mente, de las emociones. Nuestra relación con las emociones que sentimos, de hecho, es lo que marca nuestro “yo”. Hay que estar toda la vida aprendiendo, conociendo, moldeando nuestra mente, nuestro espíritu. Escoger y trabajar las motivaciones es lo que nos facilita el camino de nuestra sanación, de nuestro presente y futuro. La lectura y la poesía son un puntal básico para reflexionar, para el conocimiento, para la autoconciencia, para ayudar a nuestra mente a escoger el camino correcto.

 

  1. Has publicado novela, teatro y ahora este poemario. ¿Qué diferencias encuentras en el proceso creativo de cada género y qué te aporta la poesía que no encuentras en otros formatos?

 

Para mí la novela es contar una historia. El teatro es plantear un conflicto. La poesía es transmitir emociones. La poesía es una explosión. La novela es un río que avanza. El teatro es una cascada que ruge sobre un lago tranquilo. Diría que en la poesía me encuentro directamente con mi “yo”, cara a cara. Lo difícil es que ese “yo mío”, llegue a ser el “yo del otro”, ahí está la dificultad, el riesgo, el éxito de la poesía: que mis emociones las sepa transmitir hasta el punto de que se conviertan en las emociones del otro. La novela te interesa. El teatro te posiciona. La poesía te conmueve.

 

  1. ¿Cómo imaginas la experiencia del lector ante este libro? ¿Qué te gustaría que sintiera o pensara al cerrar la última página?

 

Me gustaría que el lector conectara con el poemario hasta el punto de transmitirle la fuerza de la seguridad en sí mismo. Desearía que le diera un chute de autoestima, de capacidad de reconstrucción, de ímpetu para hacer cosas, para desarrollarse, para avanzar. No me gustaría que sólo le gustara o no le interesara, sino que le diera un empujón para reafirmarse en sí, para construir proyectos, para llevarlos adelante, para disfrutar, para reconocer su pasión en todo lo que hace. Que sea un libro positivo, de acción, no sólo contemplativo. Tal vez la frase sería: “no te rindas”, pero ahora, al escribirla, “no te rindas”, me parece poco, porque parece un acto conformista, casi de lo anterior a la rendición y no, es un “adelante, avanza”. Que lloren ellos.

 

  1. ¿Qué retos y oportunidades ves actualmente para la poesía en España? ¿Qué te gustaría decirles a los jóvenes poetas y a quienes se acercan por primera vez al género?

 

En principio, les diría como dijo Auden, creo, que al principio no hagan poemas de amor a alguien, que los guarden para luego. Es importante que al poeta le interese el mundo o, al menos, el mundo que le toca directamente a él, el que siente como suyo. En ese mundo hay preocupaciones, miedos, alegrías, pasión, odio y amor, pero el amor visto desde dentro, desde el motor que genera ese amor, no por la persona en sí al que se dirige (que, en realidad, no es él), sino el motor que le hace amar (que ese sí que forma parte de él). El poeta debe descubrir el motor que le mueve en todo, el que le empuja al dolor, al sufrimiento, al placer, a la pasión. Debe ser consciente de que vive. Lo dicho antes: no es vivir lo que necesita el poeta, el poeta necesita sentir que vive.

 

Y, desde luego, es importante que su poesía cuente algo.

 

  1. Finalmente, ¿qué significa para ti, en lo personal y en lo literario, la frase que da título al libro: “Si aún sigues aquí, es que estás viva”?

 

Es una frase de optimismo, de avanzar, de darte cuenta de que estás viva.

 

Si sigues aquí (si no te han matado), significa que estás viva, que puedes vivir, que debes vivir por ti misma, para ti, por ti, no necesitas más razones.

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