¿Quién me ha robado las 24 horas
que guardé anoche en el último rincón
del viejo armario del sótano, bajo llave
y dos candados? Fui a recogerlas
después de mi agotadora jornada,
y sólo encontré cuatro réditos opacos
y desgastados. ¡Ya no queda nada!
¡Ya no hay vida, ni lluvia, ni fuego…!
¿Quién me ha robado la llave?
¿Quién me ha robado los sueños?