Angelina Jiménez: “Para escribir poesÃa hay que ser humildeâ€
Angelina Jiménez, maestra jubilada, se estrena como poeta con un libro titulado “Puerta entreabiertaâ€, donde los poemas Ãntimos se expresan en versos clásicos y llenos de sentimiento.
1-    Llevas escribiendo muchos años, sin embargo, este es tu primer libro publicado ¿Cómo y por qué te animaste a dar el paso?
Voy a ratificarle que sÃ, es cierto que llevo escribiendo toda la vida y mi entorno fue motivador para llevarlo a efecto. Mi madre con una intuición fuera de lo común, me dejó una habitación sin muebles para mà y todos los amigos. Adaptábamos chistes, historietas y las representábamos, yo era la encargada de los guiones.
En mi escuela de primaria Doña MarÃa Rosa nos enseñó a redactar de una forma lúdica, además nos narraba capÃtulos del Quijote y nos hizo amar a nuestro singular personaje desde niños. Pasé a mis otros profesores, D. José Yagüe y Doña Isabel Sánchez a estudiar bachiller y magisterio y dispuse de su biblioteca particular y allà leà tanto que parecÃa que le estaba haciendo la competencia al Caballero de la Triste Figura. El hecho de que en casa yo llevara la correspondencia, me hizo sin darme cuenta, aficionarme al género epistolar.
Con el paso de niña a mujer volcaba mis experiencias y descubrimientos de esta tormentosa edad en un diario que mi madre localizó y lo leÃa paso a paso. Cuando lo supe, tuve un sentimiento de rebeldÃa, lo rompà en mil trocitos y desde aquel dÃa todo lo que escribÃa no tardaba en pasar por la guillotina de mis manos y lo destruÃa. Creo que este hecho me marcó, pues hasta los ejercicios de métrica y versificación, tras ser corregidos los rompÃa. Seguà escribiendo , pero no llegué a conservar nada hasta ya entrada la veintena.
Me presenté a un concurso de cuentos en Madrid, no recuerdo el nombre, y cuando leà el que obtuvo el primer premio, quedé defraudada; carecÃa de imaginación. Esa experiencia hizo que me encerrase más en mà misma.
Ya mayor, en la Asociación de Amas de Casa de Alicante, concursé, tampoco gané, pero quedé conforme pues otorgaron el primer premio a un magnÃfico cuento. Tomé confianza y en 1999, obtuve en Elche el segundo premio de A.C.O.T.E, y más tarde un accésit en las Aulas de Cultura de Tercera Edad de Alicante. Todas estas experiencias pudiéramos llamarlas como el germen de mis poemas, el germen de mi publicación, pues en esta época escribà como una posesa.
Era muy intimista y lo sigo siendo, siento algo de zozobra cuando sé que amigos mÃos están leyendo mi obra. Voy tras estos retazos de mi vida a responder al ¿Cómo?
Envié a D. Alfredo Arrebola (catedrático jubilado y flamencólogo que impartió clases de latÃn y griego) un cuento navideño inventado por mà como felicitación en las fiestas; en verdad que siempre he recibido crÃticas muy buenas de todos los amigos a quienes se los envÃo, pero fue dicho señor el que me aseveró que era un cuento que se podÃa comparar a los de muchos escritores del s. XIX y me dijo que me ayudarÃa a publicarlo.
En éstas, Ana MarÃa Olivares, me pidió poemas para la AntologÃa Poética “Poetas en Jumillaâ€, naturalmente accedà y el tres de febrero cuando se presentó en Madrid este poemario, con la crÃtica tan favorable de D. Alfredo, entregué algo tÃmida pero con una seguridad interior muy fuerte algunos poemas mÃos a D. Javier Pérez-Ayala y Ana MarÃa me llamó por teléfono para que prepara un buen lote pues me dijo que le gustaron mucho y los iba a publicar. Y asà sucedió, pues el 14 de Mayo vio la luz mi entrañable Puerta Entreabierta. Surtieron efecto las palabras de D. Alfredo Arrebola.
¿El por qué? Porque me crecieron alas para por fin descubrir el lirismo de mi interior, y me puse en manos de D. Javier Pérez-Ayala, y aunque la docencia es mi primera vocación, estaba gozando con el sueño de mi futura publicación; veÃa factible esa realidad y ha sido asÃ, mis polvorientos poemas han despertado y mi nueva andadura la estoy disfrutando como cualquier jovencillo que lucha por abrirse camino en este mismo terreno. Estoy viviendo el refrán que dice: “Nunca es tarde si la dicha es buenaâ€.
¿Por qué? Porque Doña Ana Tomás me dijo:
— Angelina ¿te acuerdas cuando estudiábamos “El Conde Lucanorâ€? Pues tus cuentos son como aprendÃamos del sobrino del Rey Alfonso X el Sabio, tus cuentos deleitan enseñando—. Mi amiga me hizo saber que merecÃa la pena arriesgar y por último Ana MarÃa Olivares me alentó diciéndome que las publicaciones en periódicos y revistas no tienen tanta consistencia como la publicación de un libro y que era una pena que mi obra siguiera dormitando en los estantes de un gran armario.
¿Por qué? Porque mi familia se ilusionó conmigo y me alentó.
¿Por qué? Porque es un reto y una nueva experiencia para mà el tener un solo lector que disfrute de mi obra sin conocerme. He repetido muchas veces que mi profesión ha llenado mi vida, pero siempre en lo más recóndito de mi ser, he soñado con esta realidad, tener un libro en el mercado.
2-    Gran parte del libro es un recorrido por la vida de tus seres queridos, de aquellos que te han marcado. Háblanos un  poco del proceso de creación de esos poemas, cuéntanos por qué te sentaste a escribir sobre tus seres queridos, qué te ha aportado hacerlo.
El proceso de creación de estos poemas surgen con espontaneidad, portando mucho, mucho cariño, admiración y en otros casos, pena. Recordando Las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique y los Cantos de Antonio Machado a su amada Leonor, no abro libro nuevo, es un tema que todos los poetas cantamos, por ello, no puedo responder con ningún argumento; para mÃ, cantar a los mÃos es tan natural como respirar. Me fue muy fácil sentarme a escribir sobre ellos, sÃ, muy fácil. Pensando sólo en ellos, sólo pensando, el alma se prepara empapándose de cariño, de admiración, respeto, embrujo, ternura, pena, etc… según el momento y el caso. Con el alma henchida de tanta gratitud y reconocimiento, la verdad que me fue muy fácil cantar a sus cuerpos, a sus almas, a su buen hacer, me fue fácil descargar mis sentimientos más recónditos hacia ellos, están perennes en mi poemario, tal vez, de no haber sido asÃ, mis labios nunca lo hubieran manifestado. Tengo otros dedicados a mis hermanos y amigos. Voy a reseñar un poco los que aparecen en este apartado.
De mi madre tengo muchos, pero como yo le cantaba a ella en la intimidad, eran eternos, tan extensos que opté por componer uno nuevo y como el tiempo todo lo acrisola, canto con vehemencia a su bondad, a su paciencia, presentándola a todos mis posibles lectores como co-autora conmigo. El de mi padre lo compuse hacia finales de los años ochenta que fue cuando falleció, y quedé satisfecha ya que su alma romántica y bohemia fundida con su rudo trabajo, me pareció un homenaje a su vida. El que compuse a mi bebé, hacÃa 32 años que habÃa fallecido, hoy hace que falta 50 años. Mi poema hacia Juan Carlos era hablar con él, hecho que no pudo ser, pues falleció con sólo cinco meses. Me planteó muchos interrogantes pues perder a un hijo es antinatural; es un grito que le envÃo a que me cuide desde el Cielo.
EL de mi esposo es una sÃntesis de cómo veo, de cómo le amo, cómo me ama…lo plasmé con fluidez pues es el complemento de mi vida, es mi primer admirador, es un aceptarnos cada dÃa, ya que somos de gustos y cultura diferente. Yo le admiro, él me admira, yo le quiero, él me quiere, asà de sencillo, asà de simple; pues bien, aunque hace más de 20 años que lo compuse, para mÃ, sigue estando vigente. El de mi hija es una donación de amor candente hacia ella, está recién compuesto pues los que poseo de antes no me parecÃan oportunos, ya que está en un proceso de superación de una ruptura amorosa, querÃa arroparla con mi amor maternal; me dijo que cuando lo leyó, se le saltaron las lágrimas. El de mi hijo también acabo de componerlo, pues querÃa aconsejarle que cuidase de Mª Ãngeles, su esposa y de sus hijos. Y de mis nietos, guardo un diario de poemas desde que nacieron hasta su adolescencia, podÃa haber escogido alguno de ellos, pero no me acuerdo cuando, creo que hace un año o año y medio, compuse sus etopeyas con el recurso estilÃstico de la adjetivación, eligiendo el soneto como vÃa de expresión. A mi querida Mª Ãngeles, la esposa de mi hijo, fue un poema al que le di vida hace mucho tiempo y me pareció tan sugerente que lo dejé tal cual.
Me ha aportado y me aporta muchÃsimo; mis nietos están contentÃsimos presumiendo de una yaya poeta, mi hija y mi nuera, a sus amigos, en vez de regalarles colonias u otras cosas, les obsequian con mi Puerta Entreabierta. Mi esposo y mi hijo no caben en sà de satisfacción, pues les felicitan por doquier y a ellos eso les llena de orgullo.
Los de mis padres me han servido para reconocer la valÃa de dos personas sencillas que me han sabido educar sólo con el bagaje de su amor; me han transmitido lo más hermoso de sus vidas.
Y el de mi bebé ¿qué voy a decir? Que me inmunizó contra el sufrimiento, pues todo lo que me acontece en la vida de desagradable, lo veo trivial comparado con el dolor que me causó su muerte. Volveré a cantarlos a todos otra vez, seguro. Me han aportado un cúmulo de sentimientos mezclados, hondos, maternales, de ternura, de amor-pasión; que también a mÃ, cuando los releo, me hace quererles más, me hacen sentir su presencia con serenidad, con ternura y agradecimiento. En resumen, un trasiego de amor vivo.
3-     “Puerta entre abierta” aúna cuatro libros y algunos poemas sueltos. ¿Por qué te decidiste por publicar ese material entre todo lo que tenÃas escrito? ¿Qué criterio utilizaste a la hora de elegir unos poemas para su publicación y dejar otros a un lado?
Me decidà por los poemas de un modo casual, a D. Javier, en Madrid, no le presenté mis mini cuentos, ni otros más extensos, no le mostré leyendas, relatos, artÃculos…porque para una primera ojeada, no sabÃa qué elegir y parecÃan muy extensos. Por eso, mi primera muestra fue darle unos poemas que le gustaron y al pedirme más para completar el libro, disfruté eligiéndolos, éste sÃ, éste no, voy a coger el del tomo segundo, ¡ay! qué no se me olvide el que escribÃ…asÃ, hasta que elegà un lote aleatoriamente extenso.
Mi idea era que D. Javier se decantara por un tema en particular u otro, pero Ana MarÃa me dijo que le gustaban todos o casi todos; entonces, para dar cuerpo a un libro con cuestiones tan diversas, Ana MarÃa, me aconsejó que los clasificase por afinidad creativa. Me costó, pero los agrupé lo mejor que pude dando la última palabra a D. Javier Pérez-Ayala y a Ana MarÃa Olivares.
Una vez que mi Puerta Entreabierta estuvo lista para poder entrar entre las nubes, en verdad que me ha dado igual publicar poesÃa que prosa, pues para mÃ, “tanto monta, monta tanto…â€
Ahora quiero matizar un dicho que dice “Triunfar mayor, no es triunfarâ€, yo sé que no tengo edad para disfrutar de este consabido triunfo según piensa el mundo, pero yo puedo decirles que eligiendo el material poético, yo gozaba tanto…que para mà era vivir cotas felicÃsimas y a la postre, sé que no hemos de angustiarnos por lo que ha de venir sino gozar con lo que poseemos, gozar con lo que descubrimos. En esta andadura, he conocido, he descubierto nuevos amigos, he vivido y vivo experiencias muy diversas y sé que me queda mucho todavÃa en la vida por saborear. Me hubiera gustado darle una explicación más selecta sobre el porqué unos sà y otros no, pero amo mucho la verdad y sucedió asà y aunque un poco infantil o simple, asà fue.
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4-     Tu poesÃa, sobre todo en “Latidos”, el primer libro, es una poesÃa muy clásica, tanto en la temática como en el uso del lenguaje ¿Qué poetas te influyeron para hacer esos poemas?
Me gustarÃa responder con nitidez, con claridad, éstos son los poetas que más me han influido, pero la verdad que no sé ni me atrevo a responder, para mis adentros pensarÃa que si no nombro a aquel u otro, lo estarÃa traicionando. Ante esta pregunta admiro a los que categóricamente enumeran a unos y otros y de verdad que soy incapaz de responder. Pero sà puedo decir aquellos que he repetido sus lecturas, aquellos que leyendo fragmentos de sus obras me conmovieron. Como he leÃdo muchos cuentos y novelas, sé que muchos temas bebidos en estos libros, los he traspasado a muchos de mis poemas. He releÃdo a Stefan Zweig, me apasionan sus biografÃas y sus novelas son tratados psicológicos de primera lÃnea. La poesÃa de Juan Ramón Jiménez no me canso de leerla, amén de su prosa poética en Platero y yo. De él intento descubrir esa palabra pura, sin artificio que no sé si lo llego a conseguir. A Tagore lo considero un mÃstico a la altura de nuestros santos Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
Ya jubilada descubrà a Jacques Prevent, el poeta francés de las palabras cotidianas. Me encantan Antonio Machado, Bécquer, Lope de Vega, El Marqués de Santillana…¡son tantos!
He leÃdo y preparado clases sobre León Felipe, Neruda, Edgar Allan Poe…¡qué sé yo!
No tengo más remedio que reiterar lo que dije en Madrid, soy sedimento, un conglomerado de todo lo que a lo largo de mi vida he leÃdo. Si ve mi poesÃa muy clásica, tendrÃa que retroceder a la edad de mis 15 años, que es cuando más clásicos leÃa, asà pudiera asegurar que fueron Cervantes, Lope de Vega, Góngora, Quevedo, etc., el “quid†de la cuestión de mi influencia en la poesÃa. Lo que sà puedo aseverar es que nunca me ha intimidado ninguna corriente literaria, ni me he cuestionado escribir en este u otro estilo, pues hago mÃas las palabras de Carlyle que dice “el estilo no es la chaqueta del escritor sino su pielâ€. Dentro de mi estilo, soy fiel a los conceptos que adopto para dar cuerpo a mi imaginación, eligiendo para ello las palabras más musicales y bellas que para ese cometido me hacen falta. Escribo cuando me embiste una duda, cuando en mi alma se sesgan sentimientos, cuando la rabia me atenaza ante el maltrato, las drogas; temas que en este mi poemario sólo toco en Amanecer sombrÃo, denunciando a los segadores de vidas.
Las poetisas Gertrudis Gómez de Avellaneda, Gabriela Mistral, Sor Juana Inés de la Cruz, La Pardo Bazán, a pesar de no haber agotado toda su obra, sà las conozco a través de AntologÃas Poéticas donde están incluidas.
Ya en esta misma contestación que se me pide, voy decantándome y me pregunto ¿qué libro cogerÃa ahora para irme a dormir? Y sin pensar elegirÃa Platero y yo, Las mil mejores poesÃas de la Lengua Castellana, tomarÃa El Romancero Gitano de GarcÃa Lorca, Sueños de Machado, Azul de Rubén DarÃo y cualquier libro de Tagore. Y bien pensado, tal no sea del todo verdad pues me gustarÃa terminar la última parte de Milenium que me resta por leer o quizás releer El mundo de SofÃa. Mis disculpas si no he sabido responder con contundencia, huyo de los sÃes y los noes categóricos, excepto en los temas transcendentales. Espero que mis respuestas hayan dejado vislumbrar los escritores que más me hayan marcado.
5-     Has sido maestra durante muchos años. Cuando explicabas a los alumnos qué era la poesÃa y para qué servÃa ¿Que les decÃas? ¿Cómo te explicas a ti misma por qué escribes poesÃa?
Bueno, aquà como habla mi experiencia tan querida y amada de mi profesión, sólo con trasladarme a aquellas aulas en mis momentos docentes, responderé sin titubeos y con más claridad.
No pude decir a mis chavales lo que era la poesÃa y para qué servÃa con uniformidad, según fuese la edad, les daba uno u otro concepto.
En mi primera escuela en Jumilla, con una matrÃcula en el año 1958, con más de 45 alumnos desde pequeños hasta 12 o 13 años, tuve que dividirme haciendo malabarismos, es muy difÃcil en esas circunstancias transmitir a una clase tan heterogénea, qué era la poesÃa, por ello, les leÃa fábulas, poemas que llegaban a todos y recuerdo que luego hacÃa que me lo narrasen ellos oralmente a modo de un cuento. En resumen, que al terminar volvÃa yo a recitarlo y al acabar preguntaba:
— ¿qué palabras os han gustado más?
— ¿se dice la poesÃa igual que un cuento?
— ¿te atreverÃas a decirle a tu mamá algo bonito en forma poética?
— ¿y tú cómo lo dirÃas en forma de cuento?
Asà deducÃan que la poesÃa servÃa para decir las mismas cosas a mamá, pero con más belleza, tenÃan que elegir las palabras más bonitas. TodavÃa estos alumnos me recuerdan por mi entrega al trabajo y tuve la dicha que cuando presenté mi libro Puerta Entreabierta en Madrid, me acompañó una alumna de ese curso, maestra jubilada, y me dio mucha alegrÃa oÃrle decir que se hizo maestra por mÃ; yo creo que sintió que yo amaba lo bello, lo misterioso, descubrió mi alma de poeta y tal vez fue eso una ayuda para elegir esa profesión.
En mi segunda escuela, que fue en la aldea de la Fuente del Pino (Jumilla), también fue una unitaria parecida a la anterior, pero con la salvedad de que la matrÃcula era de 19 niñas más o menos. Pude dedicarme más a ellas y en los tres años que trabajé, les enseñé bailes regionales, cantos populares de casi todas las regiones de España (entonces se llamaban asÃ).
La poesÃa servÃa para ser más felices, para descubrir palabras más expresivas; otras veces las seleccionábamos de lecturas que ellas elegÃan y formábamos columnas de palabras poéticas, asÃ, como un juego, hasta el año 1962 es como me las ingenié para introducir en aquellas cabecitas lo hermoso de la poesÃa.
Por fin, ya en Petrer, esto me fue mucho más fácil. Voy a entresacar algunos de los métodos que empleé que no todos. Mi primera clase en este mi segundo pueblo fueron los párvulos y cuando se iba acercando el dÃa de la madre que entonces era el 8 de diciembre comenzó mi primera aventura poética con ellos. TenÃa un libro pequeño, más que un libro, casi un folleto, con pequeños poemas dedicados a las madres. Conseguà que memorizaran cada uno el suyo pues todavÃa no sabÃan leer. Era el regalo para sus mamás. Les leÃa poemitas populares, de esos que se les dice a los bebés para la comprensión; asà comprendieron que el regalo para sus madres era mejor que cualquier objeto adquirido en el mercado. Sé que lo que te voy a contar, tienes que darle un tijeretazo, pero quiero que conozcas una anécdota que vivà al cabo de 20 años de estar
con estos “nanosâ€.
Estaba yo en el bar con mi esposo y se acerca un mozo guapo, guapo que no me quitaba ojo, yo estaba algo nerviosa pues no acertaba a comprender lo que aquel chico deseaba; de pronto, se dirige a mi marido y le dice que si podÃa darle un abrazo y un beso a doña Angelina; mi esposo que intuyó que era algo hermoso, le contestó que sà pero a cambio de que le dijera quién era; él no dijo nada, primero me dio un abrazo y luego con los ojos empañados me dijo que era hijo de un guardia civil que estuvo en Petrer un año y que se acordaba mucho de mà porque le regaló a su madre un poema y me aclaró que es el obsequio que más recuerda. Yo no les dije para qué servÃa la poesÃa, pero el episodio que vivió este párvulo aporta mucha grandeza, la poesÃa es grandiosa, aquel curso con aquella efeméride del dÃa de la madre lo supieron. Tuve cursos donde sólo asistÃan niñas, pues en esos, te contaré cómo aprendÃan la poesÃa.
El poder adquisitivo en Petrer era elevado y conseguà que cada niña tuviera su poemario, les aconsejaba leyesen un poco en casa y en clase lo comentábamos. Todos sus poemarios los dejaron en una mesa, en otra, yo coloqué otros libros de narrativa y comparando el modo de escribir que se utilizaba en unos y otros, manipulando, ojeando y comparando dedujeron lo distinto que era la poesÃa de la narrativa. En una cuerda que tenÃa de pared a pared, mis niñas colgaban sus cuentos y poemas con unas pinzas de la ropa. Cuando una chica destacaba, leÃa su poesÃa y comentábamos cómo se la habÃa inventado; lo hacÃa porque los niños llegan más a los niños que cualquier adulto.
Cuando advertÃa fatiga en clase por el aprendizaje de matemáticas o cualquier otra materia, paraba la clase en redondo y nos ponÃamos a cantar para relajar el ambiente: aprendieron bellos romances como el Romance del Conde Olinos, Los pastores de Extremadura, La loba parda, etc. todo esto servÃa para moldear sus almas sin ellas advertirlo. Y lo iba consiguiendo, pues te adjunto unos poemas de dos alumnas que con sus pocos años elevaron sus almas (por supuesto que habÃa madera), una de ellas, consiguió en un colegio de Elda, el Premio “Antonio Machadoâ€.
Cuando ya en segunda etapa, llevé a chicos y chicas, la tarea se me presentaba más difÃcil por tratarse de adolescentes. Compré discos de Serrat, que cantaba poemas de Machado, Miguel Hernández, etc. unos eran recitados y otros cantados. La clase consistÃa en escuchar el poema y luego comentar los recursos estilÃsticos. Otro método que siempre empleé fue programar la poesÃa en materias transversales, que como saben es introducir a modo anecdótico u ocasional la poesÃa en clase de geografÃa, historia, matemáticas y demás asignaturas. Estaban tan acostumbrados a escuchar estas grabaciones de Serrat que cuando entraba en clase me coreaban alguno de sus versos. Cuando ya se iba acercando mi jubilación, pedà al director trabajar con los pequeños. Comenzábamos la clase con un poema de Gloria Fuertes, de GarcÃa Lorca o incluso mÃo, de tal suerte, que todavÃa conservo los dedicados a las letras, a los números y a hechos cotidianos de la vida de los peques. Mis clases estaban ya muy estructuradas con métodos modernos, yo mezclé el “Rosa Serisat†con el “Onomatopéyico†y era una gozada, fui una maestra de vanguardia con la lectura de muchas revistas pedagógicas y allà me imbuà de cómo mejorar el aprendizaje de la poesÃa. Mis niños gozaron de una clase con un rinconcito dedicado a la biblioteca de aula, otro rinconcito con una mesa camilla y dos sillitas para cuando algún alumno me querÃa contar algo. Mi clase parecÃa una verbena con tres o cuatro cuerdas, todas colmadas de dibujos, poesÃas y cuentos.
Mis alumnos y alumnas me ofrecieron una cena cuando me jubilé y cuando ya nos Ãbamos a despedir, comenzaron a cantar todas las canciones que yo les habÃa enseñado, no pudo ser mejor, mi docencia terminó envuelta en romances.
Recuerdo que a mis adolescentes les dije que la poesÃa sirve para disfrutar la literatura en grado sumo, para que se expresen con claridad y belleza, para que puedan plasmar sus sentimientos más Ãntimos y dada la etapa que estaban viviendo, les decÃa que la poesÃa les servÃa para poder cantar al amor, para evadir la tristeza. Con frecuencia les hacÃa esta pregunta:
— ¿Cómo serÃa el mundo sin poetas?
— ¿Cómo te explicas a ti misma por qué escribes poesÃa?
Escribo poesÃa porque me satisface y me subyuga, dar cuerpo a esa chispa que se enciende en mi ser, que la veo o la intuyo con principio y fin. Que puedo ver mi obra en poco tiempo y que puedo corregirla brevemente y que siento un no sé qué cuando puedo contemplar el antes y el después, como los anuncios de una crema facial.
Escribo poesÃa porque necesito una intimista soledad, necesito aunar mi mirada hacia el horizonte acompañada de una música ambiental y un papel desnudo delante de mà invitándome a confidencias, fantasÃas…
Escribo poesÃa porque puedo sacar la rabia y demonios que porto en contra de traficantes de drogas y en torno a toda clase de injusticias.
Escribo poesÃa porque la transformo en una oración al Creador.
Escribo poesÃa porque vivo el amor y tengo que derramarlo, porque me espanta el desamor que devora a muchos humanos y desde mis versos quiero que sientan mi consuelo.
Escribo poesÃa para cantar a mis seres queridos y amigos.
Me gusta con ella filosofar sobre la vida. Canto a los pueblos, a sus fiestas, a los poetas. Me gusta cantar a los seres inertes.
Escribo poesÃa porque es hermoso atrapar un instante de nuestras vidas.
Y una constante en mÃ, es la búsqueda de un poema mágico, voy tras él sin descanso y cuando creo que lo he alcanzado, se me escapa y siempre, siempre lo vuelvo a empezar.
Escribir poesÃa para mà es un reto, pues recién acabado un poema, deseo mejora el siguiente aunque no lo consiga, y cuando leo a esos geniales poetas, siento una admiración tan grande que me pregunto si no seré yo capaza de conseguir alguno aunque sea una mÃnima parte de bello.
Escribo poesÃa para que mis amigos se sientan orgullosos de mà tanto como yo lo estoy de sus composiciones.
Escribo poesÃa porque es un lenguaje universal que une a personas con ideologÃas dispares.
Escribo poesÃa porque sé que quien pudiera leerme, conocerá un poco de mà y hablará, mejor dicho, dialogará con mis versos.
Escribo poesÃa porque se vive una experiencia mágica, cuando la inspiración bulle a presión y me grita ¡Dame vida propia! ¡Déjame salir!
Escribo poesÃa por tantas cosas…
6-     Entre los poetas más jóvenes a veces hay muchas disputas por egos, ideas distintas sobre el oficio, etc. Desde tu lugar de persona que se ha dedicado a la poesÃa cómo pasión, más que como trabajo y que está, supongo, muy alejada de todas esas disputas, ¿Que les dirÃas a esos poetas jóvenes que ahora empiezan?
Para escribir poesÃa tienes que sentir cuando dentro de ti existe como un aire enrarecido poético que te disgusta, que no encaja con lo que uno desea; para escribir poesÃa hay que ser humilde, abrir las compuertas del alma y arrojar por la borda esos conceptos o ideas que no acaban de ser lo buenas y bellas que se han de alojar en nuestro ser antes de escribir. Hemos de desalojar a estos inquilinos, nos hemos de sentir vacÃos, como desnudos, sin nada, para ello, no hay más remedio que coger la pluma y vaciarte del todo en un papel, destruir todo ese bullicio que no nos encaja y partir con nuestro ser en paz y sin inquilinos, conseguir una estancia propicia, estimular la inspiración con bellos recuerdos o con el mismo instante que quieres atrapar, piensa en el mal que puedes barrer, llénate de ilusión y ese será el inicio de un poema limpio sencillo donde los mejores elogios se los des tú mismo, que tu poema te guste, que lo quieras y ya compuesto sigue quitando lo superfluo, púlelo y asÃ, con trabajo, ilusión y humildad andarás por el buen camino para componer.
Los jóvenes sabéis y es real que la poesÃa es fuerza vital, es arma para luchar, es vehÃculo para amar, es reflexión para discernir, pero estoy segura que a ninguno de vosotros se le ha ocurrido pensar que la poesÃa es el elixir de la eterna juventud, pues cuantos más años se cumplen, la poesÃa más se resiste a envejecer.La poesÃa habréis de sentirla como una percepción sensorial, emotiva y personal, es una eclosión del alma y nunca ha de estar supeditada a modas, a corrientes literarias ni a presiones de amigos que te aconsejen un modo de componer que no va contigo. El ropaje de un buen poema, no lo olvidéis, además de todo lo aprendido académicamente, es la libertad.
Desde luego comprendo que vosotros jóvenes vais en pos de un sueño y eso es bueno, es loable, pero nadie, oÃd, que nadie lo emponzoñe. Escribid con entusiasmo, con placer, con responsabilidad y sabed que como meta cercana, la poesÃa calma el alma de temores y ayuda a otros, sobre todo, a los amigos a disfrutar de nuestra chispa creativa. Gozad en vuestra andadura de esas continuas y sucesivas metas cercanas; la suma de todas ellas hará que un dÃa vuestro sueño, sin apenas saberlo, sea una realidad.
Como ninguno de los mortales gozamos de la ciencia infusa, os digo y esto es verdad que vuestro estilo será mucho más atrayente, mucho más transparente, en tanto en cuanto, hayáis leÃdo y sigáis leyendo a grandes poetas, no sólo los vanguardistas, también los del albor del castellano, los clásicos, románticos, realistas, surrealistas…asà se cimentarán las bases para en lo sucesivo elegir con acierto las palabras, su musicalidad y amalgamar los conceptos con sencillez. No caigáis en la tentación a la hora de componer de leeros un poemario de vuestro poeta preferido para imitarlo y pareceros a él, craso error, os sentiréis frustrados, ya que ese poema por muy bueno que sea, el punto de partida es peor que el vuestro que nace de vosotros mismos. Existen muchos referentes para escribir poesÃa, pero sólo son eso, pues el alma del poeta se tiene que portar. El poeta percibe con claridad lo bello, vibra con sus ideas que optan por salir, defiende su alma de posibles modas de poesÃa barriobajera. Recuerdo un libro de Tagore en el que se decÃa que la gran poesÃa satisface el oÃdo y al sentido estético, luego a la razón y por último a la sensibilidad. Un poema que sólo transmite emociones, según Tagore, no es tal. Un poema se parece a la elaboración del vino en su composición. Hay que dejarlo reposar, hay que clarificarlo, hay que dejarlo fermentar para cambiar algunos conceptos o ideas. Si componiendo no sentÃs ni percibÃs una cierta musicalidad en vuestro interior sin notas ni sonidos, si no porta el principio áureo de Aristóteles, unidad en la variedad, si no se puede razonar, si no es susceptible de compararlo, de evocarlo; el poema estará naciendo cojo. Creo amados jóvenes que el ideal que Tagore nos dice acerca de la poesÃa es muy alto, pero sà que podemos llegar a componer acercándonos a estos parámetros. No seáis esclavos de nadie, ni de vuestro poeta favorito, ni de ninguno por muy reconocido que esté en las altas esferas poéticas. Gracias a Dios podéis libar de todos, dejar posar esos contenidos y esperar que aflore la inspiración, pero que ésta te pille trabajando, como dijo no recuerdo qué artista. Recordad que los poetas, pensemos lo que pensemos, tenemos mucho en común, todos sentimos la belleza, el amor, la denuncia, la tierra, la angustia, el dolor…serÃa una temeridad dejar de leer un poema porque el autor no piensa como tú. Decantando todas las lecturas, experiencias, gustos, etc. desarrollarás un estilo propio, personal, el tuyo, ¿con influencias? Pues claro, nadie nace sabiendo. Os recuerdo la frase que cito en un apartado anterior: “El estilo no es la chaqueta del poeta, es su pielâ€. Por ello no intentéis cobijaros bajo la piel de nadie. Sed como vuestra sangre que os grita, valientes, decididos, exploradores, luchadores, inconformistas, idealistas, ilusionados…cualidades inherentes a vosotros que algunos portan con vehemencia y otros con atrevimiento. No avasalléis a nadie, no juzguéis la poesÃa lÃrica como cursi, a menudo, detrás de esta palabra se esconde la mediocridad. La poesÃa no es patrimonio de ningún grupo, ella tiene la grandeza de ser tan distinta que de la misma escuela poética, componen un poema dos poetas distintos y con la misma temática y versificación y aun asà leeremos dos poemas diferentes. En nosotros, los poetas, debe prevalecer la autenticidad, la justicia, si no nuestra poesÃa contaminará, será sucia y mentirosa. No vayamos por el mundo poniendo zancadillas y os aconsejo que con pluma en mano escribáis con ilusión y honradez que el mundo es vuestro. Es importante superarse dÃa a dÃa, siempre podemos escribir un poema mejor. Compartir experiencias como yo estoy haciendo ahora con vosotros, arrojar el narcisismo, el despotismo y el egoÃsmo de vuestras vidas. Un buen poeta con estos defectos merma su obra. No os encasilléis defendiendo a poetas de izquierdas o de derechas, cada uno es libre de expresar sus ideas, vivimos en democracia. No os burléis de nadie. Os deseo de corazón que lleguéis a escribir con la genialidad de los poetas que admiráis aunque no se consiga del todo. Caminar haciendo camino, como decÃa Machado, trabajar buscando y descubriendo dÃa a dÃa todo lo que os pudiera servir para seguir vuestra vocación y por supuesto disfrutar de esa trayectoria de aprendizaje poético, que nada ni nadie os la quite nunca. Y recordad que es en el camino que nos conduce a la meta donde se goza y se vive, esa es la filosofÃa perenne de la vida, deleitarse acompañados de vuestro poético equipaje.