¿Cuánto dura un caramelo a la puerta de una escuela?

¿Y cuánto puede durar sin ser sobornado un inspector de hacienda molesto en un gran banco? ¿De verdad creemos que esos inspectores empotrados en los bancos no van a caer e la tentación de las comisiones, el piso, la prebenda? ¿De verdad creemos que si intentan hacer su trabajo no van a intentar ser comprados? 
Me temo que la naturaleza humana, una vez más, va a llevar la contraria a los optimistas aplausos de todos los que han celebrado el anuncio del Banco de España de vigilar de cerca a los grandes bancos. 

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