Webs de escritores del Grupo Editorial Pérez-Ayala

Prólogo

“En la poesía hay más verdad que en la Historia”

Aristóteles

Cuando la Editorial Poesía Eres Tú, dirigida por D. Javier Pérez-Ayala, tras la publicación de mi poemario A solas con Selene, me ofreció el encargo personal de crear una Antología de poetas jumillanos que abarcara el periodo desde el siglo XIX al siglo XX, al aceptar el compromiso supe que el trabajo sería arduo, largo y de máxima responsabilidad, a la vez que sentí una zozobra no exenta de miedo al considerar la enorme valía, humana y literaria, de los escritores y de sus obras con las que iba a trabajar hasta completar la Antología que hoy presento al exigente lector, siendo consciente de que el compromiso es de sustancial responsabilidad al saber que el pueblo de Jumilla, culto por naturaleza, posee grandes conocimientos culturales, poéticos y literarios. Tal compromiso me planteó la disyuntiva de abandonar la idea o hacer frente  a los temores y limitaciones personales. Me alegro de haber tomado la decisión adecuada, por dos razones: La necesidad de resucitar y restablecer la lírica de grandes escritores jumillanos y, además, cumplir con el compromiso que todo escritor debe de manifestar en los momentos decisivos ante circunstancias difíciles. Por supuesto quiero hacer público mi agradecimiento a la ya mencionada Editorial por la oportunidad que ha brindado al pueblo de Jumilla de sacar a la luz el excelente trabajo de sus hijos literariamente más notables e ilustres, que permanecían anónimos para la sociedad española, colocándolos en el lugar que merecen, al que, por diversos azares no pudieron acceder en su día.

Han sido varios meses de intenso trabajo los empleados en conseguir referencias que me ayudaran a situar a cada escritor y su obra en el periodo adecuado a su creación poética. Quizás, la labor más complicada haya sido la de localizar a los herederos de los autores fallecidos, a los que debía solicitar la autorización para poder publicar los poemas; no ha resultado tan difícil la tarea con los autores vivos, o aquellos cuyos trabajos son más recientes en el tiempo.

Rememorando la conocida frase “ni están todos los que son, ni son todos los que están” aplicada a la literatura jumillana, diré que hubiese sido necesario dedicar mucho más tiempo a esta Antología para que nadie, merecedor del recuerdo y reconocimiento literario, quedara fuera de ella, pero las circunstancias, sobre todo de tiempo, obligan….. Jumilla, y los escritores aquí incluidos, estoy convencida, merecen esta Antología.

Conforme las hojas en blanco se iban llenando de nombres, fechas, versos…me fui dando cuenta de que este trabajo de investigación iba a enriquecerme en todos los aspectos sobremanera; he aprendido en este corto espacio de tiempo, más que en toda mi vida sobre la poesía que se cultivaba en Jumilla desde el siglo XIX.

La segunda mitad de este siglo se caracterizó por una situación difícil y convulsa, y Jumilla no estaba al margen del ambiente político-social-cultural que atravesaba España. Para situar a los autores del XIX y especialmente su obra, resulta obligado dar unas pequeñas pinceladas de lo que acontecía en la villa durante esos años. El mundo político en Jumilla estaba dividido en dos bandos que luchaban por el gobierno de la misma: los conservadores, bajo las órdenes del Exco. Barón del Solar, y los fusionistas, al frente de D. Pedro Azuar. Pero centrándonos más en la materia que nos atañe, podemos afirmar con total rotundidad , que los últimos años del siglo XIX representaron un Siglo de Oro en la literatura jumillana.

Continuamos avanzando y llegamos al tiempo en el que aprovechando la libertad de prensa que existía durante el gobierno de Cánovas y Sagasta, se crearon varios periódicos semanales, de corte humorístico, donde jóvenes poetas entusiastas escribían poesía en tono irónico-satírico. En 1884, y con una buena acogida por parte de los habitantes de Jumilla, nació el periódico “El Pandero”, que se mantuvo activo durante más de una década. En él colaboraban algunos de los autores aquí referidos, como Pedro Jiménez, hombre que poseía un gran ingenio y humor que plasmaba en sus composiciones con total maestría. Dominó a la perfección el habla popular jumillana, sin llegar a caer en la ordinariez. Sus soflamas carnavalescas todavía siguen vigentes y se representan a día de hoy.

Otro de los colaboradores de “El Pandero”, fue Gumersindo Jiménez, cuya influencia de Espronceda y Campoamor se deja entrever en su obra pero imprimiendo siempre su sello personal en ellas. Tal vez, la figura más representativa del Romanticismo en Jumilla y asiduo escritor del ya mencionado diario, fue Martín Guardiola, cuyo ritmo y musicalidad en sus versos, no pueden pasar desapercibidos para los estudiosos de la poesía.

Si a ustedes, les ocurre lo que a mí en cuanto al desconocimiento de estos literatos, ahora es un buen momento para sumergirse en la vida, en las emociones, en los sentimientos de estos escritores que encontraron en la poesía, el mejor medio para expresar y canalizar todo aquello que latía en el fondo de sus corazones.

Llegados ya a las postrimerías de este siglo, ocurre un hecho de relevante importancia en el mundo cultural que se traduce en la creación de los “Juegos Florales”, un certamen literario que brindó la oportunidad a nuestros poetas de darse a conocer, este acontecimiento coincide también con otro no menos notable: la creación del Teatro, posteriormente dedicado al actor Antonio Vico.

Como verán, es tanta la riqueza literaria de la época que podemos considerarnos unos seres privilegiados por tener acceso a esa memoria escrita a través de la lectura de los versos que inician esta Antología.

Jumilla empieza a modernizarse. Ya no se la denomina “villa” ni “pueblo”, ahora es una ciudad, con una nueva ideología y una serie de nuevos hechos que van a ir sucediéndose a lo largo del recién estrenado siglo XX.

El ambiente cultural en general y el literario en particular, va ampliando sus horizontes y cada vez son más las personas que experimentan inquietudes intelectuales.

De todos es sabido, que la poesía ha sido utilizada en muchas ocasiones para expresar el sentir de un pueblo, grandes poetas como Miguel Hernández, cuyo centenario de su nacimiento celebramos este año, así lo demuestran y en la ciudad de Jumilla comienzan a aparecer hombres que anhelan dejar constancia por medio de sus versos, de su incondicional amor por la tierra que les vio nacer, seres que desean luchar contra aquello que les parece injusto, que les embarga la emoción cuando se acerca la Semana Santa…y que utilizan para todo ello, el verbo, la voz escrita, quizás, porque piensan que se esconde mucho de verdad en el célebre proverbio latino que dice textualmente: “Verba volant, scripta manet” (las palabras vuelan, lo escrito permanece).

Componen este siglo XX, autores muy diferentes, tanto por su clase social, como por su forma de sentir y de expresar todo lo que les acontece en su vida, sin embargo, existe un nexo de unión entre todos ellos: el AMOR, en su sentido más generalizado.

Cuando ustedes, queridos lectores, comiencen a desmembrar esta obra, cuando se sientan atraídos por la curiosidad y se introduzcan de lleno, en cada poema, en cada estrofa, en cada verso, y por un momento queden atrapados y envueltos en la magia de las palabras, comprenderán el porqué he utilizado tan sólo cuatro letras para unificar la inspiración de nuestros autores.

Lo que vamos a encontrar en las páginas de este libro, es la propia vida del poeta, miscelánea de todo cuanto desea decir…y no puede, o tal vez , no quiere…la metáfora, la ironía, la personificación, el encabalgamiento, la hipérbole…son las armas de las que se valen para dar rienda suelta a su libertad. El amor a Jumilla, a la tierra, a veces, estéril y otras generosa en sus frutos, el amor a la Semana Santa jumillana, ruido de tambores, solemnes procesiones, silencio, fe, emoción y lágrimas que se resbalan por las mejillas cual gotas de rocío en los pétalos de una flor, el recuerdo, todavía vivo, de una absurda guerra (todas lo son) que enfrentó a hombres que nunca llegaron a comprender por qué luchaban, la mirada cómplice de dos enamorados, el beso furtivo en la opacidad de la noche, el dolor punzante de la traición, el deseo y la pasión que manan de la mano del poeta como ríos embravecidos en su sinuoso viaje hacia el mar; la nostalgia del ausente, que espera pacientemente la llegada de una fecha señalada para regresar a sus raíces, la añoranza del que no puede volver pero mantiene vivo su recuerdo…siempre; el llanto por la felicidad conseguida o por la pena que viene sin pedir permiso, el amor incondicional a la familia, a los amigos…y también está presente la muerte, ese gran misterio que cada quien analiza e interpreta según sus creencias.

Pues bien, esto es lo que contiene la Antología. Poetas jumillanos desde el siglo XIX al XX. Todo ello, velado en un atinado romance, en un sagaz soneto, en una atribulada elegía, en el verso libre, muy utilizado por los autores más recientes en el tiempo, en donde el poeta hace uso de la “licencia literaria” para conferir a su poesía el cariz que ambiciona.

Me gustaría dejar constancia de que no es un hecho casual sino premeditado, el haber omitido nombrar a ningún autor en este prólogo. Pienso que todos poseen un estilo peculiar y característico, todos merecen nuestro respeto y admiración y no sería justo referir a unos dejando a los demás fuera. Cuando ustedes lean esta obra, saquen sus propias conclusiones.

Habrá autores que acariciarán su alma, otros la rozarán y posiblemente exista alguno que pase de largo…pero lo que sí es cierto, es que ninguno les dejará indiferentes.

De todos nosotros, lectores, amigos, amantes de la lírica; depende que el siglo XX sea también recordado como otro Siglo de Oro en la poesía jumillana.

Apostemos porque el género literario, llamado de minorías, pase a ocupar el lugar que le corresponde en el Parnaso de las Letras.

Ana María Olivares
11 de Noviembre de 2010