Historia de amor que mata

 

Me desgarro, me despellejo, me abro, me desnudo,

y vuelco las entrañas, las vísceras, mi sangre, huesos y cáscaras sobre la alfombra,

me apago las luces,

me desvisto el pasado

y lanzo los disfraces a la hoguera.

Te dejo las puertas abiertas,

las piernas, las ventanas,

me detengo en este instante,

en este breve espacio entre tu aliento y mi aire.

Te entierras, vienes a sepultarte en mí,

a llenar de semilla esta tierra,

y encajas tan bien en mis vacíos,

te acomodas entre mis venas,

te instalas, empujas, invades, dueles, suenan tambores de guerra, todas las alarmas,

vienes a vivirme en los adentros,

y encendemos todos los fósforos sobre esta cama.

Vinimos a morir,

ya podremos renacer mañana.

 

 

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Entera

 

No me extrañes sin mis gritos,

sin mi sombra,

no me borres los pecados,

mis desastres,

mis fantasmas,

no me abraces así.

 

No me pintes en luz, en calma,

no me escondas, no me difumines,

no me partas.

Quiéreme entera,

mi guerra, mi sueño, mi carne,

ámame entera,

o no me ames.

 

 

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Hoy

 

Hoy soy el silencio,

el espacio que vuela entre las nubes,

también la nube, la lluvia y la tormenta,

soy las raíces que me entierran

y las alas que me elevan.

 

Hoy soy lo que me aterra y me golpea,

soy la fuerza, el puente, la esperanza,

soy la pausa entre latidos,

el tambor, el ritmo, las caderas,

hoy soy el depredador y la presa.

 

 

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Silencio

 

Quisiera quedarme en el silencio,

en ese espacio gris e inmóvil,

bien cerca del suelo,

con mis oídos cerrados,

mi cuerpo en lodo.

 

Hoy quisiera quedarme en el silencio,

bien guardada y escondida,

y que la vida avance, que no me espere,

que hoy quisiera acurrucarme en el silencio.

 

Borrar del cuerpo el grito y la batalla

y soltar las manos libres

y olvidar tu ruido.

 

Hoy quisiera plantarme en el silencio,

que me crezcan verdes las lágrimas y el sueño,

que huyan de mí tus palabras,

tus imágenes, tu grito,

que se calle el mundo

que hoy quisiera dormirme en el silencio.

 

 

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