Instrucciones para leer un periódico en España

Nuestro consejos es: vaya de lo más siniestro a lo más alegre. 
Continúe por la sección de Nacional, que ahora se ha fundido con la de Economía (de modo que hay un dos por uno) y entérese de los anuncios apocalípticos que ha realizado el FMI, del poder milenario y aún vigente de la Iglesia en España, del intento de acallar la crisis con banderas (Y si se quejan: más banderas. Y si protestan: más grandes).
Avance hacia los deportes, donde también llega la política, cómo en el reportaje de Público sobre las posibles selecciones catalanas de fútbol y baloncesto o donde toda información se diluye en un mar de chismorreos, acusaciones, suposiciones y ataques iracundos de unos equipos contra otros, de unos periodistas contra otros. Pero siempre con chica medio desnuda en la contraportada. 
Continúe usted por la sección de sociedad, alégrese con nosotros de vivir en un país fantástico, donde, por ejemplo, puede asomarse sin problema a las fantásticas casas con piscina de los famosos, verles salir de su casa en vaqueros y camiseta (¡casi como usted!) o donde se enterará de que se inaugura una portentosa exposición de Gauguin en el Thyssen al módico precio de 10 o 15 euros de nada. Una bicoca. 
Y llegue por fin a las esquelas, ese remanso de paz, esa parte del periódico ante la cual uno puede, por fin, sonreír satisfecho: bien porque él aún sigue vivo, bien porque le da alegría saber que algún día estará entre los que han muerto. Y entonces, los problemas los tendrán otros.