Gobierna el PP con un discurso metafísico, cristiano. Nos piden el sacrificio ahora para gozar de innumerables ventajas mañana, en el futuro. Es decir, en el más allá. Además, como no pueden convencernos de que sus medidas darán fruto, si quiera sea en ese lejano futuro, en lugar de argumentar, ya han comenzado a pedir que tengamos fe, que creamos en lo que no vemos, esto es, que la economía mejora, que hay brotes verdes, que Rajoy sabe lo que hace.
Mientras, teme uno que esto acabe como suelen hacerlo las sectas dirigidas por cazafortunas: en un suicido colectivo. Tras creer que nuestra sodomización y nuestra austeridad nos elevarán al cielo, un día despertaremos y veremos al pillo de turno escapando en su descapotable con una bolsa repleta de billetes y con el símbolo del dólar grabado. O volando por el cielo mientras imita el sonido de una nave especial, como en aquel capítulo de Los Simpson, donde todo el pueblo era explotado y robado a cambio de un puesto en la nave que les habría de llevar a felizonia.
Quizás, entonces comprendamos que el humo que veíamos era sólo humo y que tras él no había más que la nada, el vacío, el desconsuelo.
Entonces, buscaremos nuevos dioses…
(na na na na na na, ¡líder!).