El gobierno de Madrid legaliza la esclavitud (o casi)

Ya hemos dado un primer paso para legalizar la esclavitud. O lo han dado. Nosotros sólo nos limitamos a asentir, a seguir la senda como borricos bien domesticados. 
Dice el gobierno de la Comunidad de Madrid que los ayuntamientos podrán hacer uso de hasta 100 parados (no contratar, pues no hay contrato), pagarles entre 200 y 400 euros al mes y no darles apenas formación. El que no quiera, no cobrará el paro. Y lo peor no es que busquen cubrir en condiciones precarias puestos de trabajo que quizás necesiten, no. Lo peor es la aceptación ovejuna de mucha gente que alega que, ¿cómo no van a pedir algo a cambio de darnos una ayuda? Y vaya usted a explicarles a ellos, engordados desde pequeñitos con eslóganes neoliberales, la diferencia que hay entre una ayuda y un derecho.
Hay otro aspecto, por otro lado, que es también terrible y es esa intuición, de que los jefecillos del PP en el fondo no quieren putear al parado obligándole a trabajar ocho horas al día por una limosnaa, sino que éste, orgulloso, decida no ir y ahorrarse así su prestación. Porque todo lo que quede en caja, será más que tienen para repartirse entre ellos y sus amiguetes. Ni siquiera son ya señoritos persiguiendo tener siervos de nuevo. Lo que desean es la pasta contante y sonante. Y si puede ser, bien blanqueada.
En suma: la sensación es de que vivimos en un estercolero, que todo huele mal y está podrido. Que estamos, ya lo he dicho mil veces, en guerra contra el Estado y sus representantes. Guerra soterrada, sí. Guerra perdida ideológicamente, seguro. Pero guerra. Y el día que un centenar o un millar (no hace falta más) de personas desesperadas comiencen a acuchillar a (más) trabajadores que vendieron preferentes amparándose en la obediencia debida, a políticos o infantas que no sabían nada o que sólo pasaban por allí, a golfos y canallas nombrados a dedos con el único propósito de ganar votos y seguir tejiendo una red clientelar cada vez más insostenible, muchos de esos baladores que hoy dicen que el paro es una ayuda, guiados en su senda por los medios de comunicación bien-pensantes, dirán que qué barbaridad, que qué terroristas, que la violencia está mal, que caca caquita… no sabrán, como no lo saben, que lo que está en juego es su propia supervivencia. Que si no son militantes, serán botín o víctimas. Y como ya advirtió Breno a los romanos: Vae victis. ¡Ay, de los vencidos! 

Tags: No tags