A León de la Riva no le gustan los mendigos

Tiene razón León de la Riva: el que está en la calle pidiendo, lo está por vicio. Y por ello mismo deben ser multados. Que se vayan a su chalet en las afueras y dejen de entorpecer, con sus feos muñones y sus lloronas súplicas, la vida corriente de los ciudadanos de bien.
Y si se niegan, pues se les multa. Como debe ser. 750 euros por cada vez que se vea a alguien mendigar. Así los viejos aprenderán a no extender la mano al primero que pase y los jóvenes a no andar pidiendo dinero para hacer una llamada. ¡Pero si ahora todo el mundo tiene móvil! Y si se niegan a pagar, pues se les requisa el hato, o la mugre, o el perro. O en el peor de los casos, se les desahucia, que al precio que está el cartón, seguro que el ayuntamiento sacaba para la multa y aún le sobraba un pico.
Y es que en Valladolid el que es pobre es porque quiere. Así que ya está bien de aguantar vagos y maleantes que no hacen nada más que salir feo en las fotos. Que no hay quien haga una postal decente de Valladolid sin usar el photoshop. Coño. 
Y es verdad que León de la Riva estuvo a punto de no aprobar la medida. Me consta. Pensó que quizás la Iglesia – organización caritativa por antonomasia – se quejaría. Pero cuando llamó al Obispo para preguntarle si le importaría dejar de dar limosna a los mendigos, éste se echó a reír. Y aún no ha parado.
Y el resto aquí seguimos, en nuestro palacio de papel

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