Personajes

Después de unas horas paseando por otros lugares y otros tiempos, siendo otras personas, cuesta volver a ser uno mismo. Como el actor de método que hace suyos los problemas psiquícos de sus personajes y acaba desquiciado, vago por las calles sin saber quién soy exactamente y acosado por sensaciones que no sólo no son mías, sino que, estrictamente, no son ni siquiera reales. Aunque, ¿qué es la realidad? Vivio más y mejor en ciertas ficciones que en las 8 horas de trabajo diario. Me preocupo más por mis personajes que por la mayoría de la gente que me rodea. Soy mejor cuando escribo que cuando vivo. Hay más nobleza en mis palabras que en mis actos. ¿Qué es la realidad, entonces? ¿Y de qué sirve?
Llevo meses caminando con unos personajes destinados al fracaso, al dolor. Siento sus penas como propias. Me gustaría ponerles de acuerdo, hacerles llegar a buen puerto y, sin embargo, se empeñan en avanzar enla dirección correcta, en aquella en la que es-necesario-que-avancen.
Y no puedo evitar preguntarme cuánto tiempo podré aguantar así, con esta esquizofrenia que no me premite saber quién soy o que me obligar a ser muchos.
Son casi las cinco. Tengo ganas de llegar a casa, tomar una pastilla y meterme en la cama. Es el único momento en que, por fin, dejo de pensar. 
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