Poesía del libro MIS OJOS DE ARCILLA de RAFAEL LUIS IBÁÑEZ GONZÁLEZ. El escritor nos da una muestra tras publicar un libro.
Poesía del libro MIS OJOS DE ARCILLA de RAFAEL LUIS IBÁÑEZ GONZÁLEZ El poeta nos da una muestra tras publicar un libro.
Poesía del libro MIS OJOS DE ARCILLA de RAFAEL LUIS IBÁÑEZ GONZÁLEZ El autor nos da una muestra tras publicar un libro.
Poesía del libro MIS OJOS DE ARCILLA de RAFAEL LUIS IBÁÑEZ GONZÁLEZ El autor nos da una muestra tras publicar un libro.
Poesía del libro MIS OJOS DE ARCILLA de RAFAEL LUIS IBÁÑEZ GONZÁLEZ El autor nos da una muestra tras publicar un libro.
La Mariposa
Estalla y se expande.
Sufre y revienta.
Muerde y se esconde.
Vuela y se estrella.
Pero sobre todo niega
que ha sido nunca.
No tiene claro
si volverá
a ser.
LA MARIPOSA del libro MIS OJOS DE ARCILLA de RAFAEL LUIS IBÁÑEZ GONZÁLEZ Clic para tuitear
Tardes de Domingo
Follando en el suelo,
animales en celo.
Además de polvo
en el ambiente,
flota pólvora.
La de Leiva.
Y se hace interminable.
Como los domingos
por la tarde
sin ti.
Despacio, luego rápido
como un blues.
Cariño y humo
en los pulmones.
Y vistas
de primera fila
al verano
en tu balcón.
Podría hacer esto
todos los domingos
del resto de mi vida.
TARDES DE DOMINGO del libro MIS OJOS DE ARCILLA de RAFAEL LUIS IBÁÑEZ GONZÁLEZ Clic para tuitear
Eterna inmadurez
Tintineo de tazas
en la perezosa madrugada
de un balcón madrileño.
Luces naranjas
y pájaros discutiendo
en las azoteas.
Tengo tu número
roto a cachitos de memoria,
y los últimos dígitos
pegados con un imán
a la barriga de mi nevera.
Pero no pienso llamarte.
El día que te largaste
soltaste un:
«Tienes que madurar,
ahora todo es distinto».
Y desde entonces,
se acumulan cajetas vacías
y poemas enfermos
sobre la mesa del salón.
Supongo que siempre
habrá personas,
que son templo.
Otras muchas,
que son camino.
Y palabras,
que son huida.
ETERNA INAMADUREZ del libro MIS OJOS DE ARCILLA de RAFAEL LUIS IBÁÑEZ GONZÁLEZ Clic para tuitear
Salvajes
Me dueles a puñaladas,
amor,
y las palabras se las traga el viento,
a bocanadas.
Siendo yo el que entra en coma cerebral
al no encontrar punto y final
a esta continuación marcada por dos puntos
enfermos y sin sentido.
Que me queman entre mataforas.
Llevándome a cometer un
suicidio estrafalario
en forma de poema roto
y lleno de adjetivos superficiales.
Dame lo que me merezco
y destrózame
para volver,
de últimas,
a la casilla de salida.