escritora

Poesía

Imposibles

Si has divisado una mirada conflictiva
al mirar en el mismo centro de mis ojos
y sus sonrisas…,
ya me conoces a mí.
Si has descubierto la irónica súplica en mis gestos,
a mi alma de rodillas…,
acabas de saber de mí.
Si nunca has visto la traición,
¿por qué ahora conocerla?
No me compares,
es algo que odio.
Déjame que me dé a conocer,
que puedo darme del todo.
Y lo que no halles en mí
tendrás que perdonar de algún modo.
No soy perfecta, ni quiero.
Intento imposibles,
mas no juego a ser Dios…

Pinceles del deseo

¿Quién pudo crear esa isla virgen y única
en tu infinito lugar?
¿Quién se atrevió a poseerla?
¡Fui tan sólo yo!
Dime tú, pues:
¿Quién podría pintar con los pinceles del deseo
el lienzo que en tu alma invento?
¿Quién descubriría en tu paleta
nuevo matiz y color?
¿Quién, si no yo?
Si soy yo la que a ti…
tanto te ama.

Algo eterno

Del abrazo que nos ciñó largo y tendido
creció vulnerable obra en la fosa de mi sentir.
Nació lo que mis dedos no tocan,
mis ojos no pintan,
mi boca no borra.
Algo eterno, admirado por tan sólo unos dos.
De la sonrisa difuminada saqué a flote
cada sombra guardada en ti.
Fuera de la encrucijada te soñé por amarte,
hasta el borde de mi lienzo blanco y puro por esperarte.
Deseé con mi pincel besar tu boca amante…
…una y otra vez.

Hondo infierno

El cielo está lleno de mi dolor,
porque todas sus nubes
son mis lágrimas.
Por eso, cuando recurro
a pensamientos antiguos,
se rompen las nubes
y comienza a llover.
¿A quién puede asustar un relámpago?
A mi persona, no.
Ellos son mi palpitar,
cuando se remuerde dolorido
este corazón perdedor.
Ya conozco cada lluvia,
cada viento me las viene a traer.
Ellas me martirizan
y me insultan
al recordar trágico anochecer.
Ahí va, cielo,
más lágrimas para tu techo
y aquí, en el hondo infierno,
mi alma en sequedad.
Pero es todo un privilegio
por ti dejarlo todo vacío…
Vacío mi inundado mar.

No es tarde aún

No es tarde aun.
No tengo sangre de perdedora,
aunque digan lo contrario
mis eufóricas historias.
Creo en el amor, a pesar
de ser viajera sin tierra.
No es demasiado tarde, no,
sé que la dicha es buena…
La balada que me emerge
es aquella canción
que aprendí esperando
sentada en tu escalón.
Me encontraron viva bajo
las ruinas de mi castillo olvidado.
Mi secreto fue querer de veras vivir,
porque no es tarde …, no aún.

Vida bella

Envidio la vida bella
de algún poeta,
que supo resumir su vida
en una grata hora.
Añoro la niñez
de las horas recordadas,
de las ideales miradas,
de la música que sabe hablar…
Adoro al dios que llevas dentro,
mi gran amigo,
y beso la escultura
que guarda bajo el frío
un ardiente corazón.