El Bosque


Y por fin, tras varios meses de trabajo entre ensayos, rodajes a bajas temperaturas y montaje, ha nacido nuestro primer cortometraje. El Bosque es uno de esos proyectos que, siendo amateur, enfocas de la manera más profesional posible. Sobra decir que los medios con los que hemos contado no han sido excesivos, pero la ilusión y las ganas de haceros pasar un buen rato (doce minutos y cuatro segundos, más concretamente) han podido más que todo lo demás.
El Bosque está basado en un relato con el mismo nombre, escrito en 2005 y publicado en Días, Ediciones Antígona, en 2010, y fue rodada entre octubre y noviembre de 2010, en Valsaín. Ignacio Vivanco dirige con acierto su primer corto que seguro será el primero de muchos…

Olvidando una vida


Tengo el gusto de presentaros un avance del nuevo cortometraje en el que hemos estado trabajando los últimos meses, titulado Olvidando una vida. Como ocurrió con el anterior (El bosque), está basado en un relato de Días (dos relatos, para ser sinceros), aunque esta vez la adaptación tiene bastantes más cambios que el original. Personalmente os diré que me está encantando el resultado, y espero que a vosotros también os guste.

Poesía

21 de marzo, día mundial de la poesía

Hoy, veintiuno de marzo, es el día mundial de la poesía. Siempre he dicho que la poesía es la cirugía de la literatura; es la palabra adecuada, justa, medida, hermosa, exacta, bailando sutil en su verso, en un espacio mínimo pero suficiente, necesario. Ni más, ni menos. La poesía es la máxima expresión de la literatura, la más compleja y elevada, la más dura, la más grande. Es un objetivo sólo alcanzado por unos pocos, añorado, al menos una vez en la vida, por todos los que hacemos, o intentamos hacer, literatura.

Aquí va mi intento, homenaje a los poetas, a los que conmueven nuestras almas con sus rimas, a los que hacen temblar nuestros cimientos con sus ritmos.

A los poetas

Alma que en esos, tus versos,
la inalcanzable eternidad esperas,
hombre, que son tus estrofas
ya la rendición de un amor que anhelas,
mujer recitando rimas
que persiguen con ilusión estrellas,
poetas, al fin, sois todos,
poetas de muchas palabras bellas.

Juanjo Escribano. Primavera de 2012

Feliz día de la poesía a todos.

A mi amigo

Pensé en no publicar nunca estos versos que tan lejos están de tu arte, amigo mío; guardarlos para mí, en el cuadernito de poemas, y dejar que se ajasen en la triste página (porque esta noche hasta la página está triste). Pero tal vez sea mejor así. Es mi poesía, de la que soy capaz ahora, hoy, y lo único que ya te puedo regalar.

Yo no quiero, amigo mío,
ser llorando el hortelano,
ni que escriba el verso frío
esta temblorosa mano.

Yo no quiero verte en sueños,
ni acordarme del pasado,
ni poner las dos monedas
sobre ojos tan honrados.

Yo no quiero que me hable
de tu esencia el prelado,
ni tener que ver tu río
en el mar desembocado.

Yo no quiero que ese arco
se separe de tu lado,
ni el doloroso silencio
de un instrumento callado.

Madrid, invierno de 2012

Amor constante más allá de la muerte (Francisco de Quevedo)

Ha pasado ya más de un año desde que escribiera unas líneas dedicadas al amor en la literatura, aquella tarde de noviembre. Mencioné a Neruda, hablé de Bécquer, incluso cité a la mismísima RAE, que se atrevía, y se atreve, a hablar de sentimiento intenso del ser humano, tratando de explicar con unas escasas palabras acertadas una certeza que tal vez sea inexplicable, al fin y al cabo.

En estas lides andaba yo, buscando en la literatura ese algo más que nos hace hombres, un paso más allá del sapiens sapiens, cuando me reencontré, qué suerte la mía, con este soneto de nuestro querido Francisco de Quevedo, que tituló “Amor constante más allá de la muerte”:

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

Mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama el agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido:

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

Decidme, amigos. ¿No son estos catorce endecasílabos, que forman soneto, unos de los más bellos jamás escritos? Nos habla el maestro Quevedo del amor puro, verdadero, que atraviesa la muerte; de la cálida llama que, aún en la más fría noche del alma, en su último suspiro, permanece viva, ajena a las putrefacciones carnales.

Qué hermosura, qué belleza en catorce versos. Qué lección para los que intentamos hacer literatura. Qué inalcanzable genio el de don Francisco. Tal vez debiera la RAE rendirse, y acabar sustituyendo la definición de amor por esta genialidad que será, seguro, eterna.

Dichosa literatura dichosa

Hace años, muchos años, la literatura era eminentemente oral. Pocos eran los dichosos que sabían leer, y muchos menos los que sabían escribir, así que los escritores, los juglares, los trovadores, iban de pueblo en pueblo ganándose la vida recitando, interpretando los textos que ellos mismos, u otras personas, habían escrito.

Hoy, salvo algunas excepciones, la mayoría de la población sabe leer, y puede disfrutar del proceso de lectura, que se ha convertido en una acción solitaria, individual y, normalmente, silenciosa.

Pero ocurre que, a veces, los escritores sentimos la necesidad de ser juglares de nuestra propia obra, y necesitamos leerla, recitarla, interpretarla (y me consta que hasta cantarla) para que vosotros, lectores, seáis espectadores de la obra. Y eso es lo que va a ocurrir el próximos jueves, 7 de julio de 2011, en la taberna La Dichosa, en Madrid. Ese jueves, amigos míos, a eso de las 19:30, y en la citada taberna, leeré parte de mi obra para todos los que queráis pasar un rato escuchándome.

Leeré relatos de Días, y algunos relatos y poemas no editados hasta el momento, y aprovecharé, siempre que vosotros queráis, y en la medida que lo deseéis, para mantener una charla distendida con el público.

Os espero.

Lugar: Taberna La Dichosa. Calle Bernardo López García, 11.
Día y hora: Jueves, 7 de julio de 2011, a las 19:30.

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