escritor

A mi madre

A mi madre:

 

Madre, fui caballero errante sin rumbo y sin razón.

Tú me ayudaste y salí adelante, poniendo tu coraje de madre y esencia de amor.

Fui la oveja negra, descarriada que no tenía futuro alguno.

Me diste respuesta acertada, y me dijiste “comete el mundo”.

Que hijo mío, tú como ninguno.

Salí de mi tierra natal, sin saber y dando tumbos.

Mas mi madre allí estaba apoyando mi camino inmundo.

Me adentré en tierra extraña, solo y sin destino.

Pero cuando desamparado estaba mi madre alumbraba mi camino.

Cuando me acordaba de ella lloraba, sin aliento y desatino.

Pasados ya unos años, con mi amada me casé.

Puse mi futuro en ella y en esta tierra me quedé.

Cuanto más el tiempo pasaba a mi madre más añoraba.

¡Madre te quiero tanto! ¿Es que no escuchas mi amargado llanto?

Madre de mi alma, siempre estabas trabajando.

Para que no nos faltase ni a mí ni a mis hermanos.

Creo que nunca pensaste, la vida es de vivir y no amargarse, llorar y sufrir.

Como tú la llevaste.

No había persona alguna, que habitase este mundo, más buena, que tú.

De muchos problemas me sacaste, obligando a tu juventud llena de pena y desgaste.

Lo que quiero decirte madre, aunque nos dejaste pronto.

Que te quiero con toda el alma, que te echo mucho de menos.

Que soy tonto, tonto, tonto.

De no aprovecharte madre, cuando te tenía a mi lado.

Hoy me tienes aquí, escribiendo, atormentado.

 

Y solamente pensando en ti.

Allá donde te encuentres, enseña lo que aprendiste.

Amor, ternura, bondad, pasión.

Nunca te olvidaremos, madre de mi corazón.

Te quiero mamá.