Poesía del libro LA CALLE DE LA NOCHE de JOSÉ DANIEL TERÁN FIERRO. El escritor nos da una muestra tras publicar un libro.
Poesía del libro LA CALLE DE LA NOCHE de JOSÉ DANIEL TERÁN FIERRO El poeta nos da una muestra tras publicar un libro.
Poesía del libro LA CALLE DE LA NOCHE de JOSÉ DANIEL TERÁN FIERRO El autor nos da una muestra tras publicar un libro.
Poesía del libro LA CALLE DE LA NOCHE de JOSÉ DANIEL TERÁN FIERRO El autor nos da una muestra tras publicar un libro.
Poesía del libro LA CALLE DE LA NOCHE de JOSÉ DANIEL TERÁN FIERRO El autor nos da una muestra tras publicar un libro.
Preliminar
Érase campo herido de amapolas
que a las playas bajó a buscar ungüento,
y el viento se abrasaba con el viento
y se tragaba el mar sus propias olas.
Calle húmeda de noche, sin farolas,
érase ayer que se era… casi cuento
vacío de final, sin argumento,
en que el hada madrina llora a solas.
Ojos de sol, venidos en desmonte
de arquerías de luna. Tus cabellos
abren cortina: no queda de ayer
una nube que enturbie el horizonte,
ni hay lágrimas que apaguen los destellos
reconciliados en tu amanecer.
.
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4
Toque ‘a gloria’
Llegó la muerte, lo llamó por su nombre;
ella le había dado nombre, pero
no estaba ella en la muerte.
La noche lo asaltó, desocupó sus ojos;
las veces que ella lo durmió en su mirada, pero
no estaba ella en la noche.
Entró aguja de hielo por las venas;
su sangre aún le sabía a ella, pero
no estaba ella en el hielo.
Descolgó la cabeza, fruto precoz
desajustado del otoño,
volteó la porcelana de sus párpados
y todavía pudo oír
los chasquidos del fuego
y él no estaba en el fuego,
los timbales del trueno
y él no estaba en el trueno,
los zumbidos del viento
y él no estaba en el viento.
Supo al fin que,
sin dejar de ser él, había estado en ella
y que el último lazo iba esfumándose
con el sabor dulzón y tibio de sus senos
inesperadamente roblonados
con chupetes de plomo;
ella, aquí y ahora sí,
con el frunce de labios dislocándose
en rada desmedida de naufragios.
Emblanquecida madre,
blancura rara
la de esas flores de cristal
que de la lluvia toman transparencia
y se traslucen en pacida sombra;
ella
está en el alarido, hilván frío
que puntea su espalda y enloquece
girándula espiral
de lágrimas estrábicas.
En todo caso,
le queda estar aquí, saberse madre
con hijo, nombre, fechas,
y poder guarecerse en la certeza
de un nicho siempre recién encalado.
Toque ‘a gloria’ del libro LA CALLE DE LA NOCHE de JOSÉ DANIEL TERÁN FIERRO Share on X
Aún de noche
En tu último mirar prende mi espera
y pone anclas a mi desasosiego,
trastabillante lágrima de fuego
que, a tu volver, deflagrará en hoguera.
Contigo sueño en única ringlera;
tiempo y paisaje me revelan, luego,
que basta compasar, en andariego
paralelo, rodera con rodera.
Para mi espera no suplico indulto,
ni oirás de mi esperanza algún reproche.
No porque algo no veas no está, —oculto
tras la ilusión, mago fular, baúl
doble de fondo—. Azul, aún de noche
sigue el cielo calladamente azul.
Aún de noche de LA CALLE DE LA NOCHE de JOSÉ DANIEL TERÁN FIERRO Share on X
‘Vida’, palabra apenas
‘Vida’ casi palabra en ti amputada,
estancia que ya nadie a abrir se atreve,
llave perdida de imposible copia,
aldaba muda en una puerta sorda.
En tu casa raída cala el frío
dentera de puñal, viento que silba
anticipando ese gemido que huye
engomado a un mal sueño por tu piel.
Te saltaste una cuenta en tu destino;
y aún te queda collar. Busca la llave,
pulsa la aldaba, se abrirá la puerta
de nuevo y se hará carne la palabra,
se poblará tu casa de luz y alas
y no habrá ángel guardián descabalado.