Presentación del poemario Puerta Entreabierta.

Presentación del poemario Puerta Entreabierta .

Urbanova, 19 de Agosto de 2011.

Capilla Nuestra Sra. De los Ángeles. Parroquia de San Gabriel (Alicante).

Buenas tardes queridísimos amigos y amigas, sean todos bienvenidos. Espero y deseo pasemos un rato distendido y agradable. Antes de bucear en mi Puerta Entreabierta, permítanme dé las gracias a D. Salvador por sus cariñosísimas palabras, por sus elogios.
En mi primera presentación en Madrid, llegué a una irrevocable conclusión, que no iba a refutar ningún halago, por ello, Salvador los acepto de buen grado, me hacen sentirme bien ¡gracias!
No voy a mostrarles mi Puerta Entreabierta como un gran libro, no, pues todo en él, soy consciente, es mejorable. Se los muestro como un cúmulo de emociones, sentimientos, denuncias, creencias, vivencias, cantos, etc. con el deseo que mi corazón esté con ustedes cuando lean o recuerden algunos de mis poemas. Es la cuarta vez que presento mi Puerta Entreabierta y la he preparado con una entrega especial debido al lugar para mí tan entrañable como es esta capilla donde he intentado e intento sólo servir. Mi entrega especial la comporta igual, el hecho que me acompañen dos grandes amigos D. Salvador y D. José Antonio y todos ustedes, por ello, me propuse hilvanar lo más original que pude ésta mi cuarta presentación.
Cuando comencé a esbozar cómo llegar a ustedes sin aburrirles, cogí mi poemario y estuve repasando las ideas que transmitían mis 68 poemas; dejé el libro sobre la mesa y ya decidida a escribir, permití a todos, a todos los poemas que cobrasen vida fuera de él, es decir, los dejé en libertad. Se convertirían en poemas animados, como los dibujos. Imagínense el barullo que se formó, ellos sabían que sólo unos pocos me representarían, pues no todos los poemas pueden subir a la palestra. Los vi, los escuché. Todos querían estar en mis manos o en las de Sagrario y Pascual, que son quienes recitarán algunos.
Votaron a mano alzada, en secreto y no hubo ningún acuerdo. Cansados, me dijeron:
–¡Anda! Elígenos tú, ya que nos has dado la vida. Me pareció bien.
Volví a coger el libro, repasé varias veces el índice, volví a releer los cinco apartados de que consta para seleccionar unos cuantos. Me detuve en “Los que viven en mi recuerdo y los que están junto a mí”, hablé con cada uno de ellos, fue una conversación breve pero profunda. Callamos todos un momento y en ese silencio emotivo, que es como se viven los sentimientos, di gracias a mi madre por quererme tanto y por haber estimulado siempre mi curiosidad. Vivifiqué a mi padre y le agradecí los momentos en que escuchábamos música y me explicaba estilos de compositores como Falla, Liszt…amén de las romanzas de zarzuela que me cantaba sentada en sus rodillas. A mi bebé Juan Carlos le envío una lluvia de besos, yo no pude gozar ninguno suyo. En dos versos muy hondos le digo que sintiendo su mirada estoy junto a él. Siempre acabo asumiendo que tengo un ángel en el Cielo.
A mis hijos Marcial y Reyes, qué les voy a decir, que me vuelco en ellos, transmitiéndoles mi amor como cualquier madre. Los compuse a  principios de este año.
El que dedico a Mª Ángeles, esposa de mi hijo, posee 22 años de vida, cuando lo desempolvé me pareció tan bello y tan fresco que lo elegí y lo dejé tal cual. Leerán las palabras “clavel” y “jazmín”, son metafóricamente mis nietos.
A mis queridos Álvaro y Rodrigo, los he retratado en dos sonetos por medio de la adjetivación, lo majos y listos que son ¿qué va a decir una abuela?
Compuse el que dedico a mi esposo cuando veraneaba en Urbanova. Me pareció idóneo para insertarlo en este apartado. Ha pasado mucho tiempo, ahora lo compondría dando relevancia al sosiego y a la comprensión. Todos estos poemas familiares aceptaron mi consejo y descansan en su sitio. Les dije:
“No salís en esta presentación porque prefiero que cada posible lector os dé vida”.

Seguí las huellas del índice y en “Versificando el color”, que es como se llama este apartado, se pusieron en torno a mí y me dijeron al unísono:
–Angelina, sabemos cómo te fascinaba el arco iris de pequeña, cómo cuidabas tus lápices de colores, cómo te sigue gustando el color.
–Sí, es verdad, les respondí. Me conocéis muy bien.
Tomó la palabra uno de ellos y me dice:
–Nos hemos puesto de acuerdo para que declames éste y me lo enseñó, pero con una condición. Le respondí:
– ¿Cuál?
–Tú lo recitas sin descubrir el título y al final, preguntas a tus amigos el color del poema. ¿Vale?
–Vale, prometido.
Bien, voy a complacer a este apartado, voy a complacer a “Versificando el color”.
Rojo, página 55. Exacto, es el color rojo.
Elegí el soneto para componerlos y para que éste sea lo que se dice bueno, es bastante difícil.
Encontrarán junto al rojo, diez colores encerrados en sonetos, hay algunos más logrados, otros más modestos. Tengo que decirles que siempre que leo u oigo la palabra soneto, mi mente vuela y se traslada al Siglo de Oro y recuerdo a Lope de Vega  o al gran Quevedo…¡Dios mío qué ingenio!

Vuelvo a abrir el libro y selecciono otro apartado denominado “Latidos” y como aquí doy vida a 29 poemas, siento un griterío enorme, todos querían estar esta tarde con ustedes.
Me dice uno:
– ¿Crees Angelina que yo soy el indicado?
–No, hombre, no, que tú eres muy íntimo, a ti te leerán con tranquilidad en casa.
Otro me increpa, me grita y me pide:
–el mío habla de la vida ¡elígeme!
Así uno y otro…y otro…
Tuve que convencerlos de que todos no podían actuar. Ya tranquilos me decanté, primero  por el titulado “La naturaleza te vista”; lo compuse pensando que lo sencillo y natural es lo más favorecedor, verán qué ropajes más hermosos porta la chica del poema.
– ¡Sagrario! ¿Tienes la bondad?
Esta chica tan bien vestida está contentísima, seguro que antes de entrar en su página (29) se ha probado una falda de amapolas y una blusa de nardos, bueno, me lo imagino.

Seguía buscando en “Latidos” y la verdad que todos eran dignos de estar entre nosotros, así que decidí que fuese la suerte quien mandase. Eché mano a uno de esos romancillos de la infancia…”A la una, la mula, a las dos, la coz, a las tres, San Andrés”…y cayó en la página 33, se titula “Amo tu voz”. Mi amigo D. Pascual Pérez se los va a recitar, pero antes quiero decirles cómo surgió. Fue pensando en esas personas que tienen el timbre de voz tan sugerente y bonito que nunca se olvida, creo si mal no recuerdo que salió de mi mente tras escuchar a Paloma San Basilio en el Principal de Alicante.
–Cuando gustes, Pascual.
Falta uno del apartado “Latidos” para vivir entre ustedes esta tarde. Lo elegí sin demora, estaba gimoteando al saber que rezumaba desamor. Lo hice así porque el amor y desamor tejen nuestras vidas, unas veces tocamos el Cielo, otras…bueno, eso es vivir, eso es la vida.
–“Abrazos quebrados! ¡Ven aquí! Saltó de la página 32 y ya lo tengo.
No sé qué me inspiró, tal vez lo tomé de una película o de la confidencia de una amiga.
Me dice:
–¡Estoy muy nervioso! Di a todos que no deseo estos abrazos para nadie. Éste lo recito yo.
Estoy pensando que esta pareja, tal vez, ha acabado en el perdón y la paz…no lo sé.
Sigo y sigo buscando en el índice de mi Puerta Entreabierta y escucho a 7 poemas que viven en el apartado “Tierras”. Estaban agotados, así que los respeté y me aclararon que querían hablar entre ellos y contarnos lo bonitas que son nuestras ciudades. Allí los dejé con su tertulia.
Hablaron de una casa abandonada, de fiestas, de la idiosincrasia de los lugares que canto. Aquí descubrirán uno que dedico a “Un avión volando sobre Urbanova” (1976).
Toca su turno a “Miscelánea” pero antes voy a mostrarles una pequeña reseña del nacimiento de este libro.
Ana María Olivares, editora literaria de D. Javier Pérez-Ayala, me invitó a Madrid a recitar unos poemas en febrero de este año. D. Javier (editor), se interesó por mi obra y ésta vio la luz el 14 de Mayo en Madrid. La verdad, que a mi edad, lo estoy viviendo como un regalo, como un sueño.
Me preguntan por los poetas que han influido en mí y siempre tengo la misma contestación…no lo sé. Pero tengo claro que soy un compendio de todo lo asimilado a lo largo de mi ya larga vida.
Leo y releo a Juan Ramón Jiménez, a García Lorca, San Juan de la Cruz, Tagore, Rubén Darío, Bécquer, León Felipe, Lord Byron, Allan Poe, etc. Siempre he tenido y tengo a  mi mano “Las mil mejores poesías de la lengua castellana”, me gusta empaparme de todos los poetas. No puedo dejar en el tintero a Machado, Miguel Hernández, Santa Teresa, Prevert, amén de los poetas jumillanos y petrenenses. No me quedo satisfecha si no menciono que bebí “El Quijote” siendo una niña, escuchando los capítulos más amenos de labios de mi maestra Doña María Rosa Martínez y lo valioso que fue para mí disponer de la biblioteca particular de mis maestros D. José Yagüe y Doña Isabel Sánchez.
Siguiendo con el apartado de” Miscelánea”, como su nombre indica, lo componen poemas de temática muy distinta.
– ¿Te acuerdas de mí? Soy tu muñeca Vanine, me dice uno.
–Y yo soy esa telaraña que compusiste no sé por qué
–Estoy en “Miscelánea”  denunciando a los segadores de vidas.
Los mandé callar y se marcharon convencidos de que otro día serían protagonistas.
– ¿Te acuerdas Pascual? En Madrid recitaste “Deseo para un poema”. Me dijiste que era tu poema, por eso me ilusiona que lo vuelvas a recitar aquí. Y tú, mi reciente amiga Sagrario vas a recitar “Meta”, no quiero adelantarles nada de él, ustedes juzgarán.

Y termino.
Doy las gracias a D. Efrán, por haberme dado permiso y gozar este evento en la Capilla. Igual a D. Salvador Pavía y D. José Antonio Melgares que me han hecho sentir como aquel lejano programa de televisión “Reina por un día”. Ellos han sido los que me animaron a que este acto se celebrase. Yo estaba algo reacia. Gracias por arroparme con vuestro intelecto y sobre todo, gracias por vuestro cariño, que es lo que más valoro.
Gracias a todos ustedes por no haberme dejado sola.  Se habrán fijado que en la tapa del libro hay una puerta y que con un empujoncito podemos entrar, si pasan por entre esas nubes encontrarán parte de mi alma. Deseo que si llegan a leerlo, me conozcan un poco más.
Si les despierto algún interrogante, se se ven reflajados en algún que otro poema y si disfrutan con algunos de ellos, habrán valido la pena los esfuerzos esgrimidos por D. Javier Pérez-Ayala, su editora literaria, Ana María Olivares y el mío propio, que este sencillo poemario haya visto la luz. Otra vez muchas gracias por acompañarme en esta tarde tan especial.

–¿Me recitas?, me está preguntando “Pobres líneas” (Miscelánea).
–Paciencia que ahora le cedo la palabra a D. José Antonio Melgares. Ya te llamaré luego.

José Antonio también a ti te acepto esos piropos. Son un regalo muy valioso para mí, no tienen precio.

Desde Mayo que lo presenté en Madrid, toda la poesía que encierra Puerta Entreabierta, ha vivido variopintas anécdotas.
Una que me congratula es la vivida con mi editor. Un día me llama Ana María y me dice que el poema “Una vieja casa junto al mar”, se lo ha leído a Javier siete u ocho veces ya que es el que más le relaja el alma.
En Petrer, alguien compró el libro por casualidad y más tarde me dijeron que les había gustado tanto que me harían toda la publicidad que pudieran y hasta una amiga de Urbanova a la que nunca le gustó la poesía, según ella, me comentó que ahora había descubierto que sí le gustaba.

En fin, habrá quienes no les haya gustado y no me han dicho nada. Todas las opiniones son válidas y constructivas para mí, mientras se hagan desde el respeto y la educación.