Pero tú llegas…

A veces me cuesta ver las cosas claras,
y una niebla espesa nubla mi futuro, mi cabeza no piensa
demasiado en lo que vendrá, creo que nada pasa por casualidad.
A veces se tuerce el camino recto que recorro,

y escuecen todas las heridas, yo las borro,

y vuelven en cada tropiezo a sangrar,
aunque cicatricen siempre quedarán.

Pero tú,
llegas con tu sonreír trayendo luz,
y las hojas muertas vuelven a brotar
con colores que me devuelven la fe en esta humanidad.
Y así es, ya no existen ni futuros ni porqués,
mi universo es tu presente
y… ¿para qué
pensar más allá
si ahora todo tiene sentido
aquí, contigo?

La noche plomiza,
luna que dibuja una media sonrisa,
y un manto de estrellas brillan y te hipnotizan.
Otro día más que se acabó,
¿quién le ha dado alas al puto reloj?