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Nana de un padre enamorado

Nana de un padre enamorado

 

Llevaba casi cinco mil millones de años esperando la tierra verte sonreír.

Y ahora que llegas, tu sonrisa mágica me la regalas, solo para mí.

Ya cae la noche. Se apaga el día, duérmete,

toma mi mano, estoy aquí.

 

Ojos enormes: tu telón que baja y marca el fin del día, respirando paz.

Luceros que te arropan, y te observan en la lejanía, te quieren mirar.

 

Déjame ser tu Lucero,

no tengas miedo, mientras me quede un rayito de vida es para ti.

Sueña con lo que sueñe el alma más pura que vi.

Vuela mientras observo como respiras,

me hago invisible pero estoy ahí.

Siempre a tu lado,

duerme feliz.