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Hasta llegar hasta ti

Hasta llegar hasta ti

 

Hasta llegar hasta ti tuve que partir un millón de veces,

hasta llegar hasta ti recorrí el mar, pregunté a los peces,

hasta llegar hasta ti he cometido un millón de errores,

y nunca me arrepentí por si servían para llegar hasta ti.

 

Hasta llegar hasta ti hice bien o mal, fui lo que no era.

Hasta llegar hasta ti cada paso más me acerco a tu vera.

Hasta llegar hasta ti a veces perdí, a veces ganaba.

Y siempre quise avanzar, por si servía para llegar hasta ti.

 

Hasta llegar hasta ti mi alma vendí aunque no cobraba.

Hasta llegar hasta ti tuve que fingir que no te buscaba.

Hasta llegar hasta ti yo me vi caer para levantarme.

Pero nunca me rendí pues no podía hasta llegar hasta ti.

 

A veces dudé si te encontraría, otra confundí la piel de alguien con la mía.

A veces creí que ya te tenía mientras me mentía.

Hasta llegar hasta ti,

tanto me perdí mientras te buscaba, que he sido feliz no sintiendo nada.

La luna me oyó reír con mi almohada, y llorar a carcajadas,

el mundo giró, y me trajo aquí:

hasta llegar hasta ti.

Dos almas en una ciudad sin sueños

Dos almas en una ciudad sin sueños

Me fui al lugar donde llegan almas huyendo

de un tiempo fatal, de lágrimas pena y lamentos.

Quería escapar del destino y vi un letrero, detuve mi andar un segundo y leí, “ciudad sin destino ni sueños”.

Solté mi equipaje, y me liberé de recuerdos.

Entonces corrí más libre, y llegué en un momento.

Allí, sin miedos ni esperanzas pasaban los días,

y ya no soñaba con nada,

tan solo vivía.

 

Entonces pude verte allí durmiendo, eras más bella incluso que en mis sueños,

sin nada que perder, yo me acerqué y desde la nada se hizo “el todo”,

en un big-bang que fue eterno, y aun me sigo componiendo…

dos almas en una ciudad sin sueños, y desde entonces no he dejado de soñarte.

Ni un momento.

 

Y todo era fácil, sin cargas, grilletes ni miedos.

Las calles repletas, y tú y yo,

en nuestro universo.

Entonces la ciudad sin sueños se quedó pequeña.

Te cogí la mano y dijimos adiós al lugar donde nunca se sueña.

 

Y ahora puedo verte aquí durmiendo, eres más bella incluso que en mis sueños,

sin nada que perder, me acerco a ti, pues de la nada se hizo “el todo”

en un big-bang que fue eterno, y aun me sigo componiendo…

Dos almas en una ciudad sin sueños, y desde entonces no he dejado de soñarte.

Ni un momento.

Solos

Solos

 

Tú dile al tiempo que deje de buscarnos,

solos nos valemos y nos sobramos  para encontrarnos.

Tú dile al cielo que se ocupe solo de taparnos,

del resto yo me encargo, con la ayuda de tus manos.

Porque solo quiero estar pendiente de vibrar

mi alma junto a ti, lo que llegue llegará,

y lo que no, verás, pues se tendrá que ir…

¿Y qué más da? Si la vida se trata de vivir…

 

Tú dile al miedo que se busque otras almas,

también otros cuerpos; que entre los dos no cabe ni un

“te quiero”.

Tú dile al angelito bueno que debería estar dormido,

ya tendrá tiempo de salir si te quedas conmigo.

Porque solo quiero estar pendiente de ese mar

de besos y sonrisas, puedo mirarte sin más

y luego recordarte que no tengo prisa.

¿Y qué más da? Si mi piel late tras esta camisa…

 

Y de momento tú me abrazas, yo te tiento,

y entre tanto

se hacen pequeños momentos largos.

Y de repente tengo ya ganas de verte otra vez,

¿y yo que sé si está mal o está bien?

Pero esta noche me quedo contigo,

con la luna por testigo.

Solos…

Nadie como tú

Nadie como tú

Si alguna vez

me olvido de cuidarte como ahora

y empiezo a ser semblante sin sabor de la rutina que ahoga…

solo recuérdame con besos

lo que soy cuando te doy.

Todo se queda tan oscuro si te vas,

o si me voy…

 

Lloré, porque ya no creí

que encontraría alguien como tú.

Después, en medio del desastre tú llegaste,

fue tan fácil levantarme…

y entre tanta multitud,

nadie como tú.

Entre tanta y tanta luz…

nadie como tú.

 

Si alguna vez

en este caminar acompañados,

dudas saber el motivo real de estar conmigo,

de estar atados,

puede que sólo con palabras

no sepa darte “porqués”,

pero te puedo asegurar, que si me besas,

no habrá dudas que entorpezcan.

 

Dices que no pensabas ya

que encontrarías alguien como tú.

Después, en medio del desastre me llegaste,

yo amagué con esquivarte,

y entre tanta multitud,

nadie como tú.

Y entre tanta y tanta luz…

 

nadie como tú.