Egos

De vez en cuando, en El Norte de Castilla dirigido por Miguel Delibes, aparecían unas columnitas de opinión extrañas y casi lisérgicas firmadas por un hombre completamente desconocido que, en tono grueso, arremetía contra todo y todos.
Llegado un día a Madrid Don Miguel Delibes, le preguntaron en el Gijón quién era aquel hombre y el director de El Norte explicó que era una persona humilde, algo pasada de rosca, que se dejaba caer por la redacción a hacer trabajillos y al que le dejaba publicar aquellas columnitas para que redondeara su sueldo.
Poco después, en plena guerra fría, aquel hombrecillo humilde, para hilaridad de todos los lectores, comenzó una de sus columnas con el siguiente texto: «Advierto por tercera vez al señor Khrushchev que como no deponga su actitud…».
He recordado esta anécdota que me transmitieron unos amigos al leer esta noticia de El País encabezada por el titular: Cospedal a Romney: “España no está ardiendo por los cuatro costados” y en la que se cuenta como la General Secretaria del PP ha advertido enérgicamente a Romney quedeponga sus calificativos sobre España.
No deja de sorprenderme – y eso que escribo, es decir, me muevo en un mundo donde cualquier, para suicidarse, sólo tendría que tirarse desde lo alto de su ego -lo importante que se creen la mayoría de nuestros mandamases, su seriedad al hablar como si todavía alguien en el mundo los escuchara o los tuviese en cuenta.
Debe de ser fruto del jamón a 200 euros del avión presidencial o de las botellitas de agua a 5 euros de las mesas de reuniones de la Junta de Castilla la Mancha, pero no me explico cómo pueden seguir creyéndose la gran mierda cuando, como se dice en mi pueblo, no huelen ni a pedo.

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