Humanidad
Mi patria son mis zapatos.
Alejandro Jodorowsky
Nuestra casa es el surco
de nuestra huellas
en una playa de arena,
el rastro de una vida vivida
persiguiendo el horizonte.
Nuestros límites son la inmensidad
de un Mar
que nos azota con su eternidad
y que huye al saberse finito.
Nuestro futuro es el camino,
son las madres y los hijos
que nos acompañan,
los que tendremos
y los que hemos perdido.
Son todos los compañeros
con los que nos adentramos descalzos,
desnudos,
ciegos, sordos y mudos,
en unas aguas que solo devuelven
restos de una humanidad
que ya no ha sido.
Utopías domésticas
Vamos a subvertirnos:
Dale la vuelta a la almohada
y busca la cara oculta de la luna.
Regresemos a los días en que el Punk
combatía las calles
y nos revelábamos
contra el cierre policial
de los parques infantiles.
La conciencia está dormida
en las máquinas: ¡Despertémosla!
Destruyamos esta febril máquina
de fabricar Democracia,
y esa otra que divulga propaganda narcótica.
Eliminemos esas máquinas
que venden su verdad,
y creámonos solo nuestras mentiras.
Despertémonos a gritos, crudos, crueles y reales,
de esos que ahogan,
y hacen que el alma
se estremezca hacia dentro.
Peleemos con aullidos secos y desgarrados
de esos en los que solo
se pueden reconocer
los gatos heridos,
y los bebes hambrientos.
Resurjamos todos juntos,
y construyamos un mundo,
y una vida,
en la que no nos hagan falta
las Utopías.
Paris
Te echo de menos.
Y nunca será suficiente.
Aún te debo Paris,
Lo sé.
Te lo prometo.
Pero hoy solo quiero
que la luna se refleje
en mis zapatos,
reírme a carcajadas,
montar una escena,
beberme tus ojos,
robarte una sonrisa,
liberar una estrella.
Esta noche solo quiero
olvidarte.
Como todas.
Pero no sé, amor.
Es que no se olvidarte.
Igual es que sigo
debiéndote Paris,
y que yo nunca
he hablado francés,
ni siquiera en el olvido.
Mis pies
Las ausencias,
todas las vidas que pasamos,
y el peso de mi cuerpo
se esconden en mis pies.
Mis pies,
que a veces se escapan
persiguiendo el corazón
por senderos inexplorados.
Ellos, que no siempre
encuentran la senda
de regreso a casa,
pero que cargan con la vida,
y con nuestras derrotas,
que refugian
nuestros deseos
inconfesados,
los sueños no vividos,
a veces se sienten rotos
y cansados.
Mis pies,
que dibujan las partituras
de aquellos fados
que nunca cantamos,
renacen cuando junto al mar
caminan a tu lado,
y la arena y la sal
alivian
los días olvidados,
los amores desechados
y los dolores de los secretos
que aún nos guardamos.