escritor

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Cariño

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Cuando te falte el aire
y te retumben las penas,
cuando se haga de noche
y la luna ya no te encienda,
y te falte el camino
porque vas a ciegas,
que te dé lumbre el cariño
de un amigo que te quiera.

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Línea de vida

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Tiempos de euforia contenida
y amores sin dueño,
de voces calladas
y nubes sin sueños,
de amaneceres tardíos
y hogares hambrientos.

Ni siquiera el tiempo,
a veces amable y otras eterno,
nos haga ver que el ayer
gastaba el mañana
mientras nos hacíamos viejos.

 

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Al viento

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Torneabas con dulzura y mimo
la sed de mi paisaje,
amarrando sueños de niño
y miel de aromas por el valle.

Ya se dormía el olivo
con el manto de tu sangre,
ya se perdió mi voz
por los huecos de tu traje.

Carne de lirio callado,
mi cabello gritaba tu baile.
¿Dónde estuviste anoche
que por mi senda no pasaste?

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Coraje

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Dónde iría sin escudo ni parapeto,
sin que la noche templara sus mares
y su voz entonara soneto.

Sin saber que hoy
la aurora teñía sus labios
encarnando ríos
que soñaban océanos,
como el eco callado
de una tarde de invierno,
rendido de voces
que nunca fueron su sueño.

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La emoción de la orilla

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El azul de su pluma refleja
la claridad del bello recuerdo,
del inmenso mar que nos rodea
cabalgado de olas me encuentro.

Espuma blanca, aire de sal,
un barco de ilusión me lleva
hasta tus aguas de eternidad.

¡Farol de mis carnes encendidas,
gaviota blanca, sangre de vida!

Sobre el espejo de tus aguas
mi infancia se maquilla,
y por la cresta de tus olas
navegan mis pupilas,
que a las nubes narraban
la emoción de la orilla…
un manto de arena y luz
los dientes del viento trillan.

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Soledad ardiente

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A la arboleda del río
anoche le estuve hablando
del latir, fuego y brío
que me dejó tiritando.

Los chopos bailaron
el aire cálido del verano,
mientras un loco vacío
se colaba entre mis brazos.

Secando la raíz del sueño
que corre por los campos,
la noche me devuelve
alcayatas de daño,
el cantar de los grillos
como eco a mi reclamo,
con una tela purpura
mi carne en el sudario.

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