escritora

Poemas

Y me besaste

 

Prometí que nada iba a cambiar.

Lo prometí y vivo con ello.

Tú afirmaste, pero no prometiste.

Podéis llamarme tortuga

aunque antes fui caracol.

 

Al principio era lenta,

ahora reacciono y observo rápido.

Pero desde siempre me escondo.

No puedo dejar que alguien me conozca

si ni yo me conozco a mí misma.

Estoy en evolución,

nada malo.

Lo malo eres tú,

constante destrucción y retroceso,

eres lo peor a lo que alguien se puede aferrar.

Pero imposible no aferrarse

cuando eres hielo

y ya se sabe que pasa al besar al hielo.

Y te besé.

Y me besaste.

Y casi derrito tu escudo.

Y sufrí la más dura glaciación.

Me congelé.

Me extinguí.

El caracol murió.

Di hola a la tortuga.

 

 

Probabilidad de pérdida

 

Me perdí a mí misma.
Me perdí,
pero me perdí en ella.
¿Cómo evitarlo?
Si cuando me sonreía,
padecía de infartos.
Quizás no era la correcta,
pero sólo me gusta su piel.
Y me pregunto si fueron mis decisiones,
ahora estoy dentro de una jaula de leones.
Mi Reino te lo dejo a ti.

 

 

El abismo de una sonrisa

 

Me hablan de caídas,
como si se pudiera caer cuando ni te levantaste.
Me hablan de caídas
porque no conocen las mías.
Ellos de caídas,
yo de tu sonrisa.
A fin de cuentas son caídas.
Una al abismo,
otra de la comisura de tus labios.
Su sonrisa es la caída.
Sus labios el abismo.
No puedo hacer nada por ti.
No puedo evitar la caída,
si deseas y buscas el abismo.

 

 

El libro

 

Los mejores libros no son aquellos que cuentan las mejores historias.

Son los que esconden las más cotidianas verdades.

Hay libros que hablan de ti,

casi ninguno que lo haga de mí.

Los hay que hablan en nombre del amor,

pero no que hablen en nombre de la confusión.

Tu confusión no es igual a la del resto,

realmente no te entienden.

Estás sola.

Me encantaría decirte que todo saldrá bien,

pero odio mentir.

Lo bueno de estar sola,

es que yo soy nadie, eso me permite estar.

Ni el libro de mi vida habla de mí,

habla de la chica que está sola.

 

 

Trinidad amorosa

 

Darlo todo por alguien, saber que no es el momento adecuado, pero intentarlo.

Eso también es amor, porque nadie te puede decir cuándo y a quién amar.

El amor se presenta en tres formas:

Tú.

Yo.

Nuestra cama.