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[intense_animated type=»bounceInDown» trigger=»scroll» scroll_percent=»10″ delay=»0″] EXTRACTO DE EN NOCHE DE LUCEROS

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Continuas formas abstractas desdibujando
lo ambiguo de lo visible en una sintonización
de ambientadas estancias arenosas,
de alejados tiempos inmemoriales
entre profundidades nocturnas
definiéndose en sí mismas,
retratando lo inocuo desde sutiles líneas esféricas
en lienzos coloreados artesanalmente,
aquellas coloraciones de alejados viajes misteriosos
en un continuo desasosiego, viajaban ligeras
aquellas coloraciones de alejados viajes
continuando el mismo vuelo en una fantasía
de dulces realidades invisibles.
Dejándose llevar en lo infinito
en trazos desiguales de sonoridades acuáticas
desde mis mismos tejados, alejándonos
en una tecnificación sensorial de desaparecidos recuerdos
entre espesuras de continuada profundidad
llevaban allí quizás años, quizás meses,
quizás momentos de incalculables trasparencias,
en una alejada flotabilidad de espacios intersiderales,
en continuado devenir de trayectos continentales
como si fueran bajos luceros
de alejadas mesetas desconocidas
definiendo una frialdad de nocturnas pasiones pasajeras,
como si fueran desconocidas techumbres
asolando una acelerada constancia de pareceres
en una inigualable ruta atlántica,
brillando el mar a lo lejos
en ásperas brisas marinas
de rasos interludios cinematográficos
defiriendo una realidad de extensos sabores
en un desordenado baúl abandonado.
Quizás hubiera millones de besos
en perfilados labios femeninos
esperando el amor de entresueños,
quizás esmeraldas verdosas
sumergidas en aguas arenosas
esperando otro navío sumergido.
Quizás tierras de raso lucero
en alejados mapas de cuarzo traslúcido
en una movilidad da altas figuras bamboleantes
contorneando abrillantados horizontes anaranjados,
aquellas formas a lo lejos
dando una complejidad de matices
en una realidad de innatos coloridos,
figurando entre tersas pieles sudorosas
de alejadas estancias olvidadas.
Aparecían entonces los luceros del alba
en aquellas eras desniveladas
de alejados parajes castellanos
en un frescor vespertino de dulces sabores femeninos,
encumbrando una cotidianidad de alejados mirares
en todo un aposento de caballerías,
dulcificando lo enardecido a capa y espada
en elaborados movimientos de desestabilización.
Entre torneo y torneo aparecían las damas de la noche
en exiguos bailes medievales
de entornadas alcazabas
posponiendo lo retratado entre tratado y tratado
en alejados paisajes desconocidos.
Era sin lugar a dudas
las piezas del fragor infinito
en un recóndito espacio de sombras y claros
divinizando el mismo cosmos
en asoladas figuraciones memorísticas,
en una despótica semblanza de ayeres retraídos
se encontraban mitigadas deudas de consolación
en un desconocimiento de plenos quehaceres.
Había esplendorosos rellanos de pleitesía
en un descomunal festival de entreactos
retratándose en sí mismos aquellos lugares
como si fueran martes, como si fueran ciencias,
como si fueran artes, como si fueran dotes adivinatorias
de alejados territorios místicos,
había una nocturnidad de entrecruzados escudos
paseando entre almenas de continuos relieves entorchados
defiriendo lo tecnológicamente perfecto
en inigualables formas de concreción.
Sin lugar a dudas pasaba el tiempo
en recónditas añoranzas de lustros intemporales
en aposentadas estancias invernales
de alejadas terrazas sumergidas.
Debía de haber quintaesencias perfumadas
diseminadas en cautelosas lozanías
de iluminadas salas de baile
atrayendo innumerables piezas de ajedrez
en un sortilegio de difíciles preámbulos establecidos.
Quizás hubiera en aquel lugar
músicas de festivas danzas aprendidas
en una superficialidad de continuos cambios
improvisados entre texturas sedosas de acicale
persuadiendo antorchares de grandes alcurnias,
ayer nos encontramos en pos de la sabiduría
en frondosos bosques alejados en grandiosos festivales
en un perpetuo desconocimiento de saberes
a través de sonrojadas lindes curtidas en fríos cierzos,
de intempestivas solanas, vimos el mundo
en variopintas coloraciones perfumadas
de continua fugacidad en lucidos aconteceres aldeanos,
cautivos nos encontramos de encontrarnos
en estas lindes desconocidas en el ayer del mediodía
dando por supuesto el acontecer de la mañana,
en lo alejado de los caminos
había semblantes de dotes adivinatorias
apesadumbrando lo conocido,
quizás eran las ciencias
en continuada sinrazón,
en un aluvión de tempestades
de incalculables alturas,
después aparecieron los claros
entre las nubes de fucsias coloridos
atrayendo las miradas hacia algún castillo
de recónditos vuelos matinales,
dejándose caer en una verticalidad
de aceleradas formas astrales,
originando lo incalculable
en miradas recónditas de atracción
a través de extensos paisajes
derruidos en la ficción,
eran los atardeceres de la ilusión
paseando entre floreares ininterrumpidos
en continuado tesón.
Aparecían y desaparecían entre el llano
dando lugar a un sinfín de encuentros pintorescos,
definiendo lo lúgubre como quintaesencia
de lo ambiguo, en un devenir de metódicas realizaciones…

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