Poemas

Compañera

Alfileres se me clavan como puños
los pasos, al andar me duelen
mis tristezas se lavan en la pila
donde sequé cortinas y manteles.
Alambres se me atraviesan en las venas
alaridos remueven mis entrañas…
¿Aparece la brisa mañanera,
o la llegada de tu aliento compañera?
Tú, que supiste bailarle al viento
tú, que me dijiste que de tu sangre no bebiera
tú, la que supiste enmudecer al silencio…

Así es tu vida, querida compañera.

Poetas

Hay días que es mejor ver
los tristes llantos de los que piensan
de lo que un día pudieron llegar a ser
y pregonando, se embarrizaron en su mierda.

Amores de papel, postales sin fecha
mujeres en inmundicia, esperando una receta…
Amores prohibidos, luchas sin tregua
silencios rotos, vivencias de puño y letra.

¿Qué diréis ahora terribles poetas?
¿Qué pensáis del camino que tallará vuestra pena?
A quien encomendaréis los amores de los que sacáis cabeza
qué responderéis a esas flores o mares que desesperan.
Libertad

Silencios rotos me queman al amanecer
y me decido a emerger del zaguán y contemplar:
amores a cuentagotas y desamores vivos
adoquines donde se reflejan gargantas en celo
y donde trepan palomas en la cuesta de enero…

Me gustaría conocer razones de piedra
y no fundirme en un fango de yedra
me gustaría tirarme libremente al mar
y no seguir revolcado en este barrizal
en el que los corazones parecen descosidos
por el grito atronador de mis ronquidos.

Acaso, no podría cerrar los ojos
y sembrar ínfimos jazmines de esperanza
donde pintar cárceles sin barrotes
ni buscar al sol a medianoche
donde no se envuelva el humo
el enlace de los sueños desnudos…

Cuidado, llego de nuevo al zaguán,
y a lo lejos vi la libertad.

Cincel

Cada cual que siga su camino
que el mío estará empedrado
no de rosas ni claveles
sino de campanas y cinceles.

Arte desteñido

La rabia del atronador silencio
apaleado por cortinas inmaculadas,
que de impotencia, que ante un espejo
me ven llorar, como niño sin nana.

La Pintura que dibujaste con esmero
sin sortijas, los retales de un mañana,
la absorbí, como un perro en celo
que encontré en tu beso que asqueaba.

El verso que escribo en este momento
me corta las venas, me oscurece el alma,
se agita en la mierda de días polvorientos
como mi corazón, que muere en tu mirada.