Entrevista realizada para la revista poesía eres tú tras la publicación de su libro «Versos, amor, reversos»

 

Fernando de la Rosa: “Naturalmente, sí que creo que la métrica y el ritmo son importantes en la Lírica, como soporte y refuerzo del mensaje”.

 

 

P.-“Anversos y reversos”, es el título que has escogido para tu libro, un libro que parece estar compuesto por dos poemarios “El demonio blanco” y “Canciones para una mujer perenne”. ¿Por qué escogiste el título de anversos y reversos? ¿Qué tienen de diferentes o de particular las dos secciones de tu libro?

 

R.- En primer lugar, debo aclarar que el título completo de mi poemario es «Anversos, amor, reversos». Y así, como respuesta a su pregunta, afirmo que se trata de un consciente juego de palabras entre «versos», es decir, Poesía, y las dos caras del Amor: un reverso, su cara más oscura y desolada, y un anverso, su lado más diáfano y esperanzador. Con el primero trato de describir que un amor no correspondido puede destrozarte y hundirte hasta lo más profundo, y con el segundo aseverar que la ilusión por un nuevo amor puede resucitarte y fortalecerte desde tus propias cenizas.

 

 

P.- El amor es un tema fundamental de la poesía y uno de los más difíciles de tratar, muchos autores coinciden en que el amor en la poesía suele aparecer de manera directa cuando el poeta sufre la ausencia de este. ¿Qué tratamiento lo has dado al tema del amor en tu poemario?

 

R.- Estamos de acuerdo en que el desamor, o el amor perdido, son literariamente más fértiles y prolíficos que la felicidad y el acomodamiento de una relación fructuosa y estable. Pero me he empeñado en demostrar que la búsqueda, ya que no el encuentro, de un alma compatible y placentera también debe ser digna de describir y ensalzar desde un punto de vista lírico: se canta lo que se pierde porque se ha tenido, pero también debe cantarse lo que se busca porque no se ha encontrado.

 

 

P.-El siglo XX ha producido muchos cambios en todas las artes incluido el género de la poesía. Sin embargo muchos artistas, abogan por volver a las formas clásicas. En tu libro encontramos algunos poemas que respetan las formas métricas tradicionales. ¿Crees que es importante el uso de la métrica en la poesía?

 

R.- Éste es un tema muy, muy interesante. En primer lugar, escribo con formas clásicas por puro gusto y estética personales, pero sobre todo porque estoy convencido de que un ritmo continuo, enmarcado en una métrica regular, aporta una cierta musicalidad que ayuda muchísimo a la comunicación, y a la comunión, de un poeta con sus lectores. Lamentablemente, todo esto se está desdeñando. Y permítame que me explaye en la respuesta: Como dijo Gaudí, no hay mayor originalidad que volver al origen.

Sin embrago, observo con suma preocupación que, desde hace décadas, el adjetivo «clásico» está recibiendo continuas descalificaciones hasta hacerlo sinónimo de «conservador» e incluso «retrógrado», no sólo en Poesía sino en la práctica totalidad de las artes, a causa de presuntos gurús que glorifican estructuras pretendidamente innovadoras, rompedoras y transgresoras, que no hacen más que envolver mensajes absolutamente superficiales, banales e inocuos, cuando no prosaicos y pedantes. ¡Pero lo que importa no es la forma, sino el contenido!… Naturalmente, sí que creo que la métrica y el ritmo son importantes en la Lírica, como soporte y refuerzo del mensaje.

 

 

P.Empiezas a escribir poesía a los cuarenta años de edad. ¿Qué es lo que te impulsa a escribir poesía? ¿Es la poesía una forma de expresión o una actividad artística que nos ayuda a ver el mundo de otra forma?

 

R.- Para ser sincero, admito que aquel fracaso sentimental supuso un varapalo tan severo para mí, para mi vida y para mi esencia, que tal vez revolucionó mi expresión artística. Podía haberme inspirado un guión cinematográfico (un medio que conozco muy bien), o alguna especie de relato en prosa… Pero mi corazón, por algún extraño sortilegio, me exigía versos. Y en esto no miento. Quizás porque la Poesía es directa, sincera, íntima e intransferible, quizás porque con muy pocas palabras se puede describir la más compleja historia y la más inenarrable experiencia. Y lo que surgió como simple terapia, como puro desahogo, como auténtica catarsis, se ha convertido en una sagrada e irreemplazable manera de captar, pensar y plasmar las emociones de mi profundo ego y las conmociones de mi extenso mundo.

 

 

P.-¿Cuáles son los autores que más te han influido y de qué forma lo han hecho en tu poesía?

 

R.- Siempre he mantenido que con Antonio Machado aprendí a leer poesía y con Miguel Hernández aprendí a escribirla. Ellos son mis pilares, mis maestros. Uno por su hondura y lucidez, otro por su luminosidad y fuerza. Y también está Quevedo, con su pesimista pragmatismo y su franca malevolencia que esconden verdades como puños. Además, los tres, cada cual a su manera y con sus circunstancias, supieron defender la integridad de su obra, pese a graves y fatales consecuencias, frente a la maldad e ingratitud de su tiempo y de su mundo; por lo tanto, también los considero genuinos representantes de la dignidad y la inmortalidad de la Poesía.

 

 

P.-¿Actualmente sigues escribiendo? ¿Veremos un segundo trabajo después de “Anversos amor y reversos?

 

  1. Sí, continúo escribiendo, y espero que por mucho tiempo. Y la Editorial sabe perfectamente y mejor que nadie que tengo material con la cantidad y calidad suficientes para nuevos proyectos y nuevos libros. Sólo espero que su atención y su apoyo estén a la par que mi ilusión y mi esmero. Con perdón y con todos mis respetos.