Cuando yo ya me haya ido,
cuando ya no esté en la Tierra,
cuando mi espíritu vague
errante entre la niebla;
no quiero que nadie llore
falsas lágrimas de pena
ni quiero que las beatas
murmuren…¡qué buena era!
no quiero misas ni rezos
que contengan palabras huecas,
ni fotos, ni flores…nada…
nada que adorne la fría piedra.
No quiero que vistan negros lutos,
ya los tuve de pequeña…
y de nada me sirvieron;
cuando partes…no regresas.
Quiero que se me recuerde
pluma en mano…ante un albo papel
escribiendo algún poema,
con la mirada perdida
en una tarde serena.
Quiero que se me recuerde
como una mujer que amó
con pasión…con total entrega,
y nunca causó daño alguno
aunque nadie la creyera.
Quiero que se me recuerde
volando libre…como un ave,
sin ataduras ni rejas;
un alma que buscó incansable
el amor a manos llenas.
Quiero que mi legado sea
una vida de experiencias,
donde tuvo su cuna el dolor
mas también el placer y la belleza.
Cuando los años transcurran,
cuando ya nadie se acuerde
de aquella infeliz mujer
que esperaba temerosa
una eterna primavera…
alguien en algún lugar
encontrará una nimia libreta
y en ella recorrerá
verso a verso…su vida entera.
Quiero al fin que mis cenizas
duerman en aquella tierra
donde una vez fui feliz
…donde vivió mi poeta.
Que el viento haga con ellas
remolinos de quimeras;
corre viento, no te detengas,
concédeme la paz eterna.
Y quien quiera que me busque
en tu orilla Duero…en tu ribera,
en tu dorado paisaje,
en los álamos…en las estrellas.